Se está percibiendo un pulso de rabia profunda, acumulada muchas veces durante toda una vida de abusos y menosprecios. Conozco esa rabia intimamente y sin embargo me cuesta empatizar con sus manifestaciones en el universo de los acontecimientos sociales fabricados a partir de la accion de los medios de comunicación.
Dicha rabia genera poderosos impulsos colectivos que se hacen sentir a través de ,manifestaciones sociales de todo tipo, como el agua que se acumula en torno a una represa y exige taxativamente traspasar las barreras de forma controlada para beneficio de la comunidad o amenaza con desbordarse y derribar las murallas que contienen el agua. El hexagrama 45 representa esta acumulación y nos sugiere el trabajo colectivo en su canalización, el abrir las compuertas para permitir la salida del excedente de agua para así mantener el nivel de agua necesario para nutrir a todo el valle durante unos cuantos años hasta el próximo desborde. En el libro de los cambios este desborde está representado con el hexagrama 43 donde el lago sobrepasa las compuertas y nada logra detener la inundación.
El 45 entoinces representa la idea de canalizar, de mantener aceitadas las válvulas que permitan aprovechar este excedente de agua para conseguir ciertos cambios sociales. Después de décadas del reinado indiscutibñe del individualismo, las manifestaciones colectivas están logrando revivir en ciertos grupos que representan con mayor o menor exactitud antiquísimos rituales, algunos de los cuales logran colarse dentro del circuito mediático controlado a través de los medios de comunicación.
Aparecen así las denuncias públicas a los agresores de mujeres, las detenciones ciudadanas y golpizas colectivas llamando la atención del estatus quo que intenta normalizar estas situaciones condenando públicamente los actos mientras en los tribunales el apatrato se encarga de rebajar las penas para bajarles el perfil. Sin embargo, el tema no dejó de generar una discusión que se va propagando de forma líquida e irregular en las distintas capas de la población y paulatinamente permite introducir en los hogares la discusión la idea que la violencia en contra de la mujer en contextos cotidianos está lejos de ser aceptable y no puede tomarse con la ligereza que se acostumbró durante décadas.
Surgen también las posturas radicales que no obstante tienen mucho en común con los postulados de una verdad única y destrucción absoluta del polo contrario propios de las ideologías patriarcales y muchas otras variantes que al multiplicarse permiten asimilar. Cada una de ellas tendrá algún valor y alguna contraindicación, sin embargo todas ellas son mecanismos que permiten la canalización del mensaje y logran introducirse al rango de lo aceptable.
Sin embargo, lo que está ocurriendo es que existe una resistencia que está retardando ese proceso y esa resistencia consiste precisamente en la radicalización de posturas, una vieja costumbre patriarcal. Las tribus entonces se convierten en islas cerradas que retardan y excluyen a ciertos sectores de la sociedad a través de prácticas como la xenofobia y el sectarismo que impiden una unión efectiva a través de la aceptación y coexistencia de un núcleo de posturas convergentes que permutan una cierta convergencia. Aceptar que la radicalización y demonización de quien piensa diferente generan fanatismos ciegos y desesperados que poco aportan a la reconstitución de la tribu que aparece en la tercera línea del hexagrama 31, su proyección directa, y sin embargo inevitablemente se manifiestan como parte del tejido que son.