domingo, 30 de septiembre de 2018

Los absolutos en el i ching ¿Son tan absolutos?

En mis interpretaciones del i ching suelo enfatizar el carácter mixto de cada uno de sus signos. De los ocho trigramas, seis de ellos presentan cualidades yang y yin, y de los 64 hexagramas, 62 presentan algún tipo de mezcolanza. Por eso es que resulta complejo decir a ciencia cierta qué tan favorable o desfavorable es un dictamen. Es cierto que los textos nos entregan alguna pista, pero la naturaleza de nuestra pregunta nos obligará a mutar la interpretación. En ello consiste la riqueza del i ching.

¿Qué ocurre cuando nuestra respuesta está cruzada de absolutos? ¿cuando ch'ien, el cielo y k'un, la tierra se nos aparecen en todo su esplendor?

Cielo y tierra en toda su inmensidad


Cielo es una energía transformadora, activadora y movilizadora, la cual sin embargo al cambiar una o más líneas se detiene en diversos puntos determinando un conjunto de hexagramas derivados. Desde este punto de vista podemos decir, por ejemplo, que al mutar la primera línea nos encontramos con la doncella poderosa del 44 que desde abajo despliega su poder oscuro. Al mutar la segunda esta doncella cimenta pactos secretos y misterios que enturbian la comunidad del 13. Al mutar la tercera esta doncella empoderada se vuelve un tigre salvaje que muerde fuerte en el 10. En la cuarta se vuelve sabia y dosifica su energía en el 9, en la quinta resplandece en el 14 y en las alturas inaccesibles se esconde y provoca divergencias en el 43.

Tierra es una energía misteriosa, oculta, rica en recursos pero que prefiere no mostrarse directamente. Cuando cambian uno o mas líneas elige mostrar y activar dicho potencial. En la primera línea determina el tiempo del solsticio y activa el potencial de las semillas al germinar en el 24, en la segunda despliega sus recursos en dirección a un objetivo concreto en el 7. En la tercera simplemente actúa, hace lo que corresponde sin adornos en el 15, en la cuarta contagia su alegría y mueve las masas en el 16, en la quinta convoca y reúne sus fuerzas en el 8 y en las alturas sabe cumplir su misión hasta el final en el 23.

Como vemos, 1 y 2 también son espejos que mutuamente resuenan; es más, ambos hexagramas poseen una particularidad única: cuando todas sus líneas cambian y se reflejan hay un sólo texto para describir esta mutación, que es un reflejo de la mutación primordial de la cual todas las otras se originan. Nada de Dios y el Diablo, de bien ni mal, de favorable o desfavorable. Se trata de ambas cosas, cada una a su momento

viernes, 14 de septiembre de 2018

Para entender las líneas del I Ching: el hexagrama como un viaje

A partir de la polaridad fundamental del yin y el yang el i ching ofrece una amplia variedad de combinaciones posibles, las cuales a menudo confunden y enredan sobretodo a los usuarios occidentales a quienes nos resulta difícil evitar la necesidad de respuestas tajantes e irrevocables. Cada hexagrama es un complejo mundo que se complica aún más cuando una o más líneas cambian en su opuesto, generando nuevos hexagramas. Los comentarios del texto ayudan a aliviar algo esta tarea, pero ¿Qué ocurre cuando dos o más lineas cambian al mismo tiempo?  Y peor aún ¿Qué ocurre cuando los significados de las línea parecen diametralmente opuestos?

El internet nos permite acceder a una gran variedad de traducciones y conocer el estudio que realiza una gran cantidad de personas al respecto, en diversas épocas y a lo largo de distintos lugares, pero ante todo, la experiencia es fundamental. A lo largo de estas líneas ofreceré el método que a mí me ha resultado más abordable.
Somos aves de paso en este mapa conformado de hexagramas, de yin y de yang.


 Las líneas de los hexagramas del i ching pueden entenderse como escenas, momentos dentro de cada situación a la cual entramos y salimos. Entramos a estas escenas a partir de la primera línea de abajo y salimos por la última de arriba. Si leemos los textos nos encontraremos con una propuesta de orden jerárquico donde a medida que ascendemos cada línea representa a alguien de mayor rango. Personalmente, me gusta pensar en que es la experiencia de vivir el contexto de cada hexagrama aquel rasgo que determina aquella verticalidad.

Entramos a la situación como neófitos, sin saber muy bien de que se trata el asunto en la primera. Si la línea es yin, podría decirse que entramos con prudencia, o que de pronto nos hemos encontrado en aquella situación sin que nuestra voluntad tenga que ver; si es yang quizás entramos impetuosos, a toda carrera, deseoso de conocer este nuevo escenario que se nos presenta, o quizás  arrancando de una situación ingresamos a toda carrera en lo desconocido.

En la segunda línea ya logramos identificar algunos aspectos generales de aquello que se despliega ante nosotros, nos hacemos una idea general acerca del ambiente, la geografía, el tipo de personas que encontramos allí. Si se trata de una línea yin puede que elijamos un rincón determinado donde nos sentimos cómodos y seguros, porque nos agradó o porque allí nos sentimos protegidos. Si la línea es yang nos sentiremos inclinados a influir en el tejido de la situación, o impacientes, seguiremos nuestro camino de descubrimiento guiados por nuestro olfato, o nuestra ansiedad.

En la tercera línea ya logramos un conocimiento cabal acerca de donde estamos, hemos pasado ya algún tiempo en el lugar y podemos observar situaciones y detalles que a primera vista resultaban indistinguibles. Identificamos ritmos, frecuencias, relaciones que acaso nos permitirían sacar ventaja o al menos afrontar de manera más preparada las sorpresas del lugar, o bien creemos hacerlo y creemos que aquella información es suficiente como para ejercer nuestra voluntad. Podemos ver, o no, que existen muchas otras posibilidades y confiados en nuestra suerte, arremetemos en pos de desarrollar nuestra experticia.

En la cuarta línea ya nos sentimos familiarizados con el lugar, empezamos a ejercer nuestra influencia a un grado mayor. Entendiendo los ritmos del lugar intentamos ejercer nuestras habilidades transformadoras o  nos sometemos a los ciclos imperantes con la perspectiva suficiente como para saber cómo y cuándo introducir nuestra voluntad. Podemos vivir cómodamente en este recodo, o podemos aspirar a la maestría en nuestro oficio, consagrarnos y adoptar el espíritu de la situación.

La quinta línea, comúnmente llamada del "regente" nos ofrece perspectiva, comprensión de los procesos. Para llegar a ella nos hemos adentrado en los diversos aspectos del lugar y hemos logrado desarrollar nuestras propias interpretaciones, o sabemos qué esperar acerca de los diversos participantes. Nuestra voluntad aquí se vuelve laxa o tiránica.

En la sexta línea nos despedimos del lugar yendo un paso más allá y podemos mirar hacia atrás y entender muchas más cosas, porque ya nonos sentimos atados a las responsabilidades y reglas que hemos aprendido a lo largo de nuestro recorrido. En este lugar podemos ser presa de la soberbia o bien adquirimos la sabiduría de quien ha experimentado toda una vida en dicho lugar, y nos preparamos para emigrar a un nuevo espacio.

Lo anterior, por cierto, corresponde sólo a un esbozo esquemático y muy general, sujeto a las características de cada hexagrama en particular. Hay algunos que se viven muy rápido, otros que se recorren de manera más pausada. Hay algunos que puede que nos lleve toda una vida recorrer y otros por los que  pasaremos presurosos, sin mucha conciencia. Los hay más fáciles, más plácidos, más difíciles. Aspiramos a llegar a ciertos parajes toda una vida y otros los evitamos como la peste. Las posibilidades son infinitas.

Cuando salen dos o más líneas marcadas saltamos de un momento a otro en rápida sucesión, cuando las seis líneas cambian al unísono comprendemos que cada lugar lleva en sí el reflejo de otro, opuesto y complementario a niveles inusitados. El I ching es uno de tantos mapas para describir parajes arquetípicos de nuestra existencia, a los cuales volvemos una y otra vez desde diversos puntos de vista, como comprobamos aquellos que lo utilizamos como guía