Este año, como ya lo empezamos a vivenciar, el protagonista es el fuego.
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El fuego será protagonista. |
En la nomenclatura del I Ching el fuego es la hija del medio, representa el sol. Una linea yin en medio de dos yang, que metafóricamente se lee como la luz que entra por los ojos e ilumina desde dentro. La claridad de la verdad, que como ya sabemos los usuarios del viejo libro se concibe como interior y se irradia a través de nuestras acciones más que a través de nuestras palabras. Es interesante el hecho de que las energías de este año son las opuestas complementarias del ciclo que recién pasó: donde el año pasado hubo un incesante e impredecible devenir, durante éste aquella experiencia comienza a consolidarse, a tomar forma,y nos exige tomar definiciones concretas.
Por tanto el año que comienza es un excelente caldo de cultivo para que todo tipo de doctrinas, religiones y filosofías comiencen a tomar forma, mientras otras definitivamente cumplan su ciclo y entren a una fase de letargo. Ideas populistas, soluciones mágicas, ensayos y errores colectivos serán protagonistas. Duros enfrentamientos ideológicos, guerras encarnizadas, debates a todo nivel se irán sucediendo. El peligro consiste precisamente en caer en fanatismos y posiciones dogmáticas e inflexibles.
Nuevos descubrimientos en el área de la ciencia que prometerán revolucionar nuestra existencia coexistirán con verdades incómodas que irán saliendo a la luz. Los incendios empezaron en Australia y seguramente se propagarán en diversos puntos del globo. Especies se extinguirán, otras nuevas saldrán a la luz. Nuestra comprensión se irá ensanchando a partir de los difíciles aprendizajes del 2019 al mismo tiempo que aquellos más radicales endurecerán sus posturas y llamarán a cruzadas fanáticas en pos de sus creencias.
En sintonía con los análisis astrológicos las fuerzas de cambio durante este año determinan que toda esta energía intensa y volcánica (a propósito, ojo con los volcanes también) provoque transformaciones profundas en nuestras vidas. La sequía, que ya ha comenzado a transformarse en un problema serio, intensificará sus efectos que se harán palpables en varios puntos del planeta, creando una sensación de urgencia, que me atrevo a calificar de apocalíptica, y que sin duda marcará un punto de inflexión en la historia de la humanidad en un proceso que inicia este año.
Porque hubo dos lineas móviles en esta tirada: la primera, que nos impulsará a la actividad, a encontrarnos, a explorar nuevas realidades, a experimentar nuevas perspectivas. Y la tercera, que nos acuciará con un sentido de urgencia, de sentir que si no empezamos ahora sí a hacer algo, no sólo nuestra civilización, sino la humanidad en su conjunto, podría irse al carajo. Serán tiempos de terror y de hedonismo, de fatalidad y urgencia y de mucha, pero mucha intensidad, de sentir la muerte pisándonos los talones. Y como nuestra cultura occidental ha vivido muchas décadas de espaldas a la muerte, eso significa tiempos difíciles.
Sin embargo, queda una esperanza, simbolizada por el hexagrama destino, aquel que surge al modificarse estas líneas. El 35, el progreso, que promete también oportunidades de encuentros inesperados, de conectarnos con aquello más sagrado, más trascendente que nosotros mismos como humanidad. La naturaleza, quizás abrirse a nuevos estadios de conciencia colectiva, otros mundos, otras realidades que iluminarán este momento urgente al cual como humanidad hemos llegado. Como pueden leer, y seguramente han experimentado, se viene muy movido. Y me permito una licencia, para aquellos que vivimos en ese lugar que insistimos en llamar Chile: los ojos que se han sacrificado durante el estallido social no serán en vano.