El i ching también tiene sus momentos inequívocos y tajantes, aquellos son los que más suelen confundirnos. Uno de ellos es el 43, el desbordamiento, el abrirse paso, un momento lleno de energía creativa, de decisión y sin embargo hay algo en dichas situaciones que se nos resiste, que se nos escapa hancia las alturas subconscientes, misteriosas e insondables.
El 43 es una emoción que se nos desborda, se nos sale por los poros y resulta difícil de encauzar aún teniendo claro que así debe ser. La linea 4 es precisa en indicar este punto.
Sin embargo todas las líneas del hexagrama tienen su dificultad. Las palabras del juicio se explayan abundantemente: hay algo oscuro que es preciso enfrentar, algo que nos divide y confunde, amenazando con dispersar nuestras energías. Pero para poder enfrentarlo primero es preciso reconocerlo, mirarlo y aceptarlo tal como es.
No se trata de extirpar un cáncer, o una verruga, sino entender que ese cáncer se generó desde nosotros y puede volver a generarse. Reconocer nuestra vulnerabilidad, aceptarla y darle espacios para que se manifieste y no comprarse el cuento de creernos invulnerables. Antes del 11S ya andaban dando vueltas académicos proclamando "el fin de la historia" y ya vemos que ocurrió en el mundo.
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En el 43 todo parece estar patas para arriba, y no es cosa de simplemente llegar y sacar la silla. |
El sujeto de la línea 1 se impacienta, quiere combatir a toda costa ese elemento espúreo que le ha surgido, sin apenas entenderlo. La "mala fortuna" deriva del obstinarse, sin darse el tiempo de mirarse adentro, y cuando se mira es desde el 28, desde la urgencia apremiante del sentirse endeble, y ahi se ve obligado a bucear en si mismo, apoyar la carga en unos juncos.
En cambio, el de la línea 2 es capaz de apreciar a qué se enfrenta y logra frenarse, darse cuenta que el enfrentar a esa oscuridad lo obliga a transformarse, y que las transformaciones no se consiguen de un día para otro. En sí despiertan la claridad y la convicción, el viento y el fuego, y con esa visión el miedo se aparta y poco a poco logra deconstruirse en el 49.
El sujeto de la línea 3 en cambio está abrumado. No supo detenerse a tiempo, ya está enfrentando las consecuencias de un actuar irreflexivo y ya no puede echar pie atrás. Le toca soportar la incomprensión de ser juzgado en términos incómodos, se entrampa en su decisión, se consuela pensando que mañana vendrán tiempos mejores y deja de estar situado en su presente.
El de la 4 si se puede es aún más presa de la futilidad. Está muy cerca de esa oscuridad, la conoce íntimamente, pero no sabe cómo enfrentarla. Está paralizado, pero tan imbuído en la acción que no puede darse el lujo de detenerse y aquello lo abruma. Sabe que podria quedarse enredado y quisiera detenerse, pero en este caso el detenerse lo sitúa en un lugar peligroso, en la caverna, en la sangre. Ese reposo le está vedado, asi que no le queda otra que seguir. Si tan sólo pudiese dejar de darle vueltas al asunto...
La acción de la 5 es inequívoca en su dimensión: sabe que atajar la oscuridad no acabará con ella definitivamente, pero es capaz de transar con ella y mantenerla a raya, vigilante, en el 34. Se aparta del macho cabrío y por tanto no se enreda. Es precisa en su decisión y sin embargo no habla de buena fortuna, simplemente cumplió.
Finalmente, la sexta es soberbia. Su mala fortuna no radica en sí misma sino en la acción tajante y fanática de apartar lo dañino, de esconder la basura debajo de la alfombra, de hacerse el loco y subirse en la cima de la torre que se hace astillas en el 23. Uno se encierra en sus convicciones, en el trabajo realizado y alcanza la "seguridad" proyectada, alcanza sus objetivos y el completo dominio de la situación, con ello pierde la apreciación desapegada y se vuelve rigido en sus convicciones, lo cual puede funcionarle algún tiempo hasta que ese yin lo sorprenda seductoramente en el 44, se aferre a él como garrapata en el 33, lo haga perder contacto con el resto del mundo en el 12, le cuente historias de aquello que no puede alcanzar por sí mismo en el 20 hasta que es invadido en el 23 y no le queda otra que volver a abrirse como una flor en el hexagrama 2.
jejjeejej, ok, me gusta. el 43. El dictamen: resueltamente ha de darse a conocer en la corte del rey. Es la quinta línea. Quién es el rey sino uno mismo, uno mismo es el rey. Entonces te diriges a tu corte, todo eso que te rodea. Acá mando yo y esto no va más o aquello se hace así o este es el cambio que quiero y veremos como lo logro (línea 2). No me des pié que me desboco. Es una proclama a los 4 puntos cardinales: soy el rey de mi vida, yo decido cómo la viviré. Y te topas con el 44 jajjaaj
ResponderEliminarA mi me parece que mucho del new age y todas sus tendencias tiene mucho de 43, el estar sintonizado y siempre equilibrado, comer todo sano, desterrar todos los "no" del vocabulario, conservarse radiante, perfecto, decretar para lograr, llamar a la abundancia y de pronto soy perfecto y quien no lo ve me envidia porque no puede alcanzar mi nivel, porque me lo he ganado a costa de esfuerzo y ahí llega la doncella poderosa reforzando y adulando al ya petulante yang que logró cumplir con sus altos estándares, para quien no es malo sentirse reconocido.
ResponderEliminarHola Jorge, el individuo que describes es el individuo de todos los tiempos, es el de ahora y el de siempre.
EliminarLo que expulsas por arriba vuelve por abajo. Arriba es la mente, control mental. La primera línea es inconsciente, oscura. Es mejor reconocer que a eso no lo puedes cambiar. La naturaleza humana es una sumatoria de todo lo que fuimos antes de ser humanos. Eso está oculto, pero existe. No por acumular virtudes desaparece.
ResponderEliminarHay muchas maneras de leer esta sucesión 43>44. Estas son algunas posibles. Hay infinidad, una para cada pregunta y cada persona.
Pero la idea general es esa, lo que expulsas con tu mente consciente -lo que quieres olvidar, lo que no aceptas, lo que te repele por tu cultura o tu ideología o tu religión o tu dogma o lo que sea que sea una construcción mental, vuelve por abajo.
El mundo es bipolar, no puedes elegir ser todo luz.
Bipolar y paradójico pese a todos nuestros intentos culturales de establecer verdades categóricas jeje.
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