sábado, 26 de agosto de 2017

El no saber y el hexagrama 3 "Las Dificultades del comienzo"



El hexagrama Nº 3 del Libro de las Mutaciones, al menos de acuerdo al orden tradicional que ha llegado a nuestras manos, se hace llamar Las Dificultades del comienzo. Los dos hermanos mayores: trueno abajo, impetuoso  y determinado a subir al cielo, y arriba agua, cayendo decididamente hacia la tierra. Dos movimientos poderosos enfrentándose cara a cara en el primer encuentro de las energías mezcladas de los trigramas, tal y como las percibimos en nuestra cotidianeidad.
Un tallo de hierba creciendo en medio de la lluvia, abriéndose paso en medio de la tierra, el trigrama nuclear inferior, que debe atravesar grandes alturas, como lo indica el trigrama nuclear superior montaña. El tercer hermano, silencioso y apacible, mediando entre estos dos hermanos de energías potentes que se encuentran por primera vez en el mundo.


La claridad suele estar detrás de la tormenta, si logramos resistirla.

Un llamado espiritual que atraviesa el abismo. Todos los asuntos parecen confusos, la información contradictoria y es difícil saber qué rumbo tomarán los asuntos. No sabemos, nos acercamos al i ching porque quisiéramos saber, despejar los enigmas como buenos buscadores de la verdad, entrenados en los caminos del dragón, y como de costumbre, su respuesta nos confunde: no hay claridad, es un momento oscuro, y los momentos oscuros suelen desconcertarnos.
No aceptamos no saber, desconocemos cualquier tabú y no entendemos la necesidad de tantas civilizaciones de esconder cosas, de oscurecer otras y negar la racionalidad por medio de actos que nos parecen bárbaros y sin sentido desde nuestra educación y valores.
Aquí el i ching parece decirnos “no es momento de saber, simplemente atraviesa la tormenta, ya irás enterándote en el camino”. En el blog del abate soderini Marta Ortiz establece la analogía con la intuición, ese rayo fulminante que atraviesa la conciencia y nos insta a actuar, a oscuras.
La promesa es el éxito supremo, según la traducción de Wilhelm. “Cosechante prueba” aparece en Ritsema, similar a los hexagramas precedentes, ni más ni menos que el Cielo y la Tierra. La condición es no emprender nada, sino designar ayudantes. En síntesis no correr sin más en pos de lo deseado, porque su naturaleza aún no está clara. Nos toca aprender, nos toca buscar ayuda y estar preparados, porque no sabemos, Acá el peligro pareciese estar en saber, porque estamos siendo guiados, arrastrados por una voluntad superior y si nuestra voluntad interfiere es posible que se produzcan distorsiones. Le hacemos el quite a las dificultades y tendemos hacia una vida sin sobresaltos, a una zona de confort que una vez conseguida inexplicablemente termina por inquietarnos.
Al principio nos llega la cosa sin forma, sin dirección y sin indicaciones. La primera línea yang, impetuosa, precipitada. “Columna de piedra” traduce Ritsema. Wilhelm habla de refrenación y ambos rescatan la idea de buscar ayuda para sortear las dificultades que están recién asomándose. Su mutación nos lleva al hexagrama 8, la solidaridad con los hombres. El sujeto de esta línea es inexperto, está solo y necesita ayuda, necesita un centro de gravedad que lo inspire. Es alguien que siente el llamado de lo colectivo.
El trabajo es largo. Diez años, informa el texto, pero es una metáfora que indica un ciclo de dificultades. El caballo y el coche que se separan expresan desavenencias de opinión, tendencias contrarias y divergentes que deben pasar un tiempo de antagonismo hasta que logren encontrarse. Al mutar esta línea y sólo esta línea llegamos al hexagrama 60, La Limitación, que nos lleva al gran dilema de cómo establecer límites conscientes a la propia naturaleza. Aceptar la disparidad y el conflicto sin hacer nada para zanjarlo, dejar que las cosas pasen y luego aprovechar la oportunidad de resolverlo.
En cambio la tercera pierde su rumbo. Busca donde no hay, se afana inútilmente al no aceptar la dificultad. Avanza sola y así se pierde, y no encuentra lo que busca. “No hay cautela” y se enreda. Aparece entonces el hexagrama 63 “Después de la consumación” donde se afana en mantener el orden, en castigar al país del demonio durante 3 años empantanado a su suerte, abriéndose paso dificultosamente pese a obtener la claridad que buscaba. Ciertamente a partir de su falta de precaución se terminó enredando en un asunto complicado y difícil de resolver.
Las líneas superiores ya están de lleno en las dificultades. No obstante la cuarta es un respiro en medio de la tormenta, es la ayuda prometida en la primera línea. A diferencia de lo indicado por la segunda, acá la ayuda que nos refrena nos fortalece y nos templa, no es difícil reconocerla y no nos cuesta dejarnos conducir a menos que el orgullo de pensar que nosotros mismos fuimos quienes condujimos la situación y así tratar de tomar ventaja de ésta.
La quinta es una de las más crípticas: “Dificultades al dar la bendición” advierte el texto. Acá, a diferencia de las anteriores, se trata de una línea fuerte, el centro de la tempestad, el ojo del peligro. Se trata de permanecer sumamente cauteloso ante la información que recibimos del medio, tratando de abrirse paso silenciosamente, sin hacerse notar, con pequeña perseverancia. De lo contrario podría haber una desgracia, un revés, un sinsabor. Más nos conviene regresar a la luz, a la aceptación del misterio que nutre lo creativo en su ascenso.
Finalmente la sexta avanza más allá de la dificultad y en ello se agota inútilmente. Lágrimas de sangre se derraman. Las lágrimas ayudan a liberar el orgullo y el egoísmo del que fuimos presos. Esta línea es una indicación clarísima: no era por ahí por donde empujamos, y nos duele el resultado. El aferrarnos a nuestro ego sólo terminará enredando más las cosas, como nos advierte su reflejo al mutar en el hexagrama 42 “El Aumento”. No debemos quedarnos ahí, si podemos aprender de los errores y volver a intentarlo por otro lado.
Aceptar el no saber y confiar que la incertidumbre es parte de la experiencia de la vida nos otorgará ese éxito prometido a partir de la ayuda que se nos pondrá en el camino. Un camino muy distinto al del héroe impetuoso que no cuenta más que con su determinación, como en las películas de Hollywood. El Libro de los Cambios advierte repetidas veces contra la obstinación y suele recomendar dejarnos llevar y actuar sólo cuando la situación lo exige, por eso suele ser un tanto incómodo y confuso para nuestra cultura acostumbrada a prevalecer a toda costa, aún si necesita arrasar todo el planeta para ello.

miércoles, 2 de agosto de 2017

Las espinosas verdades y la Verdad Interior

Me gustaría partir este artículo aclarando que lo expuesto en su interior no es ni más ni menos que un punto de vista personal construido a partir de una interpretación de un hexagrama del libro de las Mutaciones chino junto con algunas lecturas dispersas. Esta formaa  de escribir no la inventé yo y entre sus ilustres cultores se encuentra el extinto y prolífico realizador chileno Raúl Ruiz quien construyó su obra a partir de lúcidas divagaciones, muchas veces sin una conexión lógica lo cual permite hacer brotar analogías como agua de manantial si eliges dejarte llevar por dicho flujo.

Y es que mi intención es referirme al concepto de "Verdad" el cual se encuentra experimentando una aguda crisis en esta época llena de conflictos multiplicados exponencialmente hasta el infinito.

La verdad de una obra de arte suele ser incomunicable en términos objetivos, pero ahí está disponible para quien sea capaz de percibirla.


Hace 5 mil años la cultura china desarrolló, a partir de minuciosas observaciones de los fenómenos naturales el I Ching o Libro de las Mutaciones donde, haciendo uso de la analogía, traslada los ciclos naturales reflejados en las estaciones del año a toda clase de niveles y situaciones. Este sistema, como ya saben muchos que siguen este blog, consta de 64 hexagramas que en términos sencillos muestran las relaciones entre dos fuerzas complementarias y sus implicancias.

Uno de estos hexagramas es el 61, Dshung Fu o, como comúnmente se ha traducido, como la verdad INTERIOR. El ideograma muestra la garra de un pájaro incubando un huevo. A lo largo de sus seis líneas las líneas fuertes al exterior y al interior dejan un hueco vacío en las dos líneas del medio. Sus dos trigramas constituyentes son el Lago y el Viento. Lo alegre abajo, que representa la energía apaciguadora del otoño cuando el año comienza su reposo y suele estar asociada al placer, a la seducción, al compartir y encontrarse. El viento arriba, por su parte, representa la brisa primaveral que esparce las semillas que se hundirán en el suelo y germinarán durante el próximo ciclo. También habla de un carácter suave, silencioso, sutil pero inquisidor, profundo en su mirada.

Los trigramas nucleares, a su vez, forman los trigramas trueno y montaña. Trueno, que representa la renovación de energías del año que comienza y muestra un carácter impetuoso y decidido, y Montaña que es el último remanso del año que se acaba, el lugar de santuario y paz donde todo movimiento se acalla.

Dejémonos llevar simplemente por la poesía de las imágenes. Aparece la idea de incubación, de protección, de un ambiente seguro y acogedor que permite que la vida se despierte y se desarrolle. Una verdad necesita INCUBARSE en un ambiente propicio, colectivo, donde los distintos miembros de la comunidad acuerden honrarla y transmitirle cierto peso. Siguiendo la sugestión tenemos que la verdad es un PRODUCTO cultural que logra extenderse y diseminarse en la medida que sea alimentada y esitimulada en un ambiente propicio, que puede ser un grupo determinado de personas, una tribu, una cultura, una civilización, una religión, una filosofía, un teorema científico, un dogma.

Es fácil comprender que no existe una sola cultura en la tierra. La diversidad, más allá de las distintas opiniones al respecto, es un hecho incuestionable con el cual debemos convivir y lo hacemos con mayores o menores niveles de apertura y aceptación.
 
La primera línea nos muestra el primer escalón de aquello que consideramos como verdad. Hay verdades que son convenientes a algún grupo y sus intereses particulares y pueden ser utilizadas para afirmar un poder. Por eso advierte "estar preparado trae buena fortuna, cuando hay segunda intención ES INQUIETANTE". El i ching no valora dicha posibilidad, como en otros hexagramas y líneas, simplemente la muestra. El ego y la verdad son una mezcla potencialmente peligrosa en términos de comunicación y por esto al mutar esta línea el agua se convierte en un torrente que finalmente nos lleva al mar, a la conciencia colectiva cuyo sendero está ilustrado en el hexagrama 59, la Dispersión.

La segunda línea es más amable en su seducción. Aparece descrito como el llamado que la grulla hace a sus polluelos, un llamado irresistible que sobrepasa las barreras de lo racional y obedece a afinidades inclasificables. Es el poder invisible e irracional de toda verdad al revelarse e impulsarnos a mejorar en el hexagrama 42, el Aumento. Es esa fuerza irresistible que nos impulsa a agruparnos de la cual la mente racional tanto desconfía por sus posibles nefastas consecuencias. Si ambas líneas cambian nos encpontramos con la sabiduría del hexagrama 20, la Contemplación, donde desde lo Alto (entendido como el lugar que nos otorga una perspectiva más amplia) el sabio se muestra como eje mplo y puede observar la vida del pueblo sin implicarse en sus recovecos.

Al medio, las dos lineas yin representan al hombre en su relación con las verdades, o cómo éstas lo afectan. Bien ocurre que nos refugiemos en ellas para evitar la angustia de la soledad conduciéndolo a una voluntaria dependencia a las circunstancias imperantes donde el centro de gravedad está puesto en aquello que esperan los demás, esas verdades colectivas que parecen existir per se, aquellas dentro de las cuales fuimos educados desde niños como precisamente la idea de las verdades incuestionables y las cruzadas en pos de la verdad. Es el incómodo callejón del hexagrama 9 "La Fuerza Amansadora de lo pequeño" donde permanecemos a merced de instrumentos como la opinión pública y no nos queda otra que someternos a sus dictados que parecen ser los del "sentido común" a riesgo de ser condenados al ostracismo de no ser tomados en cuenta por el colectivo.

Por cierto existe la opción de apartarse de aquellas convenciones, renunciar a la aprobación democrática y emprender el difícil y espinoso camino de la búsqueda de sentido representado en el hexagrama 10, Sentar el Pie. Se trata de una senda personal, introspectiva, que paradójicamente busca romper las cadenas del ego.

Cuando ambas líneas cambian y el sujeto es capaz de comprender y adaptarse a las fluctuaciones públicas de la verdad para sobrevivir y al mismo tiempo mantiene la opción de iniciar una senda de descubrimiento interior, la energía creativa del yang puro se desploega en todo su esplendor y se adquiere la fuerza transformadora que, para bien o para mal, se convierte en el motor de nuestra sociedad orientada hacia el crecimiento ilimitado e indiscriminado. La senda del dragón.

Finalmente, las líneas superiores exponen las actitudes que surgen tras haber accedido o encontrado alguna de estas verdades. La quinta, la línea del soberano, expresa "Posee la verdad que entrelaza, sin mácula". La verdad no suele ser muy popular o necesitar de propaganda para vivirse porque suele tratarse de algo PERSONAL. La verdad se revela a través de las acciones que cada sujeto lleva a cabo de forma espontánea y son observables por el resto. Quien la posee no siente la necesidad de convencer a nadie, es más, a menudo resulta difícil siquiera acceder a ella sin antes estar dispuestos a sacrificar unas cuantas ideas y nociones preconcebidas, aquellos blancos y negros culturales que suelen encapsular nuestras percepciones del mundo y tanto cuesta sacárselos de encima. La verdad no promete recompensas, por el contrario, exige sinceridad y nos traslada al tiempo de la aminoración, tan incómodo de transitar, y tan valioso en cuanto al aprendizaje.

Por el contrario, cuando el énfasis está en el proselitismo de las verdades y soluciones mágicas, en la revelación de conspiraciones ocultas y la fuerza de las denuncias públicas esa estridencia del cacareo madrugador del visionario muchas veces causa el efecto contrario. Quien aspira a despertar al mundo con las verdades que predica a menudo causa sobre sí una tremenda frustraciòn y se atrae un destino funesto. En nuestra cultura son los héroes, incomprendidos en su consecuencia que terminan atrayendo sobre sí la tragedia de convertirse en mártires. ¿Por qué ocurre esto? Porque la verdad es interior, o hay nadie que pueda mostrárnosla, es algo que es preciso experimentar por nosotros mismos y nadie más. Los adelantados sólo pueden mostrarnos un camino, pero va en nosotros transitarlo y también podemos entenderlo al menos desde una dimensión más: podemos escuchar muchas verdades, incluso adoptarlas, pero no se extenderán hasta que las hagamos carne.