jueves, 28 de diciembre de 2017

Las predicciones este 2018 y cómo abordarlas

Como no podía ser de otra manera hago eco de la ininterrumpida tradición de tarotistas, tarólogos, adivinos e intérpretes que cada año que termina realizan sus interpretaciones para el que viene. No obstante lo hago haciendo notar varias salvedades:

El año gregoriano marca una vuelta completa al sol. Termina en invierno, que es el momento de reposo del año. De acuerdo a las mediciones astrológicas, el momento en que la tierra se encuentra más alejada del sol, o afelio, se produce a principios de julio, época que en el hemisferio norte corresponde al verano.

Como podremos fácilmente darnos cuenta, la contabilización de cuando compienza y termina un año suele ser arbitraria y variar de acuerdo a cada civilización, pero usualmente fin de año suele coincidir con el invierno, algo que no ocurre desde que adoptamos el calendario gregoriano diseñado en el hemisferio boreal.

Sin más preámbulos el hexagrama que aparece es el 44, La Complacencia, el ir al encuentro.



En el blog del Abate Soderini Marta Ortiz realiza una interpretación de este hexagrama que se aleja de la que aparece tradicionalmente en los libros del i ching, escrito y traducido por hombres hijos de una cultura patriarcal. Incluyo el enlace acá como marco conceptual para realizar mis proyecciones.

Desde hace cierto tiempo hasta ahora, lo femenino ha empezado a alzar su voz para denunciar las incomodidades sufridas durante siglos en el seno de una sociedad patriarcal, construida por y para los hombres donde lo femenino está relegado a lo íntimo, a la esfera privada del hogar al cual se consagra. Durante el siglo XX, no obstante, las mujeres empezaron a conquistar tímidos derechos como el sufragio, irrumpieron con fuerza, permitiéndose destacar en el mundo laboral y empoderándose de su propia sexualidad.



Durante lo que llevamos de siglo XXI esta tendencia se ha ido profundizando. Hoy las mujeres están alzando la voz para denunciar los micromachismos profundos, aquellos que son reproducidos tanto por hombres y mujeres en lo cotidiano a través de la publicidad y las historias que nos inundan, las baladas románticas, donde la mujer es representada como un objeto de deseo, idolizada a partir de su belleza y sofisticación, piropeada y acosada en las calles por hombres poderosos e inescrupulosos, menoscabada y anulada por la violencia intrafamiliar en muchos hogares.

Esto es peligroso para nuestra cultura. "La doncella es poderosa, no conviene desposarse con ella" dice la sentencia del hexagrama 44. La ola de demandas sociales que exigen cooperación, inclusión, horizontalidad, sensibilidad y decrecimiento económico (cualidades también asociadas con lo femenino)  que recorre al planeta está determinando régimenes patriarcales derechizados y capitalistas a lo largo del globo que con mayor o menor éxito buscarán atajar este encuentro, con la caballerosidad y deferencia de un galán que sólo busca mantener contenta a su mujer a través del placer: consintiéndola, haciéndola sentir como una reina mientras no se atreva a manifestar su opinión, sobre todo si lo contradice.

Acostumbradas a esta realidad que lleva siglos y generaciones operando, los movimientos ecologistas, indignados, separatistas, feministas y revolucionarios a lo largo del globo (que apelan a nuestras cualidades más femeninas aunque no sea necesariamente explícito) la tienen difícil. Si bien su conciencia los está llevando a imaginar otros mundos más allá del dominio absoluto capitalista, dentro de ellos se agitan poderosas contradicciones que derivan de la costumbre al haber sido criados dentro de este marco. Dentro del hexagrama se marca la línea 3:

En los muslos no hay piel
y resulta difícil el caminar.
Si se tiene siempre presente el peligro,
no se cometerá una falta grande.
“… continúa andando sin dejarse conducir”.

El peligro radica en el atarantamiento, en la radicalización de los movimientos que legítimamente aspiran a hacerse oídos en un contexto donde son resistidos y contenidos a través de leyes y discursos oficiales de buena crianza, donde las grandes iglesias y los gobiernos realizan llamados de unidad y tolerancia mientras aprueban leyes de intolerancia y segregación, y los poderes económicos se concentran en cada vez menos manos. Al cambiar este hexagrama llegamos al 6, al conflicto. Para los amantes del status quo y aquellas personas de tendencia conservadora se vienen tiempos difíciles donde sus ideas rígidas de sociedad se verán confrontadas con estas nuevas ideas que pueden seducirlos pero también los harán desconfiar; en tanto, para aquellos oprimidos que luchan por cambios radicales el peligro radica a perder la sutileza y caer en brusquedades y extremismos de toda clase. Inexorablemente ambos bandos polarizados se terminarán enfrentando, porque como bien dice el mismo i ching en el hexagrama 12 "cuando cielo y tierra se alejan se produce el estancamiento" y vivimos en una realidad claramente asimétrica cimentada durante generaciones. Los conflictos que recorren el planeta son la prueba más fehaciente de ello.





jueves, 7 de diciembre de 2017

El hexagrama 62 y la sensación de incomodidad



El hexagrama 62 puede sentirse como un estado muy incómodo del ser, aquél donde el sujeto sabe que no posee la fuerza suficiente para realizar sus objetivos, pero que es propicio no dejar de prepararse para así reunir fuerzas. La condición aquí es renunciar a la voluntad, o más bien ser estratégicos. Una cosa cada vez, engullir sólo lo que se puede morder sin dificultad, en un momento que al ego puede resultar algo conformista y mediocre.  
Estamos en el pasillo, recorriéndolo. Nada más existe que el pasillo

Se pide un realismo desapasionado, una atención escrupulosa a los detalles. No arrancarse al universo incierto de las proyecciones, permanecer ahí donde se está, en la incertidumbre, en la incerteza. La obstinación conduce a peligros, a incomodidades que a veces es necesario experimentar para incorporar definitivamente aquel registro a la memoria experiencial.
La primera línea débil es ligera, atarantada, apresurada en volar y por eso cae. Sin embargo, la caída lleva al sujeto al hexagrama 55, donde el aprendizaje es inmediato y vivencial.  
La segunda línea receptiva utiliza la energía precisa para agarrar un ritmo definido y constante, con mucha dulzura. Silenciosamente el sujeto desarrolla un sistema, una rutina alimentada y mantenida por la costumbre en el hexagrama 32.
La tercera línea fuerte disipa su fuerza y se sujeta a las circunstancias, se descuida y cae a merced de la dificultad. En los textos se habla de indolencia, de no tomar el peso correspondiente a la situación, que en el 16 se desata sin que podamos hacer mucho al respecto.
La cuarta línea fuerte se somete a las circunstancias con escrupulosidad y diligencia, sencillamente encuentra su camino si logra disciplinarse en lo pequeño. Al avanzar el sujeto lo hace con modestia, llegando al hexagrama 15
La quinta línea ligera logra abrir su percepción y dar con la clave a través de su receptividad que le permite resolver la situación a partir de factores inesperados que ingresan libremente anunciados por el hexagrama 31.
La sexta línea débil se excede en su volar y es atrapada irremediablemente por un tiempo, pierde su refugio y se ve obligada a andar a la deriva sin descanso. Un viaje particularmente espinudo de crecimiento espiritual a través de una serie de incomodidades que aparecen fruto de nuestra propia impaciencia, representado por el hexagrama 56. Esto es lo que sucede cuando forzamos las cosas en momentos en los que no tenemos la fuerza necesaria.
Nuevamente podemos comprobar cómo el i ching se resiste a someterse a las categorías binarias como “es un hexagrama positivo” o “es un hexagrama negativo”. Lo positivo y lo negativo derivan de las viejas fórmulas y se someten inexorablemente a nuestros puntos de vista. Cada línea es una predisposición, que está presente en nuestro caminar, y el i ching nos permite observarla, desnudarla, interiorizarla y decidir en consciencia ¿Seguimos la tendencia o nos detenemos y no provocamos ese cambio? ¿Es necesario que experimentemos esa situación o podemos evitarla? El sujeto de la línea 4 del hexagrama 43 “Abrirse paso” se hace consciente de su propio mecanismo de pensamiento y descubre que ni aún sabiendo que no es necesario va a dejar de enredarse y tiene que caer en el abismo para de una vez por todas comprenderlo.