miércoles, 13 de junio de 2018

El hexagrama 9, cuando el esfuerzo no es suficiente

Todo sistema social descansa sobre algún conjunto de supuestos. El nuestro concede un gran valor al esfuerzo personal como motor para la transformación y el desarrollo de nuestras vidas.

Podemos encontrar en el i ching gran parte de nuestras utopías sociales si sabemos cómo buscarlas, y de la misma manera podemos comprender cómo ellas corresponden a posibilidades relativas que poseen sus fortalezas y también sus debilidades.  En particular hoy hablaremos del hexagrama 9, la fuerza domesticadora de lo pequeño, o cuando el esfuerzo por sí sólo no es suficiente.

El i ching es un mapa de la realidad palpable: tiene sus días, sus noches, sus veranos y sus inviernos. Permanece siempre en flujo, aún cuando reina la quietud. En el hexagrama 9 vemos cómo nuestros impulsos creativos se encuentran frente a una barrera aparentemente infranqueable, representada por sun, el viento, aquello que invisiblemente nos define.

La noche oscura de no saber, en el sexto puesto, nos enseña a cinectarnos con el aquí y el ahora del hexagrama 10, el sentar el pie.


Trabajar con sun exige una clase de esfuerzo muy distinto a aquel que estamos acostumbrados a realizar, se trata de someter nuestra voluntad de conseguir resultados y adaptarnos a las circunstancias. Porque no podemos apropiarnos del viento, ni contenerlo, ni desafiarlo, ni vencerlo directamente, como bien saben los habitantes del caribe que periódicamente lidian con devastadores huracanes. No hay ingenio humano que hasta el momento logre evitar su avance inexorable, pese a las millonarias inversiones en ciencia y tecnología y sin embargo estamos rodeados de fábulas donde lo imposible se hace posible mediante la voluntad, donde cualquiera puede encontrar el éxito que todos perseguimos incansablemente. Los medios de comunicación están llenos de historias de aquellos afortunados que lograron vencer sus limitaciones, muchas veces por medio de enormes sacrificios personales y les convertimos en objeto de admiración, o envidia.

Y sin embargo nuestra sociedad está llena de limitaciones. La raza, la nacionalidad, el género sexual, la cultura, nuestro medio social, nuestros karmas y debilidades personales muchas veces constituyen algunas de estas barreras, infranqueables de manera individual salvo excepciones. El primer paso consiste en reconocerlas, investigarlas, entender por qué y cómo operan, qué tan necesarias son, y ello exige comprenderlas, someterse a ellas. voluntariamente. Esta es la gran tarea del hexagrama 9, una tarea ingrata y muchas veces incómoda que no estamos programados para cumplir. Queremos ser extraordinarios, especiales, y no nos damos cuenta que el serlo también es un estado de cambio, que lo extraordinario empieza precisamente desde lo ordinario, lo regular, lo tantas veces despreciado e invisible, lo cotidiano, donde nada ganamos ni perdemos, sino simplemente respiramos, nos llenamos los pulmones de aire, botamos el dióxido de carbono, realizamos nuestras rutinas acostumbradas, comemos, dormimos mientras somos bombardeados de acontecimientos y hazañas que nos distraen de algún modo haciendo que divaguemos, llevando nuestros pensamientos a otro lugar cualquiera menos en el cual estamos. No podemos huir del todo de este bombardeo, pero sí podemos observar las reacciones que provoca en nosotros, sean cuales fueren. Si invertimos la energía de la queja en aceptar el mensaje que nos trae, en vez de resistirnos, podremos recuperar nuestra capacidad transformadora de la situación adaptándonos a ella mientras reunimos las fuerzas que aún no tenemos hasta que lleguemos a aquella cuarta línea yin, y escuchemos su mensaje.

si eres veraz
desaparece la sangre y el miedo
no hay mácula

 Allí donde lo interior y lo exterior encuentran la armonía, se acepta el momento y estaremos listos para elegir si nos quedamos en el puesto y nos retiramos tranquilos o emprendemos un último vuelo hacia la cumbre.

Y si nos retiramos, llegará la posibilidad de trascender la situación yendo más allá de sus posibilidades de expansión, más allá de unirte con otros que estén de acuerdo en transformarla.y castrar sus colmillones de cerdo en el hexagrama 26, la fuerza amansadora de lo grande, la montaña sobre la cual se encuentran las respuestas, como tesoros enterrados bajo la montaña de la experiencia, que nos permiten identificar aquellos patrones que se repiten en nosotros y atajarlos como si se tratara de los cuernos limados de un buey o los de un colmillo castrado de cerdo, como nos sea más útil.

Finalmente llegamos a incorporar el material, a adquirir la posición de sabiduría en medio de la noche oscura, ad portas del hexagrama 5, donde podemos comprender que si te caes en el hoyo, puedes aprovechar la situación para dejar de depender de tu necesidad y adaptarte a los imprevistos y cambios de rumbo como una oportunidad para profundizar en las circunstancias que nos llevaron a perder el pie y caernos en primer lugar, y adoptar la actitud prudente de quien descansa en su hogar durante la noche, transformando el percance en una oportunidad preciosa para reponer las fuerza, y si no caemos, podemos alcanzar la agudeza mental necesaria para enfrentar el objetivo fundamental del hexagrama que le sigue en la secuencia, el número 10,  el sentar el pie sobre la cola del tigre que ya lográbamos atisbar a lo lejos desde aquella sexta línea precedente, experiencia que nos entrega la prudencia de cuidar nuestros pasos en medio de la oscuridad  de la noche del no saber,  para no caernos y poner sobre aviso al tigre que representa, entre otras cosas, la comprensión del sentido a partir de la experiencia inmersa y atenta del aquí y del ahora.


martes, 5 de junio de 2018

El hexagrama 48 y aquello que no cambia

El concepto de esencia se ha prestado para innumerables discusiones filosóficas a lo largo de la cultura occidental. "Quiénes somos" es una pregunta ineludible y cuya respuesta se ha abordado desde múltiples aristas y a la cual, como tantas otras interrogantes, nuestro viejo amigo i ching ha respondido. Por cierto, es necesario señalar que el oráculo siempre responde a cuestiones filosóficas desde el contexto y la realidad que el consultante se ubica, enfatizando ciertos aspectos útiles para el provecho particular. El i ching no adscribe a ninguna corriente en particular, y sin embargo entre sus símbolos podemos encontrar asombrosas correspondencias con aquellas formas que nuestra cultura ha "descubierto" en sus milenios de historia.

En medio de un foro/tocata organizado por un colectivo feminista en una plazuela urbana de un sector de clase media acomodada de Santiago de Chile se lanzó la pregunta "¿de dónde venimos?" Y el i ching respondió con el hexagrama 48, "El Pozo".

Los chinos desarrollaron pozos como éste, sin embargo su estructura metafórica es universal.


 El pozo es, ante todo, una invitación a mirarse hacia adentro. A dejar que las raíces se hundan en la tierra y extraigan de ella el líquido subterráneo, condición ineludible para conformar una ciudad. En estos tiempos de feroz individualismo se nos olvida que las ciudades nacen ante todo como construcciones colectivas que permiten satisfacer las necesidades básicas de alimentación, protección y abrigo. Son estructuras artificiales que delimitan un territorio y lo hacen familiar para un grupo de personas que se organizan para sacar agua de aquel único pozo, primigenio e inevitable, que no podemos transportar ni llevarnos consigo.

Sin importar nivel social, género, edad, credo o religión todos necesitamos agua de ese pozo que algunos podrán llamar "alma", "esencia", "Dios", "constitución", "ley", "dogma", "yo" entre muchas otras variables para monopolizarlo y hacer acto de apropiación. Es acaso la pieza constituituva de nuestra personalidad, aquellos aspectos que se mantienen constantes a lo largo de nuestra vida y nos hacen únicos e insustituibles, seamos quien seamos. Aquello que nos define y de cierta forma nos limita.

En algún momento de nuestras vidas todos sentimos ese llamado a descubrir qué somos, por más que nuestras culturas hayan desarrollado una amplia variedad de respuestas. La nación, el lugar de nacimiento, una ideología, una identidad sexual, un club deportivo, un sueño, un estilo musical, una clase social o aspiracional, una profesión, un oficio son algunos de los sucedáneos que nos hemos inventado, que nos agrupan en torno a algo más grande. El entramado que agrupa los diversos aspectos múltiples y cambiantes de nuestro yo, nuestras edades que en nosotros quedan, nuestros miedos y anhelos.

El libro de las mutaciones es elusivo en cuanto a enumerar, sólo nos dice que este pozo no se puede cambiar y que existen dos riesgos: quedarnos en la superficie cómoda o atarantarnos a profundizar y perder el esfuerzo por falta de rigor. Ante todo, implica penetrar, como nos muestra el trigrama inferior sun, y permanecer en el flujo, como nos muestra el superior kan el agua. Dentro de él podemos encontrar una confortable ilusión, como nos muestra el nuclear inferior lago, o un dogma iluminador, como lo hace el nuclear superior fuego. Todas las hermanas, las energías yin, las posibilidades activadas por el fluir del agua inquieta, que no se queda con lo que le dicen y lo arriesga todo porbir en pos de sus respuestas.

Nos dice que "de dónde venimos" puede aclararse en este momento de introspección, de mirarse hacia adentro más allá de lo que hemos aprendido y reproducimos en nuestro socializar. Un momento solemne, profundo, al cual llegamos después de experimentar la desazón en el 47 y nos lleva a intentar la muda en el 49.

No nos asegura, sin embargo, que esa agua esté limpia y fresca. En la línea 1 nadie bebe de esa agua turbia, condicionada por la educación que recibimos en el 5. No estamos preparados para la tarea aún. En la línea 2 desconfiamos, estamos demasiado ocupados sobreviviendo en el aquí y ahora y sin embargo nos invita a la calma.

Las lineas centrales de este hexagrama son particularmente angustiosas en su transcurrir. La tercera al beberla nos trae la amarga conciencia de nuestra individualidad, nos hace sentirnos aislados y desaprovechados, detentores de verdades únicas e irreproducibles, iluminados y visionarios incomprendidos cuya naturaleza nos aleja del resto de la humanidad, lo cual por cierto es lamentable y nos ata de manos en el 60. Por su parte, en la cuarta voluntariamente nos retiramos a nuestra interioridad, superamos la angustia y comprendemos que la introspección es necesaria, un refugio a salvo de la tormenta por mientras logramos alcanzar e inspirar a los de abajo en medio de los tiempos convulsionados y urgentes del 28.

En nuestra respuesta, sin embargo, se manifestaron las dos líneas superiores, las únicas donde este líquido vital llega directo hacia nosotros. En particular la quinta donde, libres de nuestro ego, comprendemos que el adentrarnos en nuestro pozo individual y arquetípico se encuentra indivisiblemente ligado a lo colectivo, al ascenso del 46 y la sexta donde el pozo es de libre acceso para quien quiera utilizarlo y finalmente nos logramos extender orgánicamente como ramas del mismo bosque, perdiendo el sentido de propiedad y la hacha en el arquetípico 57, que nos regresa al alma colectiva y recuerda a nuestro ego que es un aspecto más del sinfín de manifestaciones de la energia en su fluir.

Ambas líneas al mutar, el fuerte soberano y el dócil sabio que determinan un pozo libre de empantanamientos, de miedos instintivos y de las cadenas del ego, nos invita en el 18 a trabajar juntos en aquello que está corrompido, compartiendo nuestras búsquedas, nuestros dogmas y saberes en la construcción de algo nuevo, y distinto, que sin embargo alguna vez ya ha sido experimentado por la humanidad aunque no existan registros de ello. A veces, nuestro espíritu, o algo dentro de nosotros recuerda, quizás esta misma agua del pozo.