Esta vez, respondiendo a una nueva pregunta personal, me respondió de la manera que intentaré desarrollar s continuación.
El hexagrama 7 habla de nuestra necesidad de agruparnos para enfrentar los desafíos que implica la supervivencia. La mayoría de las culturas se formó cuando sus miembros de una forma u otra se vieron obligados a enfrentar necesidades colectivas. Si seguimos la secuencia del rey Wen vemos que el Ejército viene después del Conflicto: la inquietud rebelde de kan que lucha por existir ante su padre, que lo observa desde lejos, sin comprenderlo del todo. Entonces, lejos de agitarse, se hunde bajo las faldas de su madre tierra y forma las napas subterráneas (que en el 48, el pozo, son extraídas gracias al contacto con la madera) No es lo que quisiera, por cierto: preferiría ser fiel a su naturaleza y empujar a lo creativo de un lado a otro como lo hace dentro de su propia estructura con los atributos paternios. Sin embargo, se somete ante el cariño abnegado de su madre y se transforma en un pequeño tirano voluntarioso, capaz de multiplicar sus recursos de manera indirecta, asumiendo el mando. Un mando sin mayor perspectiva, por cierto, sino uno que posee una limitada visión de las cosas, pues lo contrario significaría perderse en pensamientos y reflexiones desgastantes.
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El visionario e incomprendido artista callejero que aún no desarrolla las herramientas que le permitirían ser comprendido. |
"Hay que trabajar, gobierne quien gobierne" dice la línea 2, y estimula a quienes lo rodean a mantener el ritmo, a continuar cultivando las tradiciones, porque así aprendió, así ha sido siempre, y por mucho que quisiéramos no depende de nosotros desarrollar una manera nueva, porque nuestra opinión no es relevante.
Precisamente son los peligros del 7, un hexagrama que puede experimentarse de manera un tanto extenuante porque no es un momento para filosofar, y cuando lo intentamos en las líneas yin podemos experimentar diversos contratiempos. Uno no puede evitar pensar que quizás el camino de la tradición no es lo más correcto, pero es incapaz de encontrar razones prácticas que justifiquen su sentir y por ello es incapaz de enfrentarse al conductor y sólo puede aspirar a hacerlo indirectamente por medio de comentarios y rumores, disminuyendo así su capacidad de convocatoria, y convirtiéndose en un estorbo.
Particularmente, la línea 3 nos previene acerca de lo peligroso que es llevar muertos en el coche. Se trata de una línea arrogante, que se siente mucho más instruida que la línea 2 que se encuentra al mando en esta situación y sin embargo no alcanza su nivel de influencia, por tanto comienza a minar su autoridad, aún bajo el riesgo de que el objetivo trazado no se cumpla. En el buen sentido (para aquellos que tendemos a buscar los aspectos positivos) esta línea adquiere la fortaleza para tomarse la ciudad vacía, que es siempre un arma de doble filo. Si está vacía es porque alguien la abandonó en algún momento, y si lo hizo seguro tuvo sus motivos. A veces, no queda otra que tomarla, quizás algún provecho pueda sacarse, pero aquello sólo lo sabe la línea 2, abocada en la tarea de organizar la supervivencia del clan. A veces puede lograr explicar sus utopías, y su opinión se vuelve respetada. Sólo entonces se alcanza la ciudad vacía, la utopía inquietante que no ofrece descanso porque siempre se encuentra un paso más allá.
Jugando un poco con las posibilidades de este hexagrama, desarrollaremos un poco aquello que ocurre en las otras líneas yin del Ejército.
La primera línea es el seguidor entusiasta y sin mayores perspectivas, que sigue sin chistar al conductor hasta que se cansa y se aburre en el octavo mes del hexagrama 19, y entonces vuelca su atención hacia otra cosa.
El funcionario de la línea 4, por su parte, reemplaza su falta de fundamentos con su experiencia, y es capaz de influir en el avance del ejército de una manera propositiva, ampliando la perspectiva del conductor permitiendo un aprovechamiento más racional y estratégico de los recursos, porque es capaz de indentificar y leer los momentos en que la lucha efectivamente es desesperada más allá de simples consideraciones emocionales e inspiraciones vacías.
Por su parte, el débil gobernante de la línea 5 bien puede volverse obstinado y utilizar su autoridad nominal para interponerse con el funcionamiento del ejércitoy llevarlo al más absoluto descontrol en el 29, donde sólo queda improvisar para salir a flote, y cualquier atisbo de conducción se pierde.
Finalmente, el sabio de la línea 6 combina el autodominio y la experiencia para conseguir el objetivo de una forma misteriosa, sin oponerse directamente al ejército, lo cual deja al conductor perplejo y lo hace consciente de su inexperiencia en la línea 4.
Esta línea 3 carece de sentido práctico, y sin embargo no deja de realizar reflexiones interesantes, que en otro momento podrían resultar muy provechosas. Pero ahora no es el momento, es momento de tomarse la ciudad vacía y ahí veremos qué ocurre. No depende de nosotros o de nuestro control, sino de la conducción del líder designado para dicha tarea, aunque se lo desprecie. Lo más coherente para ella sería dejar de participar en el ejército, pero por algún motivo no puede, se ve impedida. La única esperanza es aquella ciudad vacía que no alcanzamos a vislumbrar, esas metas que para nosotros quizás no tengan mucho sentido, pero que la sociedad nos exige a seguir, por el momento.
Me encanto , gracias siempre me confunde este hexagrama y lo de la ciudad vacía...
ResponderEliminarMar Pilar
Muchas gracias a tí por el mensaje. Un abrazo!
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