sábado, 25 de abril de 2020

Hexagrama 5 y distanciamiento social

Que el Covid-19 sea un invento de los gringos para eliminar a los chinos, o un mandato subliminal da un poco lo mismo: de distintas maneras todos los países del mundo han adoptado grados de aislamiento social y aquello está modificando nuestras formas de vida y eso de por sí lo transforma en un factor inevitable dentro de nuestra convivencia social.

Por cierto, muchos mandatarios odiados y criticados en sus respectivos países, como en el mío, se encuentran utilizando todas sus herramientas comunicativas durante el encierro para reforzar sus propias nociones de control social y explotación indiscriminada de recursos, con mayores y menores grados de éxito.

Entonces, quise preguntarle al i ching ¿Cómo sobreponerse al distanciamiento social global?

La respuesta no pudo ser más sorprendente y amplia: el hexagrama 5 "la espera" seguido del hexagrama 50 "el caldero".

Las colas en los supermercados: tan necesarias como amenazantes.


Se me ocurren al menos dos posibles interpretaciones que ire desarrollando a lo largo de estos párrafos, pero todas desde el mismo punto de partida.

Es momento de prepararnos para un cambio profundo en nuestra manera de habitar este mundo.

Desde nuestros respectivos encierros podemos percibir que algo nuevo se nos viene encima, algo a lo cual no podemos ir al encuentro porque nuestras posibilidades se ven impedidas por la amenaza del contagio y las restricciones sociales que se nos imponen: no podemos cambiarnos de ciudad, ni de trabajo, ni de ocupación porque no sabemos cómo será eso que se nos aproxima.

Las cuatro líneas mutantes nos entregan información acerca de las diversas fases por las que atravesamos en medio de este paisaje opresivo, que bien puede despertar nuestras ansiedades o problemas más profundos.

No necesariamente, por cierto. En la línea 1 simplemente nos adaptamos: nos disponemos a cultivar nuestras rutinas, ocios y costumbres, quizás nos atrevemos a intentar cultivar alguna nueva, habitando en nuestro aquí y ahora sin complicarnos demasiado. ¿Podríamos quedarnos aquí y no complicarnos la existencia? Por cierto.

Sin embargo, la línea 4 profundiza mucho más hasta alcanzar las profundidades de este estado, lo peligroso y mayúsculo de este momento que estamos viviendo. Aguardamos en la sangre: la posibilidad es concreta. O bien nos vemos obligados a volver a nuestros trabajos presenciales para procurarnos sustento, o nos echaron del trabajo y el tiempo nos exige reconvertirnos, ingeniárnoslas, salir a la calle, desafiar el encierro. O bien de tanto aislamiento comenzamos a mirarnos hacia adentro y somos capaces de empezar a percibir y lidiar con nuestras sombras más recónditas. No nos queda más que fluir, exponernos a los peligros.

Y como el cliché exige, al mirar a nuestros demonios al rostro nos comenzamos a dar cuenta que quizás no son tan terribles como parecían. Nos vamos acostumbrando a las luces y sombras de este distanciamiento y a disfrutar de los pequeños momentos disponibles de paz, de belleza, de bienestar y de placer.

Pero inevitablemente podremos caer una vez más en la línea 6, casi al final de esta fase de peligro. El texto nos advierte de "3 visitantes no esperados", es decir, salir del peligro nos exige reinventarnos, acudir a las opciones que jamás estuvieron en nuestros planes.

Y en su conjunto, al recorrer esta senda, una de muchas posibles desde este hexagrama, llegamos hacia la transformación profunda que ocurre dentro del caldero en el hexagrama 50. Muchos levantan una ceja y advierten el peligro de un "nuevo orden mundial" en ciernes, pero eso de alguna manera son visitantes que esperaríamos, que las grandes mentes sabias y poderosas de nuestro mundo están intentando ejecutar. Esta lectura nos advierte que quizás no va por ahí la cosa. ¿Qué creen ustedes?

domingo, 29 de marzo de 2020

Nuevas reflexiones sobre el hexagrama 30 a la luz del Covid - 19


El I Ching, como todos los sistemas oraculares a lo largo de las culturas terrestres conocidas, es un libro de metáforas, que nos dirá muchas más cosas a medida que aceptemos que cada imagen ofrece un sinfín de posibilidades de interpretación.
Dicho esto, sólo nuestra propia experiencia nos irá mostrando cuáles interpretaciones se ajustan en mayor o menor grado a nuestras preguntas, y existen personas que van desarrollando una sintonía especial para encontrar aquella que se ajusta más a cada situación. En lo personal, creo que dialogarlas enriquece nuestra colección de metáforas, por ello a lo largo de mi camino utilizando este oráculo de forma terapéutica no destaco como uno de mis atributos la precisión sino estimular la capacidad de reflexión y resignificación de los hechos.
Por lo tanto, quisiera ofrecer un ejemplo de ello utilizando la entrada que escribí respecto al 2020, la cual puede revisar aquí 

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Con todo el mundo detenido de una forma u otra por la pandemia del Covid-19, cualquiera de ustedes podría decir, con justa razón, “esa predicción no da cuenta de ello”. Alguien, más observador, podría decir “está implícito, pero no fue capaz de verlo”. Jugaré con ambas posibilidades. 

A primera vista, sigo no encontrándole sentido evidente. Asociar una mutación del virus de la gripe común, que se transmite por contacto de fluidos y que nos obliga a estar encerrados en casa, alejados de todo contacto físico, incluso de nuestras fuentes de trabajo, al revelador arquetipo del fuego, que en el I Ching es la luz que entra por los ojos, la llama que se enciende cuando encuentra un combustible, el fervor que cultivamos cuando nos contagiamos de alguna idea que encontramos fértil…
Quizás el arquetipo no esté tan alejado de la situación después de todo. ¿Verdad? Simplemente requiere mayor esfuerzo, alejarse de las lecturas obvias.
Y es que cualquiera de los 64 hexagramas nos aporta un punto de vista acerca de aquello que preguntamos, cualquiera. Sólo basta aceptar sus posibilidades implícitas y aplicarlas a nuestra pregunta particular, sin dejar que nuestras expectativas o miedos nos distraigan del hecho de que cuando consultamos elegimos someternos a un sistema donde la vida está representada en 64 momentos que derivan de un principio fundamental: lo importante es el movimiento entre ellos, el cambio. Por eso se llama libro de los cambios.
En el tarot, discurrimos a través de imágenes, muchas de ellas de personajes y objetos a través de los cuales el arcano 0, el loco, va encarnando en el mundo físico en su camino hacia el arcano 22, el mundo. En el I Ching, no hay un personaje, es  simplemente el pulso: dia/noche, ruido/silencio, abierto/cerrado. Es la alternancia lo que entrega el sentido de los símbolos, y cando fijamos un hexagrama como respuesta a nuestra pregunta, lo que obtenemos es una fotografía, que congelamos de este flujo para observar a la distancia sus detalles y particularidades.
Nuestra matriz cultural nos enseña a definir, a categorizar, a separar, a especificar, a desconectarnos unos de otros, a limitar nuestro campo de acción para que el quehacer no se vea interferido. El mismo I Ching nos enseña, en su hexagrama 60, que las limitaciones son penosas, pero necesarias, porque nos ayudan a ordenarnos.
Concordemos entonces que la limitación es una necesidad práctica.
Segundo principio: mientras más alejados del asunto, se multiplican nuestras posibilidades de interpretación. La especificidad, el puntillismo, nos ayudan a enfocarnos. Si preguntamos por un asunto que se encuentra dentro de nuestro espacio de experiencia será mucho más probable que el mensaje recibido sea provechoso. En este sentido, quienes nos dedicamos a mediar entre el oráculo y el consultante cumplimos la función de enfocar o ensanchar, dependiendo del caso, el alcance del mensaje.
Tercer principio: toda regla tiene su excepción, como todo yang tiene su yin. Las líneas yang funcionan en lugares impares, las líneas yin funcionan en lugares pares, excepto.
Siempre existe otra posibilidad que no hemos visto. De esto pueden dar fe todos los usuarios de i ching que no entienden una respuesta hasta que la situación por la que preguntaron efectivamente sucede y entonces ven ese matiz que en su momento no vieron verificado en los hechos. Se me ocurre un paralelo a la escritura de una novela: primero tienes el argumento, el arquetipo que vas a mostrar, y una cierta estructura de capítulos, cierto lenguaje que te interesa trabajar. Luego partes, en la escritura van apareciendo otras cosas, y si sí lo permites, ese argumento también muta en otra cosa. Lo que nuestra idea original pretendía ser va encontrándose con la experiencia, con el habitar la idea, y así se actualiza. Y una vez redactada, vas perfilando y embelleciendo los detalles con mayor o menor capacidad o fortuna hasta que en algún momento decretamos “basta, ya está” o surge una idea nueva, o cambian nuestras circunstancias o qué se yo.
Eso fue lo que me pasó con aquella consulta a la luz del Coronavirus. No tengo aún respuestas claras, lo que comparto son apenas bocetos, intuiciones, de lo que probablemente en diciembre sea un cuadro mucho más acabado.
Se me aparece que de acuerdo a la astrología 2020 marca un fin de ciclo, y en la secuencia de Fu Hsi el hexagrama 30 Li, Lo Adherido, concluye la primera parte del libro. Al representar al sol, el fuego también es descrito como ese punto de referencia en torno al cual giran los planetas. Una vez leí, y me hizo mucho sentido, que de las cualidades humanas Li representa la consecuencia y también a sus excesos. ¿Cómo cabe una pandemia en esta estructura?
El Covid-19 no es un virus nuevo, pertenece a una cepa que ha ido mutando a lo largo de los últimos años. Al ser una pandemia, nos recuerda que las pandemias son una constante cíclica e n la historia de la humanidad, una más de las cosas que la humanidad quiso pensar que había eliminado gracias a la ilustración antropocentrista y al desarrollo del método científico como forma de abordar los grandes problemas desde una perspectiva racional. De tanto sentirse arrastrado de un punto a otro incontrolablemente en el hexagrama 29, necesitamos encontrar un eje, un punto de referencia. En esta sociedad tan rápida, donde apenas tenemos tiempos para tomar conciencia de quienes somos porque hay tantas metas que perseguir, para poder sintonizar con un punto de referencia era necesaria una detención, una purga, un fuego metafórico que consuma las cenizas de ese viejo orden.
Entonces, la lectura podría sugerir que el Covid 19 representa precisamente ese fuego que nos permite terminar con un ciclo materialista y mecanicista que parecía un cuento de nunca acabar y nos obliga, desde la urgencia, a replantearnos qué tipo de sociedad queremos, si nos gusta esta, si intentamos otra, si revivimos viejas ideologías, si nos convertimos en cruzados fanáticos o finalmente comprendemos que todas las posibilidades tienen su momento y su hora de manifestarse, y que todo lo que se expande está destinado a contraerse.    
¿Y qué vendrá después? Esa fuerza irresistible que nos reúne por afinidad natural en el 31 y la conciencia de que sólo el cambio es lo permanente en el 32, que el aire en la atmósfera sopla más o menos fuerte en diversos lugares, con más o menos partículas distintas contenidas en su estructura pero siempre presente.  

lunes, 2 de marzo de 2020

Hexagrama 57 y el estallido social en Chile

Chile está viviendo un fenómeno, aparentemente sin precedentes. Desde que el 18 de octubre un grupo de jóvenes decidió evadir el metro, décadas de abusos explotaron en un inmenso estallido social que posee innumerables matices. Hoy intentaré un anàlisis general de la situación a través del i ching, ejemplificando cuando corresponda.

La pregunta de base fue la siguiente: 
¿Cómo interpretar el estallido social chileno y proyectar sus consecuencias?
Hexagrama N° 57, sun, lo suave, el viento.
Sun es uno de los 8 trigramas duplicados, y representa la energía de la primavera, una estación de renovación tras el frío gélido del invierno capitalista que, por décadas, ha mantenido a la mayoría de la población fuera de sí mismos, trabajando en pos del éxito personal a costa de infructuosos sacrificios y esfuerzos cuyos resultados apenas alcanzan a disfrutarse. En el 57, el viento penetra por debajo de la puerta, revelando los oscuros secretos bajo la alfombra de la transición a la democracia, un pacto social que permitió descender los índices de pobreza del país a costa de enormes garantías para los grandes capitales que, a partir de la constitución, tuvieron carta blanca para hacer y deshacer, no sólo en condiciones desiguales sino que además con enormes costos a nivel medioambiental, cognitivo y afectivo. 
Volviendo al mensaje del hexagrama, aquí se están fraguando grandes transformaciones que no logran percibirse a simple vista y crean la sensación, para quienes han salido continuamente a las calles, que “no se ha avanzado nada”. Lo primero que es preciso tener presente es que los grandes cambios, si bien urgentes,  no vendrán de un día para otro. Pero aquello, sin embargo, tampoco quiere decir que no haya que movilizarse hacia ello. En estos tiempos, todas las gotas son necesarias para formar un caudal, que como se ha visto está logrando abarrotar las calles, sobrepasar a cualquier fuerza del orden establecido e incluso ha logrado modificar la fisonomía de las ciudades principales, alterar sus ritmos “normales” de manera sutil, pero imborrable. 
El viento agita el polvo, esculpe las rocas, saca a la luz la podredumbre, los secretos, el autoritarismo patriarcal que ya no está interesado en disimularse y abiertamente condena, reprime e intenta aplastar esto que se le antoja una insurrección obstinada y rebelde. Pero ya no es el mismo chile de 1973, ahora cualquier ser humano de a pié tiene acceso a internet, a una cámara fotogràfica. Todo se registra, se evidencia y llegado el momento sale a la luz. Ha habido heridos, por cierto, muertos, torturados, vejados, qué duda cabe, pero muchos más se han salvado ante la vigilancia atenta de una ciudadanía que está comenzando a reconocerse, a mirarse a los ojos, a dejar de lado la competencia feroz para entender que todos compartimos un hogar, un espacio vacío que entre todos tenemos que habitar. 
Por cierto, no dejan de haber trampas, letras chicas, autoridades que avanzan y retroceden, vacilantes, indecisas, sin decidirse a ponerse del lado de la tradición republicana o del pueblo que está cansado de reproducir una estructura que se le ha hecho ajena, casi irreal. De tanta reflexión se terminan disparando en el pie, y sus palabras quedan fácilmente en entredicho. Los caudillos no logran entusiasmar, porque de tanto planificar terminan traicionando sus propios intereses de sacar partido. 
En la secuencia del i ching sun viene desde el hexagrama 56 “el caminante” que retrata la situación de aquel que es extranjero y se ve impulsado a adentrarse en terrenos desconocidos donde no tiene mucho dominio e influencia. El extranjero apenas logra descansar, no comparte ciertos códigos fundamentales y se ve obligado a adaptarse, a ser cauto y circunspecto para no llamar mucho la atención sobre sí. Dicha generalización podría aplicarse a la gran mayoría de la población que carece de influencia y se ve forzada a acomodarse como mejor puede, con mayor o menor grado de éxito. No obstante, ningún peregrinar es eterno y, eventualmente, terminamos volviendo a habitar un hogar. Ése es el trance en el que la gran mayoría de chilenos se encuentra actualmente. 
La tirada estuvo llena de mutaciones. De las 6 líneas sólo la cuarta no sufrió modificaciones, y en un hexagrama como sun esto conlleva un largo proceso de infiltración, que comienza vacilante e imperceptiblemente en la primera línea yin, anunciando que no será fácil destrabar la situación. Se exige perseverancia al actuar, y también al retroceder. No obstante, en la segunda, hay mucha información disponible para ayudar en la tarea de desentrañar este nudo ciego, tanta que en la tercera uno corre el riesgo de darle demasiadas vueltas al asunto y caer en la inmovilidad, y ahí radica el principal peligro de este momento.
Es decir, en la situación chilena el exceso de información es un arma de doble filo, que nos protege de las conspiraciones y abusos pero también puede sumirnos en la apatía y desesperanza tras no ver resultados.
En la línea quinta se habla de reformas, quizás no tan profundas ni radicales como muchos quisiéramos: un proceso constituyente decidido desde las cúpulas, que tiene un sabor demasiado parecido a una burla, pero que así y todo ofrece garantías concretas para comenzar a construir un país distinto a largo plazo, porque seamos realistas: la falta de educación, el individualismo, el cortoplacismo, la cultura del aprovecharse del más débil, del subterfugio, son costumbres demasiado arraigadas como para desconocerse y borrarse de un plumazo. Lo que se requiere es un tránsito generacional, que ya comenzó y que no puede detenerse, excepto en nuestras cabezas ansiosas e inquietas que, desde su desconfianza, amenazan precisamente con convertirse en profecías autocumplidas, transformando una oportunidad histórica en una nueva excusa para un apagón cultural, como ya les ha ocurrido a nuestros vecinos.
Recordemos entonces: lento pero seguro. Qué difícil es desde la urgencia, qué frustrante y poco heroico, pero así suelen ser los procesos profundos.
  1. Y ojo, sea como sea el resultado final es el hexagrama 24, el retorno, la posibilidad cierta de construirnos un país nuevo después de ese invierno de más de 30 años que comenzó con los militares tomando el país a la fuerza el año 73.

jueves, 9 de enero de 2020

2020, un año de fuego

Ya entramos al 2020. En esta oportunidad presento mi habitual pronóstico anual a través del I Ching con cierto desfase, que en este caso puede ser muy sospechoso a raíz del resultado que apareció. No está de más recordar que, tal como en años anteriores, la idea de realizar un pronóstico tiene más que ver con describir un cierto ambiente, un cierto patrón recurrente que de alguna manera se manifestará a distintos niveles durante el presente ciclo gregoriano. El año pasado, como bien podemos revisar aquí, estuvo marcado por la cualidad líquida. El agua, o su ausencia, fue la gran protagonista.

Este año, como ya lo empezamos a vivenciar, el protagonista es el fuego.

El fuego será protagonista.


En la nomenclatura del I Ching el fuego es la hija del medio, representa el sol. Una linea yin en medio de dos yang, que metafóricamente se lee como la luz que entra por los ojos e ilumina desde dentro. La claridad de la verdad, que como ya sabemos los usuarios del viejo libro se concibe como interior y se irradia a través de nuestras acciones más que a través de nuestras palabras. Es interesante el hecho de que las energías de este año son las opuestas complementarias del ciclo que recién pasó: donde el año pasado hubo un incesante e impredecible devenir, durante éste aquella experiencia comienza a consolidarse, a tomar forma,y nos exige tomar definiciones concretas.

Por tanto el año que comienza es un excelente caldo de cultivo para que todo tipo de doctrinas, religiones y filosofías comiencen a tomar forma, mientras otras definitivamente cumplan su ciclo y entren a una fase de letargo. Ideas populistas, soluciones mágicas, ensayos y errores colectivos serán protagonistas. Duros enfrentamientos ideológicos, guerras encarnizadas, debates a todo nivel se irán sucediendo. El peligro consiste precisamente en caer en fanatismos y posiciones dogmáticas e inflexibles.

Nuevos descubrimientos en el área de la ciencia que prometerán revolucionar nuestra existencia coexistirán con verdades incómodas que irán saliendo a la luz. Los incendios empezaron en Australia y seguramente se propagarán en diversos puntos del globo. Especies se extinguirán, otras nuevas saldrán a la luz. Nuestra comprensión se irá ensanchando a partir de los difíciles aprendizajes del 2019 al mismo tiempo que aquellos más radicales endurecerán sus posturas y llamarán a cruzadas fanáticas en pos de sus creencias.

En sintonía con los análisis astrológicos las fuerzas de cambio durante este año determinan que toda esta energía intensa y volcánica (a propósito, ojo con los volcanes también) provoque transformaciones profundas en nuestras vidas. La sequía, que ya ha comenzado a transformarse en un problema serio, intensificará sus efectos que se harán palpables en varios puntos del planeta, creando una sensación de urgencia, que me atrevo a calificar de apocalíptica, y que sin duda marcará un punto de inflexión en la historia de la humanidad en un proceso que inicia este año.

Porque hubo dos lineas móviles en esta tirada: la primera, que nos impulsará a la actividad, a encontrarnos, a explorar nuevas realidades, a experimentar nuevas perspectivas. Y la tercera, que nos acuciará con un sentido de urgencia, de sentir que si no empezamos ahora sí a hacer algo, no sólo nuestra civilización, sino la humanidad en su conjunto, podría irse al carajo. Serán tiempos de terror y de hedonismo, de fatalidad y urgencia y de mucha, pero mucha intensidad, de sentir la muerte pisándonos los talones. Y como nuestra cultura occidental ha vivido muchas décadas de espaldas a la muerte, eso significa tiempos difíciles.

Sin embargo, queda una esperanza, simbolizada por el hexagrama destino, aquel que surge al modificarse estas líneas. El 35, el progreso, que promete también oportunidades de encuentros inesperados, de conectarnos con aquello más sagrado, más trascendente que nosotros mismos como humanidad. La naturaleza, quizás abrirse a nuevos estadios de conciencia colectiva, otros mundos, otras realidades que iluminarán este momento urgente al cual como humanidad hemos llegado. Como pueden leer, y seguramente han experimentado, se viene muy movido. Y me permito una licencia, para aquellos que vivimos en ese lugar que insistimos en llamar Chile: los ojos que se han sacrificado durante el estallido social no serán en vano. 




martes, 3 de septiembre de 2019

Paradojas del i ching: hexagramas 46 y 7

Que el i ching exceda su mirada ante las preguntas de quienes insisten en mirar la vida y sus circunstancias en términos absolutos es uno de sus tantos misterios. Que exceda incluso ante los antiguos comentarios que acompañan a cada uno de los 64 hexagramas y 384 líneas, especialmente aquellas que prometen "ventura" o "desventura", es una experiencia conocida para muchos de sus usuarios. Tal como el momento de sentir una poesía, de utilizar un lenguaje de forma creativa más allá de sus limitaciones y elevar su uso a la categoría de arte, el momento en que un hexagrama excede las palabras que guían su comprensión deja su huella.

Quisiera compartir uno de aquellos momentos.

Desde hace mucho es un tema vital en mi vida el intervalo entre actuar y no actuar. A veces llego a comprender que puede ser una curva donde haces todo lo posible pero asumiendo que hay un porcentaje de lo que sucede que no depende en absoluto de tus esfuerzos. Identificar cuándo sí y cuándo no es un dilema insalvable frente al cual no existen respuestas absolutas.

Preguntándole al i ching cómo reconocer caso a caso me respondió con 46.3 al 7.

"Uno empuja hacia una ciudad vacía". Uno acumula experiencias, métodos, cultiva saberes, transita por caminos más o menos acostumbrados que te llevarán a las respuestas que necesitas... pero nada dice respecto a la naturaleza de esas respuestas.

Aquí importa el objetivo trazado, mantener el curso aún cuando el carro conduzca cadáveres, que es la polaridad inversa de ese tercer puesto voluntarioso que rivaliza con el capataz de la segunda línea en determinación, y por ello va un paso más allá.

Entonces me surgió la pregunta ¿ por qué esa línea yin del ejército suena tan trágica en los textos? Porque en ese ejército hay quienes les cuesta contagiarse de la visión de su teniente y se resisten a su autoridad. Empiezan a fortalecer sus posiciones, crean disenso y terminan provocando una situación nueva donde el avanzar ya no es en pos de un objetivo concreto y determinado sino atrae lo invisible y lo misterioso, los elementos incontrolables que tanta pesadilla causan al orden establecido. Y claro, los textos están escritos en el seno de un gran imperio, y están formulados para los nobles. Alguien en una consulta, creo que Marta Ortiz, preguntó a qué había venido el i ching a occidente, y creo, respondió con 52.6 al 15. Vino a hacerse invisible y cumplir su misión en el anonimato, con eficiencia, como un instrumento ya no para el noble, sino para el hombre común que empieza a despertar una conciencia superior.


domingo, 17 de marzo de 2019

¿Qué tanto depende de nosotros? El hexagrama 3

En contextos terapéuticos y transpersonales suele trabajarse en torno al bienestar del paciente, a la resolución de sus conflictos y a potenciar sus habilidades. Existen muchas escuelas y orientaciones al respecto, pero desde hace un tiempo hay ciertas cosas que no dejan de hacerme ruido, sensaciones como si algo de vital importancia se nos escapara. Nuevamente, como ha sido la constante dentro de este blog yo, un hijo de la cultura occidental, me tomo un espacio para cuestionar ciertos supuestos fundamentales de nuestra cultura que se encuentra experimentando un momento de profunda crisis. 

Muchas veces, a nivel personal, me he cuestionado qué tan determinante es nuestra voluntad a la hora de determinar las circunstancias que nos rodean. Ese dragón incansable del 1 que lleva la batuta de nuestra civilización me causa mucho ruido a ratos, y me siento más bien cercano a la docilidad de la yegua del 2. Evidentemente el desafío es que ambos extremos se integren y formen una sinergia, donde los ruidos y dificultades se transformen en advertencias y avisos, espejos de aquello que no queremos o nos cuesta ver. Porque nos cuesta ver el yang en lo yin, el yin en lo yang y tendemos a la rigidez, a ubicarnos en una vereda u otra. A definir el mundo en términos de "bien" y "mal", de "héroes" y "villanos" y ahí muchas veces nos extraviamos, perdemos la neutralidad que nos brinda ecuanimidad y nos permite ver cada acto, cada detalle, en su propio contexto. 

Un rayo en la tempestad, el poder de nuestra voluntad. 


Así, hay veces que siento que mi disciplina, que mi voluntad no es suficiente. Miro alrededor y veo en el mundo muchas cosas que me desagradan y no dependen de mí, y muchas veces me siento desmoralizado y sin fuerzas para seguir. Hoy decidí darme un respiro y preguntarle a este compañero de camino cuál es su opinión al respecto y me tomo la libertad de compartirlo con ustedes. 

La pregunta fue ¿En qué grado las circunstancias que experimentamos dependen de nuestra voluntad? Y la respuesta fue el hexagrama número 3: las dificultades del comienzo (que Ritsema- Karcher llama simplemente "brotar") cambiando al hexagrama 45 "la reunión". 

La energía de los dos hermanos mayores, encontrándose en la secuencia por primera vez, la primera mezcla de energías descrita como un parto. La voluntad incansable abriéndose camino y encontrándose en un flujo que no puede controlar del todo y que altera inevitablemente sus posibilidades de expresión. Ambos aspectos de lo yang manifestado en nuestra tierra contradictoria y fluente. 

Brotar.
Primaveral Crecimiento Cosechante Prueba.
No aprovechar el poseer dirigido el ir.
Cosechante: instalar feudatarios.

Todo parte de un impulso, de una idea, de una intención creadora. Un propósito, un objetivo determinado a partir de nuestra voluntad, así se abre paso una planta desde su semilla subterránea y sin embargo esa voluntad debe aprender a someterse a las incontrolables circunstancias que movilizan nuestro corazón de un lado a otro para crecer con fuerza y energía. Rilke, uno de mis poetas favoritos (y que recomiendo a todos los estudiantes del i ching) lo señala de la siguiente forma:

¿Quién habla de victoria?
Sobreponerse es todo 

Y sí, solos no podemos. ¿Pero en colectivo? En algún momento nuestros ancestros nómades descubrieron las evidentes ventajas del asociarse y nacieron los primeros pueblos, de ellos las primeras ciudades y las civilizaciones que empezaron a dar forma al paisaje, a transformar nuestra manera de alimentarnos. Juntos pudimos enfrentar de mejor forma las inclemencias del clima, las hambrunas, pero también se multiplicó el impacto y el alcance de ciertas enfermedades. Yin y yang, todo el rato. 

Veamos las líneas. En la primera de ellas se nos presenta la voluntad como una columna de piedra, qué metáfora más falocéntrica y adecuada. Una voluntad sólida, rígida, bien asentada que es el punto de partida en este mundo hostil. Desde niños empezamos a soñar con nuestro futuro, con el "¿qué queremos ser cuando grandes?" y lo compartimos en nuestros juegos, nuestras fantasías. No sabemos, porque aún no hemos pasado por ahí, sólo podemos suponer cómo será, pero eso no nos quita necesariamente el sueño (y si lo hace es porque nos han enseñado a vivir alimentando proyecciones durante generaciones, desconectándonos del aquí y el ahora) 


a) Columna de piedra.
Cosechante: residir-en la Prueba.
Cosechante: instalar feudatarios.

b) Aunque columna de piedra, el propósito moviendo rectificadamente
por-cierto.
Usar valorar lo módico de abajo.
Lo grande adquiriendo-a los plebeyos por-cierto.

Luego cambie la cuarta, el ministro que en este caso es suave y dúctil, persuade  y no obliga, y permite modificar nuestro propósito inicial, refinándolo como  quien pule los cantos de una estatua o un diamante, respetando sus formas y las circunstancias reinantes sin abandonar su voluntad. Es cierto que en este sentido pueden ocurrir algunas imperfecciones, desencuentros y malos entendidos como refleja la cuarta línea del hexagrama 17, pero partiendo desde el 3 lo entendemos así. 

a) Montar un caballo, categorizando así.
Buscar la alianza matrimonial.
Ir Propicio.
Sin no Cosechar.

b) Buscar y-también ir.
Esplendor por-cierto.

En este viaje incansable y sin respiro que es la vida, adquirimos confianza, logramos aprender a montar un caballo y éste se convierte en un fiel compañero que no nos garantiza éxitos ni grandes oportunidades, pero añade su fuerza a la nuestra en la dirección que pulsamos. La línea nos insta a actuar, a movernos entremedio de las dificultades, mostrándonos un faro, o un mapa como a menudo imagino el I Ching: una cartografía de territorios invisibles. 

Así llegamos al 45, nos reunimos todos en torno a aquella gran represa que nos permite grandes transformaciones colectivas, donde Confucio nos advierte en contra de los robos y malos entendidos, porque no dejamos de ser otros, distintos, sino que voluntariamente suspendemos nuestras individuales en un contrato social al cual todos estamos sujetos pese a que se nos olvida a menudo el para qué. 

Esta respuesta me hizo acordar a una anécdota muy personal que finalmente quisiera compartirles, porque me parece que ilustra el mensaje de una forma gráfica. Mi abuela paterna/madre durante sus últimos años fue desarrollando una cierta demencia senil como muchos otros adultos mayores a lo largo de este mundo. Uno de los primeros síntomas fue que pasaba grandes extensiones del día frente a la televisión, sin poner mucha atención a lo que en ella aparecía. Bastaba que uno se sentara a su lado para que comenzara a preguntar acerca de aquello que miraba y que claramente ya no estaba viendo. Aún así, solía repetir "la tele es mi única compañera" como recalcando el hecho de que se sentía sola y sin embargo cuando alguien elegía acompañarla no lograba despegarse de loa televisión. Su voluntad era mantenerla prendida, pero lo que en ella ocurría era secundario. 

Una tarde de marzo de 2010, tras el terremoto que afectó Chile (no la ciudad en donde yo vivía, donde no pasó de sentirse como un temblor más)  y que a ella no causaban mayor sobresalto, se cortó la luz. Fue un corte que duró horas. Cuando comenzó a oscurecerse ella permanecía frente a la tele, apretando botones con cierto aire de tristeza. Mientras tanto, yo tocaba algo de guitarra. 

miércoles, 20 de febrero de 2019

El hexagrama 38, o nuestro rol en las democracias representativas

Nuestras realidades colectivas están construidas fundamentalmente mediante consensos, y quizás no existe nada más mutable que los consensos colectivos. Este es uno de los motivos por los cuales el I Ching, el libro de los cambios, no ha perdido vigencia ni actualidad en los casi cinco mil años de historia documentada que conocemos, pese a que existan muchas maneras distintas de aproximarnos a su sabiduría. Este blog no tiene otro objetivo que compartir aquello que he ido descubriendo a lo largo de los 10 años que viene acompañándome como herramienta de trabajo. Descubrimientos por cierto discutibles y sujetos a actualización a la hora de ser compartidos.

Hoy precisamente me referiré al hexagrama 38, la Oposición, que puede representar aquello que nos sucede ante un consenso establecido. De acuerdo a la secuencia, este signo sucede y es la inversión del 37, el Morar Personas, que describe precisamente una situación que tiende a la permanencia, que en el lenguaje del i ching tiene que ver más con una constante actualización frente al paso del tiempo, tal como sucede con las estaciones del año. La familia es una estructura que nos ha servido como faro y referencia durante milenios, pese a sus múltiples actualizaciones, un mecanismo que descansa en los pequeños detalles cotidianos, los ritos como pueden ser los horarios para alimentarse y reunirse, las celebraciones, los momentos de limpieza y aseo, los momentos de descanso, todos los cuales dan sentido a la estructura y desde afuera pareciesen inalterables pese a que sabemos que cada día es distinto al anterior, que a lo largo del tiempo crecemos y envejecemos, nos reunimos y nos separamos y sin embargo siempre hay un momento para almorzar, para tomar onces, para ordenar y limpiar, un momento de ruido y otro de silencio, un momento indiviual y otro colectivo.  Como podemos ver si desmenuzamos el signo en sus trigramas correspondientes en el 37 existe la claridad interior (retratada a través del trigrama inferior li, lo adherente, el fuego) que todo aquello tiene un sentido, y la sutileza (representada a través de sun, lo suave, el viento) de no imponerlo bruscamente hacia el exterior. Cuando visitamos una casa ajena todo parece estar en su sitio y no percibimos las tensiones y contradicciones latentes entre sus diversos componentes.

No obstante, distinto es cuando nos cambiamos de sitio, cuando llegamos a un trabajo nuevo, a un país nuevo. Cada vez que aparece la necesidad de encajar en una nueva estructura surge un choque, un conflicto, algo que nos advierte que no estamos en el lugar que acostumbrábamos y que nos exige adaptarnos a las circunstancias. Entonces nos encontramos en el 38, que en mi opinión retrata nuestra condición de ciudadanos votantes en el marco de nuestras democracias representativas donde adoptamos la actitud cómoda y desapegada de que los gobiernos deben hacerse cargo de nuestros problemas y cuando no lo hacen sólo nos queda reclamar.

Nuestras sociedades cultivan la idea de que nuestra participación ciudadana se canaliza principalmente a través de un voto, lo cual a menudo puede resultar muy frustrante.


Aquí las contradicciones se manifiestan en lo cotidiano, y nos es difícil hacernos partícipes del sentido (o quizás el llamado es más urgente y apremiante) que acá aparece establecido a priori. y necesita conversarse hasta en el más ínfimo detalle, como muestra el trigrama inferior dui, el lago, para minimizar los choques y hacer la convivencia más llevadera.

Es por eso que en este hexagrama en particular las líneas inferiores tienden a ser más dúctiles y cautelosas, desde la primera que adopta la actitud de no hacerse problemas frente a las desaveniencias y transita en forma impetuosa como el joven zorro por la superficie del lago congelado, asumiendo que no hay que atarantarse, que es normal que ocurran malosentendidos y sigue adelante. Al sujeto de la primera línea le da lo mismo por quien votar, y quizás ni siquiera concurra a las urnas porque se está ocupando él mismo de hacer frente a la contingencia. No tiene idea de política, lo reconozca o no, y la verdad es que no le interesa. La segunda es empática, y reconoce que en situaciones de antagonismo no hay nada más útil que apelar a las experiencias comunes para generar identificación y resolver los conflictos fácilmente (aquella frase de "encuentra a su señor en una calle estrecha" puede tender a confundir pese a ser una adecuada metáfora a la situación). es el votante que se deja convencer y hace oidos sordos a las contradicciones. Mientras que la tercera se asoma a un lugar más incómodo, y luego de unos cuantos tropezones empieza a darse cuenta que aquella situación, persona o lugar no va mucho con aquello a lo que tiende o acostumbra y adopta una postura más independiente mientras se encuentre allí. Cuando se está en pareja este es un momento particularmente incómodo: empezamos a darnos cuenta que el otrx no es lo que pensábamos o aquello que nos acomoda, sino que simplemente es otrx y de alguna manera nos empezamos a desligar aún antes de decidir finalizar el vínculo (una situación muy posmoderna, por cierto). Aquí tenemos al ermitaño, a quien se aisla de una forma u otra.

El trigrama superior es li, el fuego, y habla de nuestras convicciones. En el caso particular de este hexagrama representa el momento donde empezamos a tomar conciencia que los antagonismos responden a cuestiones que nos parecen más decisivas y profundas que el simple desconocimiento o nuestra condición de recién llegados, sino que se trata de asuntos más cruciales. Empezamos a darnos cuenta que no somos necesariamente nosotros quienes provocamos el antagonismo y que quizás da lo mismo de donde venga, lo importante es que ocurre y lo estamos experimentando, que nuestra voluntad de adaptarnos tiene un límite determinado por nuestra experiencia y nuestras convicciones, o que simplemente no nos nace, no nos sale ni nos funciona.

La línea 4 en particular es jodida en ese aspecto, porque no podemos retirarnos ni hacer mucho al respecto. Nos sentimos incomprendidos, postergados e injustamente entendemos que nuestra forma de ver el mundo no es tomada en cuenta y simplemente bajamos el moño hasta que alguna circunstancia externa nos presenta una oportunidad de salida, que de acuerdo a la ley de los cambios viene determinada por el hexagrama 41, la merma, la renuncia, el sacrificio que en algún momento promete convertírsemos en aumento, si seguimos el orden prefigurado por la secuencia. Es cierto que en este punto pueden aparecer dudas al respecto, y son estas dudas las que hacen que esta línea se presente muchas veces como espinuda. Porque de todas maneras se trata de una línea yang: nos resistimos tenazmente, nos apegamos a nuestras convicciones y nos quedamos aislados un rato.  Es la amargura del comentarista politico, del opositor minoritario, de aquel que denuncia constantemente los abusos y atropellos sin que nadie lo escuche, el que despotrica a través de las redes sociales su descontento.

Si tan sólo llegásemos a la comprensión de la quinta y lográsemos ceder sin importar las dudas podríamos darnos cuenta que la gracia de estas situaciones es precisamente contribuir a formar nuestro carácter, que se convierte en el arma necesaria para transformarla y a partir de nuestros actos atraer el respaldo necesario de manera espontánea y así enfrentar aquello que nos separa como quien sale a cazar en el hexagrama 10, el porte, adquiriendo una comprensión cabal de la situación una vez superadas las dudas existenciales y la terquedad de aquella cuarta, quizás nos daríamos cuenta de lo provechosa y nutritiva que resulta nuestra experiencia del antagonismo para nuestro camino personal, que también es colectivo y no intentaríamos imponer nuestras convicciones a toda costa, los antagonismos no generarían guerras y el mundo sería un lugar mucho más armónico, aún acogiendo las diferencias.

Y pasado el umbral de la ductilidad que en este caso es representado por el regente de la quinta línea volvemos a asumir por última vez la guardia hasta que ocurre el milagro de reconocernos a nosotros mismos en ese otro que tanto nos atormentó y finalmente lo aceptamos e integramos en el hexagrama 54, incomprendido como pocos, donde dejamos que nuestro ego se disuelva nuestro ego en la pureza del amor incondicional, o quizás sólo pensamos que lo hacemos. Depende.

Como podemos ver, en muchas de nuestras sociedades democráticas representativas vivimos constantemente el 38, donde sólo podemos elegir a nuestros legisladores y goberanantes cada cierto tiempo y luego quedamos presos de aquello que decidan en nuestro nombre, nos guste o no. quizás sólo nuestras acciones comprometidas, como aquellas de la línea 5º, sean aquellas que definitivamente nos empoderen, pese a que siempre esté latente el riesgo de excedernos y llegar a la 6º y simplemente seguir adelante, porque gobierne quien gobierne tenemos que seguir adelante con nuestras vidas y tratar de ser felices con lo que nos tocó.