martes, 3 de septiembre de 2019

Paradojas del i ching: hexagramas 46 y 7

Que el i ching exceda su mirada ante las preguntas de quienes insisten en mirar la vida y sus circunstancias en términos absolutos es uno de sus tantos misterios. Que exceda incluso ante los antiguos comentarios que acompañan a cada uno de los 64 hexagramas y 384 líneas, especialmente aquellas que prometen "ventura" o "desventura", es una experiencia conocida para muchos de sus usuarios. Tal como el momento de sentir una poesía, de utilizar un lenguaje de forma creativa más allá de sus limitaciones y elevar su uso a la categoría de arte, el momento en que un hexagrama excede las palabras que guían su comprensión deja su huella.

Quisiera compartir uno de aquellos momentos.

Desde hace mucho es un tema vital en mi vida el intervalo entre actuar y no actuar. A veces llego a comprender que puede ser una curva donde haces todo lo posible pero asumiendo que hay un porcentaje de lo que sucede que no depende en absoluto de tus esfuerzos. Identificar cuándo sí y cuándo no es un dilema insalvable frente al cual no existen respuestas absolutas.

Preguntándole al i ching cómo reconocer caso a caso me respondió con 46.3 al 7.

"Uno empuja hacia una ciudad vacía". Uno acumula experiencias, métodos, cultiva saberes, transita por caminos más o menos acostumbrados que te llevarán a las respuestas que necesitas... pero nada dice respecto a la naturaleza de esas respuestas.

Aquí importa el objetivo trazado, mantener el curso aún cuando el carro conduzca cadáveres, que es la polaridad inversa de ese tercer puesto voluntarioso que rivaliza con el capataz de la segunda línea en determinación, y por ello va un paso más allá.

Entonces me surgió la pregunta ¿ por qué esa línea yin del ejército suena tan trágica en los textos? Porque en ese ejército hay quienes les cuesta contagiarse de la visión de su teniente y se resisten a su autoridad. Empiezan a fortalecer sus posiciones, crean disenso y terminan provocando una situación nueva donde el avanzar ya no es en pos de un objetivo concreto y determinado sino atrae lo invisible y lo misterioso, los elementos incontrolables que tanta pesadilla causan al orden establecido. Y claro, los textos están escritos en el seno de un gran imperio, y están formulados para los nobles. Alguien en una consulta, creo que Marta Ortiz, preguntó a qué había venido el i ching a occidente, y creo, respondió con 52.6 al 15. Vino a hacerse invisible y cumplir su misión en el anonimato, con eficiencia, como un instrumento ya no para el noble, sino para el hombre común que empieza a despertar una conciencia superior.


domingo, 17 de marzo de 2019

¿Qué tanto depende de nosotros? El hexagrama 3

En contextos terapéuticos y transpersonales suele trabajarse en torno al bienestar del paciente, a la resolución de sus conflictos y a potenciar sus habilidades. Existen muchas escuelas y orientaciones al respecto, pero desde hace un tiempo hay ciertas cosas que no dejan de hacerme ruido, sensaciones como si algo de vital importancia se nos escapara. Nuevamente, como ha sido la constante dentro de este blog yo, un hijo de la cultura occidental, me tomo un espacio para cuestionar ciertos supuestos fundamentales de nuestra cultura que se encuentra experimentando un momento de profunda crisis. 

Muchas veces, a nivel personal, me he cuestionado qué tan determinante es nuestra voluntad a la hora de determinar las circunstancias que nos rodean. Ese dragón incansable del 1 que lleva la batuta de nuestra civilización me causa mucho ruido a ratos, y me siento más bien cercano a la docilidad de la yegua del 2. Evidentemente el desafío es que ambos extremos se integren y formen una sinergia, donde los ruidos y dificultades se transformen en advertencias y avisos, espejos de aquello que no queremos o nos cuesta ver. Porque nos cuesta ver el yang en lo yin, el yin en lo yang y tendemos a la rigidez, a ubicarnos en una vereda u otra. A definir el mundo en términos de "bien" y "mal", de "héroes" y "villanos" y ahí muchas veces nos extraviamos, perdemos la neutralidad que nos brinda ecuanimidad y nos permite ver cada acto, cada detalle, en su propio contexto. 

Un rayo en la tempestad, el poder de nuestra voluntad. 


Así, hay veces que siento que mi disciplina, que mi voluntad no es suficiente. Miro alrededor y veo en el mundo muchas cosas que me desagradan y no dependen de mí, y muchas veces me siento desmoralizado y sin fuerzas para seguir. Hoy decidí darme un respiro y preguntarle a este compañero de camino cuál es su opinión al respecto y me tomo la libertad de compartirlo con ustedes. 

La pregunta fue ¿En qué grado las circunstancias que experimentamos dependen de nuestra voluntad? Y la respuesta fue el hexagrama número 3: las dificultades del comienzo (que Ritsema- Karcher llama simplemente "brotar") cambiando al hexagrama 45 "la reunión". 

La energía de los dos hermanos mayores, encontrándose en la secuencia por primera vez, la primera mezcla de energías descrita como un parto. La voluntad incansable abriéndose camino y encontrándose en un flujo que no puede controlar del todo y que altera inevitablemente sus posibilidades de expresión. Ambos aspectos de lo yang manifestado en nuestra tierra contradictoria y fluente. 

Brotar.
Primaveral Crecimiento Cosechante Prueba.
No aprovechar el poseer dirigido el ir.
Cosechante: instalar feudatarios.

Todo parte de un impulso, de una idea, de una intención creadora. Un propósito, un objetivo determinado a partir de nuestra voluntad, así se abre paso una planta desde su semilla subterránea y sin embargo esa voluntad debe aprender a someterse a las incontrolables circunstancias que movilizan nuestro corazón de un lado a otro para crecer con fuerza y energía. Rilke, uno de mis poetas favoritos (y que recomiendo a todos los estudiantes del i ching) lo señala de la siguiente forma:

¿Quién habla de victoria?
Sobreponerse es todo 

Y sí, solos no podemos. ¿Pero en colectivo? En algún momento nuestros ancestros nómades descubrieron las evidentes ventajas del asociarse y nacieron los primeros pueblos, de ellos las primeras ciudades y las civilizaciones que empezaron a dar forma al paisaje, a transformar nuestra manera de alimentarnos. Juntos pudimos enfrentar de mejor forma las inclemencias del clima, las hambrunas, pero también se multiplicó el impacto y el alcance de ciertas enfermedades. Yin y yang, todo el rato. 

Veamos las líneas. En la primera de ellas se nos presenta la voluntad como una columna de piedra, qué metáfora más falocéntrica y adecuada. Una voluntad sólida, rígida, bien asentada que es el punto de partida en este mundo hostil. Desde niños empezamos a soñar con nuestro futuro, con el "¿qué queremos ser cuando grandes?" y lo compartimos en nuestros juegos, nuestras fantasías. No sabemos, porque aún no hemos pasado por ahí, sólo podemos suponer cómo será, pero eso no nos quita necesariamente el sueño (y si lo hace es porque nos han enseñado a vivir alimentando proyecciones durante generaciones, desconectándonos del aquí y el ahora) 


a) Columna de piedra.
Cosechante: residir-en la Prueba.
Cosechante: instalar feudatarios.

b) Aunque columna de piedra, el propósito moviendo rectificadamente
por-cierto.
Usar valorar lo módico de abajo.
Lo grande adquiriendo-a los plebeyos por-cierto.

Luego cambie la cuarta, el ministro que en este caso es suave y dúctil, persuade  y no obliga, y permite modificar nuestro propósito inicial, refinándolo como  quien pule los cantos de una estatua o un diamante, respetando sus formas y las circunstancias reinantes sin abandonar su voluntad. Es cierto que en este sentido pueden ocurrir algunas imperfecciones, desencuentros y malos entendidos como refleja la cuarta línea del hexagrama 17, pero partiendo desde el 3 lo entendemos así. 

a) Montar un caballo, categorizando así.
Buscar la alianza matrimonial.
Ir Propicio.
Sin no Cosechar.

b) Buscar y-también ir.
Esplendor por-cierto.

En este viaje incansable y sin respiro que es la vida, adquirimos confianza, logramos aprender a montar un caballo y éste se convierte en un fiel compañero que no nos garantiza éxitos ni grandes oportunidades, pero añade su fuerza a la nuestra en la dirección que pulsamos. La línea nos insta a actuar, a movernos entremedio de las dificultades, mostrándonos un faro, o un mapa como a menudo imagino el I Ching: una cartografía de territorios invisibles. 

Así llegamos al 45, nos reunimos todos en torno a aquella gran represa que nos permite grandes transformaciones colectivas, donde Confucio nos advierte en contra de los robos y malos entendidos, porque no dejamos de ser otros, distintos, sino que voluntariamente suspendemos nuestras individuales en un contrato social al cual todos estamos sujetos pese a que se nos olvida a menudo el para qué. 

Esta respuesta me hizo acordar a una anécdota muy personal que finalmente quisiera compartirles, porque me parece que ilustra el mensaje de una forma gráfica. Mi abuela paterna/madre durante sus últimos años fue desarrollando una cierta demencia senil como muchos otros adultos mayores a lo largo de este mundo. Uno de los primeros síntomas fue que pasaba grandes extensiones del día frente a la televisión, sin poner mucha atención a lo que en ella aparecía. Bastaba que uno se sentara a su lado para que comenzara a preguntar acerca de aquello que miraba y que claramente ya no estaba viendo. Aún así, solía repetir "la tele es mi única compañera" como recalcando el hecho de que se sentía sola y sin embargo cuando alguien elegía acompañarla no lograba despegarse de loa televisión. Su voluntad era mantenerla prendida, pero lo que en ella ocurría era secundario. 

Una tarde de marzo de 2010, tras el terremoto que afectó Chile (no la ciudad en donde yo vivía, donde no pasó de sentirse como un temblor más)  y que a ella no causaban mayor sobresalto, se cortó la luz. Fue un corte que duró horas. Cuando comenzó a oscurecerse ella permanecía frente a la tele, apretando botones con cierto aire de tristeza. Mientras tanto, yo tocaba algo de guitarra. 

miércoles, 20 de febrero de 2019

El hexagrama 38, o nuestro rol en las democracias representativas

Nuestras realidades colectivas están construidas fundamentalmente mediante consensos, y quizás no existe nada más mutable que los consensos colectivos. Este es uno de los motivos por los cuales el I Ching, el libro de los cambios, no ha perdido vigencia ni actualidad en los casi cinco mil años de historia documentada que conocemos, pese a que existan muchas maneras distintas de aproximarnos a su sabiduría. Este blog no tiene otro objetivo que compartir aquello que he ido descubriendo a lo largo de los 10 años que viene acompañándome como herramienta de trabajo. Descubrimientos por cierto discutibles y sujetos a actualización a la hora de ser compartidos.

Hoy precisamente me referiré al hexagrama 38, la Oposición, que puede representar aquello que nos sucede ante un consenso establecido. De acuerdo a la secuencia, este signo sucede y es la inversión del 37, el Morar Personas, que describe precisamente una situación que tiende a la permanencia, que en el lenguaje del i ching tiene que ver más con una constante actualización frente al paso del tiempo, tal como sucede con las estaciones del año. La familia es una estructura que nos ha servido como faro y referencia durante milenios, pese a sus múltiples actualizaciones, un mecanismo que descansa en los pequeños detalles cotidianos, los ritos como pueden ser los horarios para alimentarse y reunirse, las celebraciones, los momentos de limpieza y aseo, los momentos de descanso, todos los cuales dan sentido a la estructura y desde afuera pareciesen inalterables pese a que sabemos que cada día es distinto al anterior, que a lo largo del tiempo crecemos y envejecemos, nos reunimos y nos separamos y sin embargo siempre hay un momento para almorzar, para tomar onces, para ordenar y limpiar, un momento de ruido y otro de silencio, un momento indiviual y otro colectivo.  Como podemos ver si desmenuzamos el signo en sus trigramas correspondientes en el 37 existe la claridad interior (retratada a través del trigrama inferior li, lo adherente, el fuego) que todo aquello tiene un sentido, y la sutileza (representada a través de sun, lo suave, el viento) de no imponerlo bruscamente hacia el exterior. Cuando visitamos una casa ajena todo parece estar en su sitio y no percibimos las tensiones y contradicciones latentes entre sus diversos componentes.

No obstante, distinto es cuando nos cambiamos de sitio, cuando llegamos a un trabajo nuevo, a un país nuevo. Cada vez que aparece la necesidad de encajar en una nueva estructura surge un choque, un conflicto, algo que nos advierte que no estamos en el lugar que acostumbrábamos y que nos exige adaptarnos a las circunstancias. Entonces nos encontramos en el 38, que en mi opinión retrata nuestra condición de ciudadanos votantes en el marco de nuestras democracias representativas donde adoptamos la actitud cómoda y desapegada de que los gobiernos deben hacerse cargo de nuestros problemas y cuando no lo hacen sólo nos queda reclamar.

Nuestras sociedades cultivan la idea de que nuestra participación ciudadana se canaliza principalmente a través de un voto, lo cual a menudo puede resultar muy frustrante.


Aquí las contradicciones se manifiestan en lo cotidiano, y nos es difícil hacernos partícipes del sentido (o quizás el llamado es más urgente y apremiante) que acá aparece establecido a priori. y necesita conversarse hasta en el más ínfimo detalle, como muestra el trigrama inferior dui, el lago, para minimizar los choques y hacer la convivencia más llevadera.

Es por eso que en este hexagrama en particular las líneas inferiores tienden a ser más dúctiles y cautelosas, desde la primera que adopta la actitud de no hacerse problemas frente a las desaveniencias y transita en forma impetuosa como el joven zorro por la superficie del lago congelado, asumiendo que no hay que atarantarse, que es normal que ocurran malosentendidos y sigue adelante. Al sujeto de la primera línea le da lo mismo por quien votar, y quizás ni siquiera concurra a las urnas porque se está ocupando él mismo de hacer frente a la contingencia. No tiene idea de política, lo reconozca o no, y la verdad es que no le interesa. La segunda es empática, y reconoce que en situaciones de antagonismo no hay nada más útil que apelar a las experiencias comunes para generar identificación y resolver los conflictos fácilmente (aquella frase de "encuentra a su señor en una calle estrecha" puede tender a confundir pese a ser una adecuada metáfora a la situación). es el votante que se deja convencer y hace oidos sordos a las contradicciones. Mientras que la tercera se asoma a un lugar más incómodo, y luego de unos cuantos tropezones empieza a darse cuenta que aquella situación, persona o lugar no va mucho con aquello a lo que tiende o acostumbra y adopta una postura más independiente mientras se encuentre allí. Cuando se está en pareja este es un momento particularmente incómodo: empezamos a darnos cuenta que el otrx no es lo que pensábamos o aquello que nos acomoda, sino que simplemente es otrx y de alguna manera nos empezamos a desligar aún antes de decidir finalizar el vínculo (una situación muy posmoderna, por cierto). Aquí tenemos al ermitaño, a quien se aisla de una forma u otra.

El trigrama superior es li, el fuego, y habla de nuestras convicciones. En el caso particular de este hexagrama representa el momento donde empezamos a tomar conciencia que los antagonismos responden a cuestiones que nos parecen más decisivas y profundas que el simple desconocimiento o nuestra condición de recién llegados, sino que se trata de asuntos más cruciales. Empezamos a darnos cuenta que no somos necesariamente nosotros quienes provocamos el antagonismo y que quizás da lo mismo de donde venga, lo importante es que ocurre y lo estamos experimentando, que nuestra voluntad de adaptarnos tiene un límite determinado por nuestra experiencia y nuestras convicciones, o que simplemente no nos nace, no nos sale ni nos funciona.

La línea 4 en particular es jodida en ese aspecto, porque no podemos retirarnos ni hacer mucho al respecto. Nos sentimos incomprendidos, postergados e injustamente entendemos que nuestra forma de ver el mundo no es tomada en cuenta y simplemente bajamos el moño hasta que alguna circunstancia externa nos presenta una oportunidad de salida, que de acuerdo a la ley de los cambios viene determinada por el hexagrama 41, la merma, la renuncia, el sacrificio que en algún momento promete convertírsemos en aumento, si seguimos el orden prefigurado por la secuencia. Es cierto que en este punto pueden aparecer dudas al respecto, y son estas dudas las que hacen que esta línea se presente muchas veces como espinuda. Porque de todas maneras se trata de una línea yang: nos resistimos tenazmente, nos apegamos a nuestras convicciones y nos quedamos aislados un rato.  Es la amargura del comentarista politico, del opositor minoritario, de aquel que denuncia constantemente los abusos y atropellos sin que nadie lo escuche, el que despotrica a través de las redes sociales su descontento.

Si tan sólo llegásemos a la comprensión de la quinta y lográsemos ceder sin importar las dudas podríamos darnos cuenta que la gracia de estas situaciones es precisamente contribuir a formar nuestro carácter, que se convierte en el arma necesaria para transformarla y a partir de nuestros actos atraer el respaldo necesario de manera espontánea y así enfrentar aquello que nos separa como quien sale a cazar en el hexagrama 10, el porte, adquiriendo una comprensión cabal de la situación una vez superadas las dudas existenciales y la terquedad de aquella cuarta, quizás nos daríamos cuenta de lo provechosa y nutritiva que resulta nuestra experiencia del antagonismo para nuestro camino personal, que también es colectivo y no intentaríamos imponer nuestras convicciones a toda costa, los antagonismos no generarían guerras y el mundo sería un lugar mucho más armónico, aún acogiendo las diferencias.

Y pasado el umbral de la ductilidad que en este caso es representado por el regente de la quinta línea volvemos a asumir por última vez la guardia hasta que ocurre el milagro de reconocernos a nosotros mismos en ese otro que tanto nos atormentó y finalmente lo aceptamos e integramos en el hexagrama 54, incomprendido como pocos, donde dejamos que nuestro ego se disuelva nuestro ego en la pureza del amor incondicional, o quizás sólo pensamos que lo hacemos. Depende.

Como podemos ver, en muchas de nuestras sociedades democráticas representativas vivimos constantemente el 38, donde sólo podemos elegir a nuestros legisladores y goberanantes cada cierto tiempo y luego quedamos presos de aquello que decidan en nuestro nombre, nos guste o no. quizás sólo nuestras acciones comprometidas, como aquellas de la línea 5º, sean aquellas que definitivamente nos empoderen, pese a que siempre esté latente el riesgo de excedernos y llegar a la 6º y simplemente seguir adelante, porque gobierne quien gobierne tenemos que seguir adelante con nuestras vidas y tratar de ser felices con lo que nos tocó.





viernes, 4 de enero de 2019

La sociedad occidental desde la mirada del I Ching: el hexagrama 56

Durante el 2018 me he referido muchas veces a lo largo de este blog a nuestra tendencia a asignar valores absolutos a la hora de entender los hexagramas del i ching que aparecen en nuestras consultas, que nos lleva a evaluar las respuestas recibidas en términos de "buenas" o "malas" "favorables" o "desfavorables". Las abundantes traducciones que se han hecho de la traducción del sacerdote adventista alemán Richard Wilhelm han contribuido a diseminar los términos "buena fortuna" "mala fortuna" los cuales refuerzan dicha costumbre.

Dichas afirmaciones también encierran un juicio implícito, y pueden llevar a suponer, no sin justa razón, que existe en mis escritos una tendencia a abjurar de nuestra cultura occidental, lo cual paradójicamente sería un sesgo muy occidental de mi parte. Nuestro idioma está construido de conceptos absolutos, de dicotomías y oposiciones que constantemente entran en conflicto en diversas áreas de nuestras vidas. Muchos de estos conceptos son grandes y abarcadores, otros son pequeños y específicos, y aspiran a la totalidad.

El fuego que siempre arde en la medida que lo alimentemos


"Libertad, igualdad, fraternidad" fueron los grandes pilares de la Revolución Francesa que derrocó a las monarquías absolutas y fue el puntal de lanza para que los estados nacionales basados en constituciones, el primero de los cuales fue Estados Unidos, se diseminaran a lo largo del globo. Nos enteramos de lo que ocurre en el mundo a través de medios de comunicación que funcionan bajo la noción de verdad y son fuente constante de diferencias de opinión y grandes discusiones en las cuales nos limitamos a adscribir a una u otra posición, Las historias que consumimos están construidas en torno a héroes y villanos, herramientas como el tarot y el i ching son utilizadas frecuentemente en pos de nuestro bienestar. Ese es el mundo en el que vivimos, más allá de las opiniones que podamos tener.

Yo soy un hombre mestizo de clase baja del tercer mundo que ha desarrollado una postura crítica con respecto a muchos de estos aspectos y otros tantos, pero inevitablemente soy hijo de esta cultura y tiendo a reproducir algunos de sus mecanismos en mis discursos. Como estudiante del I Ching me he encontrado con una manera distinta de ver el mundo, donde todas estas contradicciones y oposiciones a las cuales estamos sujetos tienen su lugar y su razón de ser, donde el mundo es un lugar fluido y sujeto a constantes interpretaciones,. Pese a ello reconozco mis límites, y dentro de mis puntos de vista existen también concepciones rígidas que tiendo a afirmar construyendo las verdades que me hacen sentido. Lo importante es aprender a desaprender, pues ello nos permite acceder a puntos de vista distintos, a otras experiencias de vida, otros aprendizajes con los cuales podemos o no comulgar, y el infinito intermedio que representan estos 64 hexagramas que muchos utilizamos como guía y mapa para no extraviarnos.

Por ello se me ocurrió comenzar las entradas de este 2019 preguntándole al i ching respecto a su visión respecto a nuestra cultura occidental. Sobreentendiemdo que el i ching me entrega la respuesta que yo necesito comprender y compartir sobre la cual podemos intercambiar nuestras opiniones, el i ching me respondió con el hexagrama 56: El Andariego, mutando al hexagrama 30, lo Adherido, el fuego.

Somos buscadores incansables de verdades en territorios ajenos a nuestra experiencia, deambulando de un lado a otro incansablemente, en constante movimiento. Encendemos fuegos en la montaña que pueden ser apreciados a quilómetros de distancia hasta que se apagan y nuestros rastros se cubren. Desde nuestras montañas apreciamos el paisaje, nos hacemos ideas sobre el mundo, sobre nuestras experiencias, sobre las cosas que nos rodean y desde lo alto todo parece verse muy claro hasta que el fuego se apaga y volvemos a la oscuridad, a la incertidumbre que nos impulsa a desplazarnos. Nuestros libros de historia son un conjunto de modas y tendencias que se suceden unas a otras en interminables eslabones que se remontan hasta tiempos inmemoriales, encontramos en los registros, en los restos arqueológicos, en los relatos y en las tradiciones ese fuego que nos abriga y nos calienta, nos hace sentir seguros, pertenecientes a algo que en el momento menos pensado se nos agota, y sin embargo no cesamos de buscar, si me permiten la metáfora.

Vámonos al dictamen:

Transitar lo pequeño: Crecimiento.
Transitar Prueba: propicia.

O si prefieren, a la versión del sabio adventista Wilhelm:

El andariego, éxito por lo pequeño
Al andariego la perseverancia le trae ventura.

Venimos al 56 después del 55, de aquella claridad rotunda que nos embarga de nostalgia, nos dirigimos al 57, a la suave y constante penetración en nuestras profundidades. Nuestro caminar nos pone a prueba, cada nuevo descubrimiento genera una nueva pregunta, esa nueva pregunta expande nuestras posibilidades y deambulamos en medio de una realidad en constante desarrollo, en constante revisión, una realidad que no es estable. Los nucleares son Sun y Li, le hija mayor y la menor, la suavidad y la alegría. El caminar nos lleva a investigar, ese investigar nos lleva a conectarnos, a reunirnos. Es un andar que a ratos se hace cansado y pesado, que exige la atención en los detalles, en cada pequeño recoveco del camino. Ser cuidadoso en las palabras y en los actos. 

Al moverse la línea 1 el i ching nos recuerda que apenas empezamos a caminar. Claro,  se nos olvida que en términos planetarios dos mil años no son nada, y el oráculo así nos los advierte: 

 a) Transitar: fraccionar, fraccionar.
Escindir el lugar de uno, apoderándose-de la calamidad.
b) Transitar: fraccionar, fraccionar.
Propósito agotado, calamidad por-cierto.

O nuevamente, a la manera de Wilhelm: 
Cuando el andariego se dedica a nimiedades
atrae sobre sí la desgracia.

Esas nimiedades de las que habla Wilhelm son las nimiedades propias del rescindir, del separar, del divorciar y desmenuzar. Es tomarse demasiado al pie de la letra el dictamen de tornarse a lo pequeño. La acción de separar y mantener separadas las esferas, los conceptos, los caminos en nuestra búsqueda de verdades. Es curioso cómo aún al adoptar el monoteísmo cristiano naturalmente aparece el protestantismo, luego los luteranos, los evangélicos, los testigos de jehová y cientos de permutaciones que compiten entre ellas. Veinte o treinta años atrás, cuando empezó a masificarse el internet, había un montón de servidores de correo electrónico y sin embargo tendemos a usar google, yahoo o hotmail (al menos en mi país). Podemos encontrar un montón de ejemplos de cómo tendemos a separar y a quedarnos trabados arrimados a un buen árbol y nos olvidamos del resto del  bosque hasta que ese árbol se nos incendia y vamos hacia otro. 

Es la historia de nuestra cultura y la fuente de nuestro deambular en torno a ese fuego que nos da calor y nos ayuda a preparar el alimento, pero que también nos quema y arrasa nuestras estructuras. Ese fuego que en la interpretación del i ching es la luz que entra a través de nuestras pupilas y nos permite ver, la chispa divina que nos da vida para los judeocristianos, la luz y la verdad que en el tarot está representada por el arcano número 5, ese sumo sacerdote o hierofante que es el puente con lo divino y es el motor que nos impulsa a caminar desde que dejamos el jardín del edén, si aceptamos la metáfora bíblica. Esta respuesta ofrece un torrente infinito de metáforas posibles, en lo personal me detendré aquí. 

 

jueves, 13 de diciembre de 2018

El I Ching y la contradicción: el hexagrama 36

Si hay algo que nos desespera del i ching es cuando nos arroja respuestas contradictorias. Ya sea porque solemos tener ideas fijas en nuestra apreciación de las situaciones que experimentamos cotidianamente o porque vivimos en una cultura acostumbrada a alimentar el conflicto lo cierto es que nos suele costar convivir con el claroscuro.
Ejemplo gráfico de claroscuro.


El mundo reflejado por la prensa funciona precisamente de aquella manera: crea temas de discusión frente a los cuales se enarbolan distintas posiciones, con los dados cargados de acuerdo a las premisas ideológicas de cada medio. Asimismo, la imagen mental que el común de las personas posee del profesional de la información oscila entre el buscador de la verdad y el manipulador mentiroso que saca de contexto las frases con el sólo objetivo de crear polémica.

Si nos vamos a la contingencia, nos daremos cuenta cómo durante los últimos años han resurgido y se posicionan con fuerza posiciones extremistas respecto a diversos temas. Simplificando en extremo diremos que tenemos una izquierda progresista que constantemente apela a la razón, a la ciencia y epistemiología para defender sus posturas frente a una derecha conservadora que apela a la emoción y a la defensa irrestricta de las tradiciones haciendo imposible cualquier posibilidad de diálogo. Los memes refuerzan esta simplificación icónica de los fenómenos y se diseminan entre las personas que no leen, y las fake news logran propagarse aún entre las personas bienpensantes.

Por ello, en esta oportunidad quise preguntarle al i ching ¿Cómo aprender a integrar las contradicciones a nuestro cotidiano? Y la respuesta fue contundente: El hexagrama 36 "El ocultamiento de la luz" transitando hacia el 49 "La Revolución".

Claramente (disculpando nuevamente la paradoja de la expresión) podemos inferir que la contradicción inevitablemente algo nos muestra aunque no seamos capaces de apreciarlo a simple vista, algo que encierra la posibilidad de generar transformaciones profundas llegado el momento. Una fractura en nuestro razonamiento, un tesoro oculto.

En palabras de Ritsema-Karcher:

 El Esplendor Oculto, Cosechante: trabajo-pesado, Prueba.

Lo adverso es la prueba, una prueba difícil que promete valiosos frutos. Adentrarse en la contradicción, tomar conciencia de ella, no es algo fácil, ni liviano. Wilhelm traduce "es provechoso ser perseverante en la adversidad" enfatizando la dicotomía judeocristiana entre bien y mal. Hay algo de eso por supuesto, pero el desafío se trata precisamente de descubrir esa luz en medio de la oscuridad que nos nubla y no nos permite recurrir a las estrategias acostumbradas. 

Veamos. Li, el fuego, representa la claridad que el razonamiento adquiere cuando está adherido a algo (una idea, una convicción, aire condensado en acciones fervorosas y convencidas) y también la perspectiva al hacer conciencia del paso del tiempo y lo efímero que puede resultar. No hay fulgor que arda eternamente y sin embargo al arder ilumina, y a veces quema. Este fuego en el 36 se encuentra oculto,  incomunicado como el magma que no se libera en erupciones y permanece enterrado bajo la tierra hasta que logra manifestarse. La contradicción es una posibilidad no manifestada que permanece ahí, disimulada frente a nuestros ojos y no obstante sigue siendo luminosa. Es la posibilidad que no nos permitimos, aquella que conscientemente negamos y bloqueamos porque no creemos en ella ni le damos validez, pero que inevitablemente existe. Nos encontramos con ella cada vez que se manifiesta a través de los otros, de situaciones incómodas, de aquello que para nuestros ojos es inaceptable e injustificable pero que no por ello deja de existir y jamás podremos neutralizar del todo. Para que exista un ritmo debe existir alternancia, contrastes, movimiento y flujo, y sin embargo vivimos constantemente eligiendo entre una opción u otra. Nuestra matriz cultural nos impulsa a ello. Y todo lo que no elegimos permanece allí, sin manifestarse.

Marta Ortiz en su blog propone la analogía del 36 con las artes escénicas, que nos muestran arquetipos y situaciones que quizás jamás experimentaremos por nosotros mismos y se despliegan ante nosotros en medio de un cuarto oscuro, creando una realidad circunscrita a aquel instante misterioso y mágico de representación que no deja de despertar nuestra curiosidad y que en última instancia es un rito que nos permite conectar con esos arquetipos crudos e inexplorados por un momento, por un espacio sagrado que esta fuera del alcance de nuestro cotidiano. Allí podemos identificarnos con nuestros fantasmas, con todo aquello que no alcanzamos a manifestar conscientemente pero que nos interpela.

Y en esta consulta en particular nos hallamos en el meollo del misterio, en los puestos cuatro y cinco, aquellos donde la comprensión de aquello que está oculto resulta más cabal, más descarnada. 

En particular la línea cuatro suele asustarnos. Cómo no hacerlo:

 a) Entrar tendiendo-hacia la entraña izquierda.
Apresar del Esplendor Oculto el corazón.
Tendiendo-hacia emerger-del portal de los aposentos.
b) Entrar tendiendo-hacia la entraña izquierda.
Apresar el corazón, la intención por-cierto.

La contradicción nos ataca directo al corazón, nos descompone. Nos saca de nuestras convicciones, de nuestro fuero más íntimo y así accedemos a la médula de nuestras convicciones. No es casualidad que de aquí nos peguemos el salto al 55, que de este lugar incómodo logremos encontrar una comprensión tremenda e inusitada que nos deja lúcidamente pasmados y nos otorgue las energías necesarias para actuar, una vez develado el misterio. Es el ejercicio de estar inmersos dentro de aquello que rechazamos con todo el corazón, esa sensación que nos invade cuando leemos alguna declaración que rechazamos por absurda, desinformada o ridícula, o nos encontramos frente a frente con aquello que nos hirió. Imposible no salir de ese trance transformados y enriquecidos. Para bien y para mal. 

Y una vez que ya comprendemos íntimamente ese lado oscuro de nuestra verdad comprendemos que el monstruo no resulta tan terrorífico, y aprendemos a convivir con él porque ya no puede dañarnos, pues logramos aceptarlo y reconocerlo, identificarlo también como posibilidad dentro de nosotros. 

 a) Del hijo aventador el Esplendor Oculto.
Cosechante Prueba.
b) Del hijo aventador lá Prueba.
El Esplendor no permitiendo pausar por-cierto.

En esta línea quinta aparece un concepto muy hermoso: Aventar.

CHI: separar el grano de la cáscara arrojándolo al viento; separar lo valioso de lo que no tiene valor, lo bueno de lo malo; cedar, cesta para aventar; abrirse en abanico.

Aprendemos a familiarizarnos con el monstruo, aceptamos a que no podemos deshacernos de él, porque la contradicción es inevitable. Nos vemos obligados a sobrellevarlo y lo hacemos como lo hizo el príncipe Chi: nos hacemos los locos. A más de alguno nos ha tocado aquel ejercicio de tolerancia en el trabajo, en alguna reunión familiar no deseada. No quiere decir que nos obliguemos a modificar nuestras convicciones sino que simplemente las omitimos considerando que en dicha situación no es prudente desplegarlas, lo cual puede tomarse como un sacrificio que nos lleva directo al hexagrama 63, después de la consumación. El éxito de dicho sacrificio,superior, que en otras palabras es exponerse voluntariamente a una contradicción por un motivo aparece relacionado con nuestra convicción en realizarlo y no con su magnitud. 

Tal como ya anticipábamos, este viaje por las profundidades de nuestras contradicciones nos lleva al hexagrama 49, a la revolución que consiste en un reordenamiento, un necesario cambio de piel que se realiza al integrar las contradicciones como parte de nuestra experiencia y nos libera de la rigides monolítica de las verdades tajantes, y a la posibilidad de aceptar que las grandes verdades se contruyen colectivamente y asumir la responsabilidad que a nosotros nos cabe como sujetos sociales, miembros de una comunidad.






jueves, 22 de noviembre de 2018

2019: Un año líquido

A un mes de finalizar el año gregoriano 2018, un año bastante movido, me animé a consultar al I Ching respecto a aquello que nos ofrece este 2019 que se nos viene encima. Sin embargo, antes de entrar en detalle me gustaría refrescar la lectura que realicé para el año  2018 y precisar los alcances que una interpretación de esta naturaleza nos ofrece.

Cuando consultamos el oráculo obtenemos un hexagrama, probablemente una o más líneas que cambian y forman un nuevo hexagrama. que complementa la información del primero. Tendemos a pensar en ese segundo hexagrama en términos de proyección. No obstante, si consideramos cada hexagrama como la descripción de un clima, de un ambiente, de un humor, podremos hilar más fino y este hexagrama resultante se vuelve más bien una referencia. En el ejemplo de la predicción anterior durante el año 2017 se manifestaría el hexagrama 44 "el encuentro" mutando al hexagrama 6 "el conflicto". Al terminar el año podemos estimar, en líneas muy generales, que el oráculo quiso reflejar el clima que se genera a partir del resurgimiento de la energía yin a partir de las luchas feministas y de género que han desembocado en un ambiente polarizado donde en varios países del cono sur han empezado a surgir regímenes de derecha que prometen la recuperación de los valores tradicionales de una sociedad patriarcal y extractivista como aquella en la que fueron criados nuestros padres y abuelos. A este conflicto no es posible hacerle frente directamente, nos invita a replantearnos, a reinventarnos, a disciplinarnos como nos muestra el hexagrama subsiguiente "El Ejército" en un proceso que sin duda será largo y profundo, pues tiene que ver con las fisuras de una forma de vida que se ha extendido por el planeta durante milenios, donde el crecer, el conquistar, el poder, la dominación y el desarrollo tecnológico han llevado la batuta.


Este 2019 estará marcado por el hexagrama 29, sin mutaciones.

Un año líquido, en un contexto de escazez hídrica.


En el I Ching el agua se caracteriza como lo abismal y se pone énfasis en su capacidad de fluir, de atravesar cualquier obstáculo en su incesante caída. A diferencia del zodíaco occidental no son sus profundidades misteriosas a insondables las que nos ocupan, sino su aspecto impetuoso, voraz e implacable que se manifiesta cada vez que existen maremotos o inundaciones. Cada vez que su caudal aumenta el agua se abre paso por sus cauces naturales sin importar aquello que el hombre haya construido alrededor, pero cuando se ve estancada se vuelve tóxica, se pudre hasta que finalmente es reabsorbida por la tierra.

Nos encontraremos con muchos ejemplos de ambas situaciones: movimientos sociales que se alzarán imparables en contra de los abusos, y regímenes asfixiantes que se ahogarán en sus premisas excluyentes. No será un año tranquilo, las pasiones fervorosas nos moverán de un lado a otro, como ocurre en las redes sociales con denuncias y funas de todo tipo. Habrá manipulación, fraude, la posverdad seguirá ganando terreno, generando polarización, dificultando la comprensión mutu. No obstante esta bala mágica también será incontrolable y los sectores conservadores podrían encontrarse acorralados en sus propias redes, tal como el sujeto de la línea 6º. 

Lo líquido también tiene que ver con cambios de orientación bruscos, con improvisación (después de todo el agua fluye por donde haya espacio) y planes que se desarman ante la contingencia, lo cual requiere creatividad y ante todo flexibilidad. Ante todo, predicar con el ejemplo. Muchas personas, sobre todo de las generaciones anteriores tienden a pensar en un líder, en un caudillo que arregle las cosas y que logre unificar los movimientos. El agua no necesita un liderazgo para que su cauce permanezca unida, sino simplemente un espacio disponible. Si en nuestra cotidianeidad encontramos una solución, o lo hacemos en un tutorial de youtube o un discurso conmovedor da lo mismo, lo importante es cómo la ejecutamos, y si permanecemos atentos  a la acción el cauce de seguro fluirá. Agua no es muy de filosofar, sino de moverse entremedio de los huecos, rellenar, abrirse paso. Si no es por donde yo estoy pulsando no importa, no pasa nada, sigo por donde pueda sin cuestionar mucho se se trata del camino correcto o no. Agua es fiel a si misma y a su entorno, y sin embargo en lo colectivo encuentra la fuerza. El mensaje es seguir adelante, aunque nos sintamos solos y perdidos en medio de la corriente de los hechos.

Baumann acuñó el concepto de "modernidad líquida"


También es importante señalar, y ahí es inevitable referirme a Zygman Baumann, que las agrupaciones sociales se reúnen y se desarman, no devienen en estructuras fijas. 2019 no será un año de refugio ni descanso sino de movimiento. ¿Hacia dónde? lo descubriremos mientras nos movemos. Los nostálgicos del orden y de las viejas estructuras que funcionan no la pasarán muy bien este año, a no ser que adquieran la capacidad de transformarse para hacer frente a los innmuerables desafíos que se nos vienen encima.

domingo, 30 de septiembre de 2018

Los absolutos en el i ching ¿Son tan absolutos?

En mis interpretaciones del i ching suelo enfatizar el carácter mixto de cada uno de sus signos. De los ocho trigramas, seis de ellos presentan cualidades yang y yin, y de los 64 hexagramas, 62 presentan algún tipo de mezcolanza. Por eso es que resulta complejo decir a ciencia cierta qué tan favorable o desfavorable es un dictamen. Es cierto que los textos nos entregan alguna pista, pero la naturaleza de nuestra pregunta nos obligará a mutar la interpretación. En ello consiste la riqueza del i ching.

¿Qué ocurre cuando nuestra respuesta está cruzada de absolutos? ¿cuando ch'ien, el cielo y k'un, la tierra se nos aparecen en todo su esplendor?

Cielo y tierra en toda su inmensidad


Cielo es una energía transformadora, activadora y movilizadora, la cual sin embargo al cambiar una o más líneas se detiene en diversos puntos determinando un conjunto de hexagramas derivados. Desde este punto de vista podemos decir, por ejemplo, que al mutar la primera línea nos encontramos con la doncella poderosa del 44 que desde abajo despliega su poder oscuro. Al mutar la segunda esta doncella cimenta pactos secretos y misterios que enturbian la comunidad del 13. Al mutar la tercera esta doncella empoderada se vuelve un tigre salvaje que muerde fuerte en el 10. En la cuarta se vuelve sabia y dosifica su energía en el 9, en la quinta resplandece en el 14 y en las alturas inaccesibles se esconde y provoca divergencias en el 43.

Tierra es una energía misteriosa, oculta, rica en recursos pero que prefiere no mostrarse directamente. Cuando cambian uno o mas líneas elige mostrar y activar dicho potencial. En la primera línea determina el tiempo del solsticio y activa el potencial de las semillas al germinar en el 24, en la segunda despliega sus recursos en dirección a un objetivo concreto en el 7. En la tercera simplemente actúa, hace lo que corresponde sin adornos en el 15, en la cuarta contagia su alegría y mueve las masas en el 16, en la quinta convoca y reúne sus fuerzas en el 8 y en las alturas sabe cumplir su misión hasta el final en el 23.

Como vemos, 1 y 2 también son espejos que mutuamente resuenan; es más, ambos hexagramas poseen una particularidad única: cuando todas sus líneas cambian y se reflejan hay un sólo texto para describir esta mutación, que es un reflejo de la mutación primordial de la cual todas las otras se originan. Nada de Dios y el Diablo, de bien ni mal, de favorable o desfavorable. Se trata de ambas cosas, cada una a su momento