viernes, 29 de diciembre de 2023

2024: hacer comunidad

 Un larguísimo espacio de tiempo separa esta entrada de la anterior. Durante este tiempo mi atención estuvo enfocada en experienciar el cotidiano y encontrar en él las metáforas que los antiguos chinos urdieron y plasmaron en el libro de los cambios, cuya atemporalidad le permite interpelarnos desde nuestras interrogantes, nuestras percepciones y la forma en la cual las decodificamos mediante toda clase de aparatos y producciones culturales que no terminan siendo ni más ni menos que la forma que elegimos para hacerlas inteligibles a nuestras experiencias.

Pues bien, el 2023 no hubo una tirada personal para el año, la primera pausa después de casi 5 años. Sin embargo, ahora que este ciclo gregoriano se acerca a su final decidí retomar la costumbre y formar un hexagrama que pueda hablarnos de los arquetipos que marcarán el ambiente y la pauta contextual para el año que viene, por supuesto de manera muy general y abstracta. Cada uno de nosotros, sin duda, lo experimentará de muchas formas distintas, no pretendo agotarlas todas, y más de alguno realizará sus propias interpretaciones desde sus distintos contextos, y todas ellas se enfocarán en un aspecto diferente. Aunque difiramos, aún así, mientras más interpretaciones leamos, más amplia se volverá nuestra perspectiva, e inevitablemente, terminaremos discerniendo patrones espontáneos, porque el i ching no es más ni menos que la permutación de los aspectos binarios de nuestra realidad.

Y bajo este marco, el hexagrama para el 2024 es el hexagrama número 13: La solidaridad entre los hombres.

Concordar las Personas, tendiendo-hacia la campiña. Crecimiento. 

Cosechante: vadear el Gran Río. 

Cosechante: el chün tzu, Prueba.

Este hexagrama está conformado por los trigramas Li, lo adherente, el fuego al interior. Una claridad interior en un punto de vista que está definido por la línea 2, íntima, cotidiana al interior del hexagrama. Se trata de motivos primales, que tienen que ver con la supervivencia, amenazada por toda clase de fuerzas hostiles que se sienten infinitamente superiores a nosotros y bajo las cuales apenas tenemos la paciencia para discernirlas si no es dentro de este espacio de intimidad, frágil y limitado, cuya existencia nos entrega sentido. No se trata de grandes ideas, nobles y abarcadoras, sino de cuestiones prácticas: los efectos del calentamiento global, la absoluta invasión a nuestra privacidad, el creciente desarrollo de las inteligencias artificiales que existen, a diferencia de nosotros, más allá de un cuerpo. Y a fin de cuentas, como seres humanos, el cuerpo es el único refugio que nos queda, aún bajo el constante bombardeo de tecnologías que en sólo 20 años han transformado radicalmente nuestros modos de vida trayendo consigo el resurgimiento de ideas oscurantistas que en algún momento de la decada de los 90 muchos, ingenuamente, creímos erradicadas por completo.

 Estas ideas se desarrollan, se expanden y se comparten en contextos más o menos amplios y se transforman en refugios colectivos dentro de los cuales nos sentimos seguros: causas sociales, videojuegos online, agrupaciones deportivas, y por qué no, asociaciones ilícitas, carteles, sectas y subculturas que se reproducen en torno a este bullante y cada vez más gigante espacio social cuya monstruosidad enorme muchas veces nos hace sentir quizás frágiles e insignificantes.

Pero en el 13 la principal característica de estos refugios es la libertad de acción y la ausencia de exigencias para participar en ellos. No existen líderes ni vínculos secretos, el peligro ya lo conocemos: no podemos correr el riesgo de transformarlas en dogmas que exigen fidelidad o devoción: si esta devoción no surge en forma espontánea no puede ni pretende ser causada o manipulada. Muchos ya estamos cansados de ser manipulados por nuestros modelos sociedades, y poco a poco nos vamos cansando del sinfín de recetas fáciles y milagrosas para salir de aquello, y nis damos cuenta que nuestro aquí y ahora es lo único que tenemos, y sólo podemos confiar, no aferrarnos. Y ahí está la trampa. Porque hemos sido educados dentro de una cultura que busca apropiarse de los objetos del deseo, reclamarlos para sí como un derecho, como una verdad incuestionable bajo la cual aún es posible, y muy sencillo, manipular masas. Salvadores mesiánicos que dicen las cosas como son y se enfrentan a la degradación de un status quo que se resquebraja cada día bajo nuestra absorta mirada y que no sabemos cómo ponerle fin. El secreto parece estar dentro de lo cotidiano.

Un hexagrama del i ching puede entenderse como un territorio a explorar: entramos en la línea inferior sin saber nada, en este caso impetuosos, ávidos de encontrarnos socialmente, movidos por la necesidad de percibir más allá de nosotros mismos, sin mayores expectativas, sin compromisos de por medio. En la segunda encontramos nuestro lugar seguro, intimo, acogedor pero todavía muy limitado. En el 13 la dos es yin, enfatizando la idea de descanso y tranquilidad, pero el riesgo está precisamente en que, cegados por esta sensación de confort y calor olvidemos que hay un mundo mucho más grande afuera y nos perdamos de otros puntos de vista distintos. “El sueño de la razón produce monstruos” plasmó Goya en una de sus pinturas.

Ante este panorama solo nos quedan los otros.


En la línea 3 nos atrevemos a aventurarnos más allá de esta sensación de confort, de la cual ya hemos sido advertidos que nos nos podemos apropiar, y entonces nos vamos al extremo contrario: empezamos a desconfiar, nos invade la paranoia y vemos enemigos en donde no los hay, sospechamos de los motivos ocultos y nos mantenemos a la guardia, tensos, y así nos cansamos y agotamos en esta tensa y frágil línea yang.

Al ampliar nuestra perspectiva adquirimos finalmente la neutralidad, una vez superada la paranoia reconocemos la fuente de nuestro rechazo en nuestra propia fragilidad y adquirimos una mirada ecuánime, equilibrada, cordial y algo distante en la línea 4, firme en sus convicciones sin necesidad de imponérselas a otros, cada quien desde su propio camino, pero al mismo tiempo compartiendo la necesidad y el apoyo.

Y después de experimentar este territorio en todas aquellas dimensiones y niveles, ese camino espinudo finalmente puede permitirse un vínculo más íntimo a partir de la acumulación de experiencias comunes, apegos infantiles, malos entendidos y enfrentamientos dialécticos cuya función es permitir la construcción de un lenguaje claro y común que nos permita converger desde aquello que nos reúne y también todo el aparato sociocultural que nos separa.

Más allá, en las alturas ideales de la línea 6 quizás luego de ese instante sublime de comunión sea imposible no tomar conciencia de su finitud y volvemos a sentirnos como al principio, solos y desamparados, enfrentados a la realidad aplastante de lo frágiles que son nuestros refugios frente a todas las experiencias inexorables e inexplicables que trae consigo el existir, pero eso sólo si insistimos en ir más allá del momento puntual que habitamos juntos.

Conciencia del otro más allá de nuestras islas socioculturales: ése es el gran desafío para esta nueva vuelta al sol. Para ello, es preciso primero que nos familiaricemos con nuestra propia conciencia insular. Depende de que cada uno de nosotros sea capaz, primero, de habitar su propia piel y no asumir aquello que percibimos como una verdad universal.

En 12 meses más veremos cómo lo hemos experimentado.

domingo, 26 de diciembre de 2021

2022: año de asumir responsabilidades


Desde el año 2018 que, a través de esta poco concurrida página, vengo entregando pronósticos más o menos generales para el ciclo gregoriano que se avecina. A estas alturas es posible incluso establecer una secuencia, tarea que enfrentaré a continuación, que remataré con mis interpretaciones acerca del año que comienza. 

El 2018, de acuerdo a mi consulta, estuvo bajo el hexagrama 44, la complacencia, el ir al encuentro. Hablé entonces de la fuerza que irían tomando los movimientos contrarios al orden establecido, contrarios al poder hegemónico, patriarcal y vertical, a pesar de que serían maltratados y menospreciados, atacados, difamados y ninguneados. Ahora, con algo de distancia, también quizás comprendo que podría tratarse del auge de los memes, aparentemente inofensivos, pero que con el tiempo han ido demostrando de crear efectos tremendos en todas las esferas. El 44 mutaba al 6, al conflicto, al desgaste progresivo de la relación entre las diversas capas de la sociedad. 

Luego, el 2019 se presentó bajo el signo de Kan, el agua, uno de los trigramas duplicados. La energía sujeta al caos de no controlar absolutamente nada. En Chile tuvimos un estallido social que despertó la inmensa fuerza de un pueblo chileno acostumbrado al yugo de una sociedad de fuerte raigambre autoritaria, la cual se vio obligada a ceder en grados inusitados hasta ese momento. Fue el primero de múltiples estallidos que a lo largo del globo demostraron lo incontrolable de las circunstancias. Las relaciones humanas fueron tornándose cada vez más líquidas, intensas y fugaces, los liderazgos fueron cayendo bajo el peso de su propia soberbia. 

Y así llegamos al 2020, que como reacción simétrica a la energía incontrolable de kan se manifestó a través de su opuesto complementario, el hexagrama dui: lo adherido, el fuego. Un año marcado por la pandemia global y un nuevo auge de los movimientos de corte ultraderechista, fundados en convicciones fanáticas y ciegas, de los negacionismos propagados a escala cada vez más extensas gracias a las tecnologías de la información. 

El 2021, que se nos está yendo, ha sido un año profundamente misterioso e impredecible, como lo anticipamos en este blog, ya que su energía pertenece al yin, el principio  oscuro, receptivo y enigmático, que se superpuso a todos los pronósticos y demostró, una vez más, la futilidad de los esfuerzos para encauzar la energía en pos de una normalidad que cada vez parece más inexorablemente perdida. 



Y así, llegamos al 2022, que estará marcado por el hexagrama 18: el trabajo en lo que está corrompido. 

Corrupción, Primaveral Crecimiento.

Cosechante: vadear el Gran Río.

Previamente germinar tres días, después germinar tres días.

El nombre del hexagrama alude a una fuente llena de gusanos, y está compuesto por los trigramas sun, viento, aquello que invisiblemente logra colarse en todos los espacios y cuya sutil fuerza no conoce límites, y ken, montaña, la energía del reposo, que resiste estoica, contiene y limita.

El viento que sopla en las faldas de la montaña e impide que crezca la hierba. Una imagen que alude no sólo a la corrupción, sino al trabajo invisible para repararla. 

Los cimientos de nuestra sociedad se verán puestos en entredicho, y saldrán a la luz muchos sucesos y mecanismos que hasta ahora se habían mantenido en las sombras. Puede que descubramos cómo muchas de las teorías de la conspiración en verdad no eran tan descabelladas, pero seguro también los teóricos de la conspiración descubran que tampoco ellos tenían la verdad absoluta en sus discursos.

 Por el lado positivo, será momento de reparar, reconstruir, de grandes ideas que reúnan voluntades, eso sí, desde un profundo sentido de la autocrítica. A eso se refiere el texto de vadear el gran río. Reformas bruscas y atarantadas coexistirán con otras demasiado sutiles cono para ser notorias. Por cierto, ninguna de ellas tendrá éxito si no es acompañada de una profunda reflexión, implementada de forma gradual y sujeta a la posibilidad de ser enmendada en el camino. El mensaje es no desesperar por lo podrido que se descubra, sino colaborar en su reparación, si se siente la necesidad, y no quedarse de brazos cruzados.

 El 2022 se viene movido, requerirá harto trabajo, ensayo y error, y habrá momentos donde quizás sintamos que las fuerzas nos abandonan ante las urgentes medidas que habrá que tomar. El 2021 se nos advirtió que el cambio climático era inexorable, corresponde ahora comenzar a generar nuevos modelos de sustentabilidad que nos permitan mitigar los impactos, que se harán notar en formas tremendas, generar mayores instancias de participación ciudadana, desconcentrar los poderes y la asimetría entre poderosos y oprimidos. No habrá opciones: las urgencias serán mayúsculas y las revelaciones escalofriantes. Muchos mecanismos quedarán al descubierto, y conoceremos más allá de toda duda o falsedad a los responsables. Es un tiempo de limpieza profunda, que nos requiere atentos y conscientes. 

No obstante, este año nos encontraremos ante la posibilidad cierta de mejorar. Esta vez no dependerá de los hados más allá de nosotros, sino de nuestras acciones. Es un momento para reparar, no para seguir lamentándose, y ello requiere mucha prudencia y trabajo mancomunado.

 En el hexagrama se identifican dos tipos de corrupción: la del padre, que se refiere al uso excesivo de la fuerza, de los castigos, la agresividad. Corresponde al padre porque se refiere a la energía activadora, transformadora, que dinamiza y hace crecer las cosas. No es que esté mal, sino que, como todo en la vida, cuando se excede deja la escoba. La voracidad del sistema economico, del neoliberalismo desatado, el poder sin frenos, en total impunidad, la idea de crecer constantemente, de el esfuerzo por casa vez ser más, son algunos ejemplos. 

Pero también existe la corrupción de la madre, o dicho de otra manera, de la energía que nutre y mantiene. Cuando no es capaz de poner límites, cuando deja pasar las cosas, cuando se humilla y olvida su poder. Cuando actúa con desidia e indolencia y no toma cartas en los asuntos. 

Y, finalmente, en el hexagrama 18 existe un sabio que se distancia de este acontecer, porque busca mucho más allá del plano exclusivamente humano. El mundo de los visionarios, de los artistas que sin duda nos entregarán grandes obras, o acaso hagan de sus vidas ejemplos, sin crear o participar en grandes movimientos pueden transformarse en grandes y poderosos faros. Sabidurías ancestrales recuperadas, mensajes trascendentales. No los de los gurús, no los de aquellos que aspiran a que los sigan, ni de los grandes líderes y conductores. La fuerza estará en las capas más bajas, y en las elevadas alturas de los sueños y las visiones sin intereses creados de ningún tipo. 


domingo, 15 de agosto de 2021

La emergencia climática global y el i ching, un punto de vista

 El pasado lunes la ONU dio a conocer los resultados de un informe del grupo Intragubernamental de expertos sobre el cambio climático que anuncian consecuencias irreversibles que afectarán drásticamente al clima del planeta durante los próximos 100 años, con un aumento del promedio de temperaturas de al menos 1,5%, de acuerdo a los escenarios más optimistas, si acaso somos capaces de desarrollar estrategias globales que impliquen una transformación radical de nuestras dinámicas de producción extractivista. Si no leíste el informe puedes informarte acerca de su contenido aquí. 

Aumentos entre 1,5 y 4,5° promedio a lo largo del globo, sequías, inundaciones, deshielo de los polos, son sólo algunas de las consecuencias de la actividad humana sobre el ecosistema. 


De acuerdo a dos consultas realizadas al respecto, el i ching nos ilustra los siguientes escenarios: 

Respecto a las intenciones detrás de esta dura advertencia, que sin embargo es bastante similar a otros informes de similares características, emitidos a lo largo de los años anteriores, que ya advertían acerca de que el impacto al ecosistema global de la actividad económica humana estaba acercándose peligrosamente a un punto de no retorno, la consulta nos muestra el hexagrama 38, el antagonismo, mutando en sus cuatro líneas interiores, precisamente aquellas donde se concentra la actividas humana, para llegar al hexagrama 37, El Clan. 

En palabras sencillas: reconozcámonos a pesar de nuestras diferencias y volvamos a definir la forma en que nos distribuimos las tareas y nos organizamos, de tal manera que el fuego de la humanidad no se extinga y siga alimentándose. Los más sospechosos podrían interpretar que esta respuesta alude a un "nuevo orden mundial" y probablemente no se equivoquen. Ahora ¿se tratará de su variante conspiratoria? Veamos a continuación. 

La línea 2, fuerte, se acerca a la energía yin, y además resuena con el suave y amable regente del quinto puesto. Alude, quizás, a la inspiración mística, al encontrar verdades en medio del callejón estrecho que implican las grandes dificultades, en medio de un clima de incomprensión y sospechas crecientes. 

En la línea 3 ya las dificultades derivadas del antagonismo se hacen insoportables. Nos tocará sufrir el impacto de la naturaleza inclemente. No es un buen comienzo, pero sí un buen final. Nada mejor que las catástrofes como para volver a encontrarnos en medio de la desprotección y el dolor. 

En las líneas superiores fuerzas superiores se acercan con la intención de ayudar. Ideas integradoras, que comienzan a crear puentes entre nosotros a pesar de las dificultades que aún no dejan de golpearnos y exigirnos una acción incesante. Elementos sagrados, que nos reúnen en torno al fuego purificador de una idea matriz que eventualmente termina enfrentando la oposición y convirtiendo aquellas dificultades en herramientas de crecimiento y maduración social. 

Y así, en torno al fuego, nos reuniremos a conversar. Nos tocará nuevamente distribuir roles, controlar niñerías, alimentar el fuego y procurarnos sustento. 

En cuanto a las consecuencias, el hexagrama 25 nos advierte acerca de esperar lo inesperado, y prepararnos para la catástrofe. No hay planificación que pueda prepararnos para lo que se viene. Sólo la inocencia de volver a sentirnos vulnerables e insignificantes ante la naturaleza, y no la especie dominante del ecosistema junto a la prudencia de captar los mensajes que nos entregará el entorno y la experiencia de la vivencia de todo lo inesperado que se nos viene encima terminará finalmente por provocar que volvamos a escuchar la gran llamada en el hexagrama complementario, ese majestuoso e imponente 45, donde los capaces y sus ayudantes logran reunir aquellas energías desparramadas en torno a esa gran represa que podría ser la gran esperanza para la humanidad, y cuya naturaleza no podemos aún anticipar. 

miércoles, 21 de julio de 2021

El mecanismo piramidal y el hexagrama 59 "la dispersión"

La siguiente es una historia muy conocida en la actualidad. En nuestras infructuosas búsquedas de trabajo juveniles seguramente hemos asistido a una entrevista de trabajo en alguna empresa de telefonía o calle center donde nos hacen ingresar a una sala, muy parecida a la de nuestros lugares de estudio, con una pizarra, o un proyector de data show al frente. De pronto aparece un personaje al frente, vestido de manera elegante, que comienza a preguntarnos quiénes somos y a qué nos dedicamos. Luego de escuchar nuestras historias muy distintas entre sí este individuo comienza a contarnos, en términos muy amenos y coloquiales, su propia experiencia: cómo él, al igual que ustedes, un día llegó, sin mayores expectativas, a una charla como aquella donde le ofrecieron la oportunidad de ser parte de un equipo de trabajo que le permitió mejorar su vida en forma ostensible en un corto período de tiempo de una forma muy sencilla: lo único que deben hacer es conseguir, utilizando todos los medios disponibles, una cierta cantidad de clientes cada cierto período de tiempo. Para ello, nuestro nivel de compromiso es fundamental. Los más perseverantes (y en este punto se pone él mismo como ejemplo) han logrado escalar puestos hasta llegar, incluso, a ocupar cargos gerenciales. En la sala, algunos escuchan la charla con escepticismo, otros, a medida que avanza el proceso, se dejan tentar con la esperanza de una entrada de dinero a fin de mes con la cual no cuentan y que sin duda necesitan con más o menos urgencia. 

Hay otra versión de la historia,  mucho más exclusiva, para personas con un mayor nivel educacional o poder adquisitivo. Aquí no se trata de un trabajo, sino de un "telar de la abundancia", donde luego de cumplir un determinado ciclo uno puede retirarse con la inversión multiplicada a través de un proceso a través del cual además se fomentan lazos de contención y apoyo.

 
Estas son las misiones que presenta el Telar de la abundancia: Dar (aporte inicial), Atraer (reclutar seguidores) Apoyar (contención) y Recibir (multiplicar la inversión)


Estos sistemas, imagino, se originan a partir de sistemas devociones como el rosario cristiano o el japa mala tibetano con la gran diferencia que éstos prometen beneficios a nivel espiritual y no exigen necesariamente extender su práctica. Podemos encontrar muchas versiones a lo largo de distintas épocas y culturas. La pregunta que nos provoca es ¿funcionan? ¿Son acaso estafas? 

En esta entrada de blog, a través del i ching, comprobaremos una vez más que  no existe aquella separación binaria tajante y estrecha entre el blanco y el negro a partir de haber recibido una consulta de una persona tentada por la posibilidad de unirse a uno de estos telares de la abundancia. Sugerí, en este caso, preguntar por el mecanismo en sí, para que fuese el propio consultante quien tomase la decisión. 

La respuesta fue el hexagrama 59 "la dispersión" o "disolución" que puede caracterizarse la imagen de un barco a la usanza china, es decir, con remos manuales, donde ciertamente, a partir del sacrificio de remar en forma colectiva el barco (sun: trigrama exterior viento o madera) es capaz de surcar las aguas (kan: trigrama exterior) 

A simple vista, es una imagen que no presenta peligros inmediatos. La descripción del hexagrama nos lleva a la tranquilidad: se trata de la capacidad de autosacrificarse en pos de un objetivo colectivo, de disolver malos entendidos, el comentario habla explícitamente del ego que separa. Si logramos remar en conjunto y mantener un ritmo regular podremos incluso dar la vuelta al mundo entero, como lo hicieron en su tiempo los feroces vivimos y los aborígenes de la polinesia que se desplazaban entremedio de las pequeñas islas del pacífico hasta llegar incluso al continente americano. 

Sin embargo, como veremos a continuación, las dos líneas mutantes, y sobre todo el hexagrama complementario, encienden las campanas de alerta. 

En el trigrama inferior, kan(agua) la línea que se desplaza es la segunda. Lo creativo encerrado entremedio de lo receptivo, que naturalmente se deja llevar, encuentra apoyo y contención en el grupo que lo protege de las dudas y las desconfianzas a través de dinámicas grupales, o en el caso de los vendedores, del apoyo de los compañeros de trabajo que comparten la misma sintonía. En el trigrama superior sun (viento) la línea que se desplaza, sometiéndose, es la cuarta, aquella donde el yin se introduce por debajo y se entrega en cuerpo y alma. 

"Se aleja de su grupo, 
Suprema buena fortuna.
La dispersión conduce a la acumulación.
Esto no se halla en la mente del hombre común" 

Es la línea del sacrificio, aduladora, incluso mesiánica. No cualquiera es capaz de alejarse de su entorno y renunciar a todo aquello que los rodea. Partirse el lomo por llegar a la meta, apartarse incluso de los seres queridos, guardar silencio, ocultarse, aislarse. Nada más existe que nuestro trabajo, que nuestro telar, que nuestros compañeros cuya abundancia depende de nosotros. No podemos ser egoístas y pensar sólo en nosotros mismos, porque esta es una red de amor, más allá del beneficio material que es secundario. ¿Les suena de algo? 

Y finalmente la consecuencia: el hexagrama 12. El estancamiento. 

"Los hombres malos no alientan
La perseverancia del hombre superior
Lo grande se aleja, llega lo pequeño."

Porque corremos el riesgo de consumirnos a nosotros mismos en pos de este objetivo maravilloso y trascendente. El dinero, la recompensa por mantener el tejido que lo es todo, y sin darnos cuenta de pronto nos encontramos aislados, sumergidos en una dinámica que nos impulsa a mantener nuestro objetivo aún a costa de nuestro bienestar no sólo emocional sino físico: el estrés, la autoexplotación del hombre por el hombre donde aún la consecución del objetivo puede hacérsenos imposible de disfrutar por todo aquello que dejamos atrás. El vacío dejado por la desaparición de los rituales, concepto acuñado por el filósofo coreano Byung Chul Han a lo largo de sus libros que es reemplazado por una autoexplotación que puede alcanzar extremos mesiánicos y derivar incluso en estafas piramidales que pueden dejarnos secuelas imborrables o daños irreparables. Y no hay legislación que pueda con eso, porque de una u otra forma el mecanismo se actualiza, se viste de otras ropas más acordes a las diversas realidades. Es cierto, quizás algunos de sus impulsores han logrado encontrar esa satisfacción prometida, pero al costo de tantos esclavos tirados por la borda. Por eso estas ofertas mágicas de trabajo se mantienen constantemente actualizadas, es cosa de revisar su red social favorita. Al fin y al cabo, la decisión es siempre personal. 
El filósofo coreano Byung-Chul Han


viernes, 9 de abril de 2021

La intimidad y el hexagrama 9 (o el 61)

 Hay demasiadas cosas que ocurren en nuestras vidas todo el tiempo, pero los momentos regresan. Transfigurados en otros, por cierto, pero regresan. 

Una vez un amigo me hizo notar, algo molesto, que cuando estaba con él insistía en traer a colación otros momentos. No era la nostalgia, sino el eco reverberando, pero no logré explicárselo, de hecho, ni siquiera lo sabía entonces. 

Hace diez años comencé a practicar danza contemporánea. Como la entiendo ahora, se trata de crear momentos desde el cuerpo, y no la belleza de los movimientos, ni la técnica, ni la flexibilidad, que son los medios desde los cuales los momentos se expresan pero se convierten en todo lo que uno quisiera expresar. Cuando en las clases me pedían improvisar trataba de desarrollar conceptos, ideas difusas de lo que debía ser y muchas veces fallaba, porque no me sentía en el momento. Mi cabeza usualmente está inmersa en muchos pensamientos que una y otra vez reverberan. Acerca del mundo, acerca de mis estados de ánimos, de mis carencias, mis inquietudes, qué se yo. Como cuando tienes ganas de besar a alguien e intentas descubrir si la otra persona comparte esas ganas, porque no estás seguro. 

Muchas veces ligar se convierte en un algoritmo: una serie de pasos definidos que inevitablemente se terminan cumpliendo y muchas veces, en no querer que se me arranquen, los voy estirando. La pornografía es un loop interminable, una secuencia que sin embargo buscamos repetir acrobáticamente, tanto que hay gestos que te sacan porque están fuera de lugar en tu imaginario y pertenecen al otro, a aquel ser que, supuestamente, comparte tu deseo. Cuando aparecen, uno se vuelve un fantasma. 

Alguien a quien quise mucho hizo de unos envoltorios de chocolate y unas boletas unos fantasmas de papel, y me dijo que siempre iban a acompañarme. Uno trae consigo esos fantasmitas y se empeña en encontrarlos. Pero no es tan difícil conjurarlos si uno está presente. Si lo estamos, cada momento se vuelve único, y ya ni siquiera se asoman las melodías de las escenas de nuestras películas favoritas, ni aquellas canciones ajenas en las que acostumbramos a depositar momentos. 

No necesitamos a alguien para crear momentos, éstos apenas son ejemplos, formas de enunciar. Escribir es una forma de documentar ciertas atmósferas que se entretejen con aquellos. 

Hoy pregunté por qué me aterra quedarme en los momentos. El i ching me respondió con el hexagrama 61 transitando al 9.

La verdad interior que en su línea tercera, débil, es amansada por lo pequeño, el eco de otro momento inevitablemente perdido cuyo eco se nos hace insoportable y nos hace volver nuestra atención a la forma, a su singularidad, y nos distrae del hecho de que reverbera, y que lo recordamos porque vuelve, despojado de las envolturas espaciotemporales y socioafectivas. Cuando tratamos de apropiarnos del yin arrebatadamente y olvidamos la advertencia del hexagrama 44. "La doncella es poderosa, no conviene desposarse con ella" porque no es para que nos apropiemos, de hecho incluso nos podemos dar cuenta. ¿qué sentido tiene hacerlo? 

Va y viene. 



lunes, 1 de febrero de 2021

El hexagrama 25 y la inspiración creadora

 Claro, qué mejor hexagrama para describir procesos creativos. Mientras el 22 quizas se refiere a la obra acabada, a la obra contemplada cuyo efecto es comparable a observar un volcán que contiene en si mismo la promesa de estallar, el 25, que se llama "la inocencia" pero que también es "lo inesperado" y la "no intención" de una imagen que brota, explota sin que nada la contenga y uno simplemente va a la siga de esa explosión, tratando de retener ese chispazo súbito en una forma más o menos reconocible. 

En la secuencia del rey wen sin embargo va primero la forma, la vasija que contiene, la posibilidad de imitarla deshaciéndose de los adornos en la medida de la labor, como la historia de Inanna, la diosa sumeria que para bajar a los infiernos se va despojando de todo adorno, de toda noción aprendida hasta que ya nada la contiene en el 23 y necesita caerse para renovarse en el 24, y en el 25 es donde nos damos cuenta que esa chispa sigue ahí, que nunca desapareció y que sin importar lo que hagamos o no hagamos aquello que se manifiesta encontrara su curso de expresión más allá de nosotros. Ese 25 que se opone a los esfuerzos titánicos de la semilla para abrirse paso en el 46 y transformarse en un árbol fuerte que eche sombra, abono y semillas para las nuevas generaciones. 


Una flor como esta simplemente aparece, puede que nadie se de cuenta nunca, pero ahí está.


"La semilla brotará, a pesar de cualquier esfuerzo consciente, es un proceso natural, y si no brota es porque no era su momento, simplemente" El hombre en cada gota de semen contiene alrededor de 200.000 espermatozoides. ¿Cuantos de ellos llegarán a ser humanos? ¿Cuantos de ellos llegarán a ser personajes? ¿Cuántos de ellos trascenderán las eras? 

El 25 nos enseña que lo importante es la chispa, que la potencialidad, el aquí y el ahora lo son todo. 

Aún cuando su impetuosa primera línea caiga en saco roto hacia el hexagrama 12, no importa, todo hexagrama es solo un momento y cada momento ofrece más de un punto de vista, más de una sola posibilidad de interpretación. 


La segunda línea se somete, es obediente y comprende en seguida el mensaje. Se vuelve cautelosa y atenta, aprende a seguir a la distancia, en silencio y discretamente al tigre del hexagrama 10 para que no lo muerda, y si bien no alcanza a cazarlo al menos se libra de los peligros. 

La tercera línea, de tan entregada que va, se descuida y deja de poner atención a su entorno. Adopta el piloto automático, y queda atrapada por la inercia, ya no puede improvisar y por eso pierde a la vaca, que de cualquier modo sigue dando leche a quien se la llevó. No somos capaces de reproducir aquel impulso que seguimos y se nos arranca, al menos por el momento.

Hay que pasar por ahí, sin duda. Que algo se nos arranque, que algo se nos pierda, nos permite darle importancia, pero comprendiendo que cualquier vinculación con esa chispa es espontánea, como los vínculos que muestra el hexagrama 13, tan distintos a los de su opuesto complementario, el 7 que nacen de la obligación y la disciplina, y exigen esfuerzo. ¿Puede enfrentarse la inspiración de este modo? Si claro, también. 

Si llegamos a las alturas de la cuarta línea puede que comprendamos que aquello que se va siempre regresa, y experimentemos por un instante esa seguridad instintiva de que el universo nos provee de momentos para brillar como aquellos del hexagrama 42, fugaces y potentes. 

Y esos momentos también nos traen la angustia de su inasibilidad, como nos muestra la línea 5. Es una angustia natural, espontánea y pasajera que aparece y desaparece, y siempre podemos cortar de raíz en el hexagrama 21. Así como da lo mismo perderla en la línea 3, da lo mismo empantanarse en esta línea: lo que está sucediendo está sucediendo y tarde o temprano dejará de suceder. 

Y así llegamos a las cumbres del hexagrama, donde ya comenzamos a atisbar que ese momento de inspiración es apenas el inicio de un sendero de trabajo duro, de utilizar las herramientas en el 26, y que si no nos ponemos manos a la obra y transformamos esa inocencia en experiencia no dejaremos de perseguir rastros en el bosque, pero aún así, terminaremos encontrando algo valioso así que tampoco importa demasiado. 

Por eso es que la inocencia es tan difícil de poner en práctica: nos enreda, se nos escapa, nos atrapa y nos envuelve, casi nos obliga a observarla con el ojo externo para poder tallarla y contagiarla, ponerle de nuestra cosecha. Porque los seremos humanos támbien somos transformadores de nuestro entorno y tenemos el bichito de la trascendencia implantado en nuestra conciencia. 

No obstante, sigue dando exactamente lo mismo. Somos. Algún día dejaremos de ser y sin embargo seremos otra cosa. La conciencia de ello suele ser aterradora. ¿No les parece? 

Quizás no. 



domingo, 31 de enero de 2021

Los decretos y el hexagrama 4

Uno de los conceptos favoritos de esta época para aquellas personas que se vuelcan a la práctica espiritual es cómo afectan nuestras percepciones al entorno, y cómo podemos transformar nuestro entorno a partir del entrenamiento de nuestras facultades: esto es, el decreto. Como la mayoría de lo que nos rodea, el enfocar nuestra voluntad para conseguir un efecto en la realidad puede ser un tremendo estímulo o puede utilizarse para justificar las más grandes atrocidades. En los grandes mass media son muchos quienes han utilizado el decreto para justificar la pobreza (el pobre es pobre porque quiere), la violación (por algo atrajo eso a su vida), entre otros temas polémicos. Particularmente como terapeuta he constatado que existe una obsesiones con el estar "bien" con el ser "positivo" para atraer "buenas" vibras y que eso muchas veces nos impide mirar o tomar conciencia de otros estados no tan positivos que experimentamos cotidianamente, creando una disonancia que puede transformarse en una potencial dolencia o en un episodio desafortunado o trágico: un estallido de violencia, una crisis de pánico entre otras posibilidades. Más allá de mi opinión, quise preguntarle al I Ching en qué forma lo que decretamos o pulsamos incide en nuestra realidad y nuestras circunstancias. La respuesta fue el hexagrama 4, la insensatez de la juventud. Cuando meng aparece en nuestras consultas tendemos a asumir la literalidad y crudeza de las palabras del juicio, y a menudo pasamos por alto aquella frase que dice "la insensatez de la juventud tiene éxito". Tiene éxito porque nos permite reconocer que no sabemos, que quizás no tenemos los elementos de juicio, que nos queda mucho por aprender al respecto y estamos en el momento preciso para hacerlo. Pero también podemos dejar que las imágenes nos hablen y dejar de asumir la literalidad de la frase, lo cual es particularmente útil cuando consultamos en abstracto. Podemos decir, por ejemplo, que en este caso no es necesariamente nuestra insensatez sino nuestra inexperiencia la que nos confronta. Y es que la vida jamás deja de mantenerse misteriosa, incontrolable e inaccesible como el trigrama agua, y no nos queda otra que dejarnos llevar por las circunstancias y sólo así seremos capaces de identificar cuando la corriente esté a favor de aquellas decisiones o movimientos que queremos realizar y podremos efectivamente cumplir nuestros decretos. Y aún así, frente a nosotros hay una montaña conformada por historias, secuencias, moldeada por eventos geológicos, por el viento, intervenida por la Flora y fauna, por el hombre o simplemente misteriosa e inexorable frente a nosotros, a la cual podemos mirar y que nos sirve como ejemplo.
Magritte, en esta pintura, captura la idea de decreto magistralmente. 
En esta lectura las dos líneas móviles fueron la primera y la segunda: impulsivas e inexperienciadas, cada una desde una óptica particular. La primera línea es yin, una línea receptiva, demasiado pasiva, que recibe las lecciones de su entorno para aprender de su inexperiencia y moverse en consecuencia. Puede ser una víctima de las circunstancias, circunstancias respecto a las cuales no tenemos control y que nos golpean. Uno no elige a la familia que le tocó, ni el país, ni el medio social donde se desenvuelve. Sin embargo, en ellas uno aprende y modifica su comportamiento. Se adapta con el objeto de aprender y no las niega. Si sólo muta este hexagrama nos vamos al 41, la aminoración, que nos enseña el valor de acomodarnos a las carencias y extraer de ellas las enseñanzas que nos permitan transformarla en riquezas o perlas de sabiduría en el 42. La segunda línea adopta la actitud contraria: aprende a desenvolverse a la fuerza, con ímpetu y voluntad de superación. Es una línea orgullosa, minuciosa, impulsiva y arrolladora, aunque apenas consiga un efecto limitado. La voluntad de transformar circunstancias, de educarnos, de salir adelante para escapar de la incerteza. Que nos lleva derecho al 23, que muchas veces es derrumbe y tantas otras una cáscara vacía que no cumple ninguna función. Enmascarados nuestra realidad con un prisma de colores y creemos que nuestra voluntad y sólo ella todo lo puede. Así sobrellevamos la angustia de la incerteza, pero corremos el riesgo de no ver más allá de nuestras narices, perdemos la atención que es tan fundamental. Ambas posiciones son incorrectas, o quizás la palabra adecuada sea fuera de lugar: la primera demasiado sumisa y conformista, la segunda demasiado orgullosa y tozuda. Este contrapunto de energias, al mutar en conjunto, nos lleva al hexagrama 27: la alimentación. ¿Y cuál es el mensaje del 27? Que la alimentacion es un proceso activo, por supuesto. Pero que encierra un componente receptivo que es tan importante como la acción misma de comer. Es importante discriminar cómo me alimento, cuando me alimento, pero aquello que elijo para alimentarme existe más allá de nosotros y tiene efectos en nuestro organismo. Tiene formas de ser consumido, presenta riesgos de excesos. Podemos decretar situaciones y deseos cuyos efectos pueden ser nocivos y olvidarnos de aquello que nuestro cuerpo necesita, podemos alimentarnos para experimentar el placer de la comida, para apagar nuestras ansiedades, y por supuesto, necesitamos alimentarnos para sobrevivir, y eso nada tiene que ver con nuestra voluntad. Entonces ¿Sirve o no sirve decretar? La respuesta, como acostumbra a mostrarnos en el i ching es "puede ser, depende". Sólo hay que tener cuidado de no engañarse y pensar que la voluntad lo puede todo, y no dejar estar atentos a la información que recibimos de nuestro entorno, solo así podremos comprobar cuán efectivos pueden ser nuestros decretos.