domingo, 3 de septiembre de 2017

La obstinación y sus matices: el hexagrama 28



A menudo encuentro publicaciones o comentarios a publicaciones donde se discute cuál es el significado correcto de tal o cual hexagrama o qué hexagrama se utiliza para denominar un concepto determinado. Yo adscribo a la opinión de que cada hexagrama es una metáfora que puede adecuarse a casi cualquier situación o posibilidad interpretativa cuyo objetivo principal es entregar elementos de reflexión frente a algún asunto que nos preocupa. Establecer la correspondencia entre pregunta y respuesta  es el recurso que nos permite vincularlas en una explicación constructiva que ayude al consultante a transitar por ese asunto.
El hexagrama 28 “La preponderancia de lo grande” muestra la imagen de un humedal, un ecosistema de transición entre los continentes y las playas que se convierte en refugio de gran cantidad de juncos y líquenes que a su vez albergan los nidos de cientos de especies de aves, muchas de las cuales recorren miles de kilómetros desplazándose de humedal en humedal durante sus procesos migratorios periódicos. Abajo el agua pantanosa (dui, lo alegre) y arriba los juncos que dentro de ella crecen y proliferan (sun, lo suave) Es lo que ocurre cuando eso que nosotros creemos "correcto" deja de serlo, y nos muestra una forma de deshacernos de ello para construir una nueva visión, y también aquellas que nos pueden ayudar a mantenernos aferrados si es lo que deseamos. Porque no deja de tratarse de una opción personal. 
Ellos, los muñecos, persisten en aferrarse a la vida prestada que la artista les entrega.

Los chinos vieron en esa metáfora la imagen de un ataúd, un objeto que sirve como vehículo de transición entre la vida y la muerte, construido precisamente de madera (sun)  que en este caso ha sido arrastrado hacia el humedal (dui) donde tanto el ataúd como el cuerpo se descomponen y permiten alimentar otras vidas. El humedal está lleno de desechos orgánicos que nutren a las plantas y son el medio de reproducción de miles de microorganismos y algas que sirven de alimento a toda clase de insectos, aves, anfibios y criaturas marinas.  
La idea implícita es la de transición. La necesidad de pasar a otra cosa, a otro estado, porque la viga se dobla, porque los cimientos no están firmes. Suele referirse a situaciones estresantes, opresivas, que exigen ser confrontadas porque uno ya no es capaz de pasarlas por alto, porque ya alcanzaron cierto límite. Hay mucha energía ahí, puede que demasiada. Se trata de momentos extraordinarios, y toda la información contenida en las líneas nos sugiere distintas maneras de enfrentar la transición, aprovechar la energía para dirigirnos en pos de algún objetivo o bien dejar que nos desborde y nos enseñe la lección que nos toca aprender.
Por supuesto, antes de que sobrevenga el desborde siempre puede evitarse si uno es extraordinariamente cuidadoso en los detalles. Los juncos necesitan raíces blandas que puedan adentrarse en la tierra seca y firme que está debajo del pantano. La primera línea yin, débil y flexible, se vuelve crucial para permitir que el junco permanezca en su lugar y pueda resistir las crecidas e inundaciones periódicas representadas en el hexagrama 43, el desbordamiento, que a su vez alude al pie descuidado que se hunde en el fango. Los juncos sostienen el humedal, por eso los chinos mediante la observación de este fenómeno ponían una pila de juncos debajo de los ataúdes para afirmar la viga maestra que también representa el hexagrama.
Luego la segunda línea, cuyo texto está cargado del sesgo machista de la china imperial, nos incita a la unión, a establecer vínculos. “Un álamo seco genera un retoño”. Hasta ahí bien. Puede tomarse como una referencia literal a los nutrientes generados por un cadáver que pueden ser reabsorbidos y servir para alimentar una nueva vida, siguiendo con la cadena alimenticia. “Un venerable desposa a una joven, buena fortuna”. Aquí se valora la posible fertilidad de dicho anciano. Bajo el contexto general del hexagrama, puede aludir, entre otras imágenes, a la reactivación de un proceso mediante un suceso inesperado. El hecho de que esta segunda línea, caprichosa, dirija la situación hacia el hexagrama 31 “La influencia” sugiere que la misma energía que hizo caer a ese álamo viejo ofrece la posibilidad de renovación, de un cambio de vida.  
La tercera línea, por el contrario, está más cerca del agua, a menor profundidad y por tanto cede, siendo arrastrada por la corriente, algo muy común en los momentos de crisis. “Peligro” advierte el i ching. La viga se rompe, no logra sostenerse porque no estaba bien firme y bastó la crecida para denunciar la fragilidad de la situación. Hay una terquedad ahí, una dureza que en vista de las circunstancias aparece como una debilidad y puede traer consecuencias no deseadas.
La cuarta línea estaba mejor afirmada y por tanto logra mantenerse en su sitio a duras penas. “No aflojar” traduce Ritsema. Aún podría romperse si la presión es excesiva. Es una advertencia: lograste superar la tormenta, pero no abuses. “Si hay segundas intenciones, es humillante” advierte Wilhelm en su traducción.  Aquí el sujeto reconsidera y logra dejar atrás la terquedad, domina su impulsividad y hace suya la idea del hexagrama de no desanimarse cuando es necesario renunciar al mundo, al punto de vista que uno hasta el momento ha alimentado.
La quinta, por su parte, hace notar el machismo de la época en su contraste con la segunda. Aquí el álamo da flores, no sólo un brote. Las flores son bellas, pero de vida breve. Una mujer vieja (venerable, para Ritsema) encuentra un marido más joven. La mujer ya no es fértil, no dará hijos al joven pero sí puede entregarle refinados placeres. “No hay mácula, no hay elogio” dice el texto. Aquí la interpretación es absolutamente subjetiva, sobre todo si tomamos en cuenta que su mutación nos lleva directo al 32, a  un esquema en constante y continua renovación. Aquí no se produce directamente una vida nueva, sino en forma indirecta a través de las semillas que soltarán las flores y desde el pragmatismo de los comentaristas del i ching esta opción  pareciese ser menos deseable.  
La sexta línea débil representa el agua al desbordarse. “Del excesivo vadear el peligro, sin falta”. El peligro radica en ahogarse, quedando hundido per sécula durante este momento de exceso porque no logró adaptarse a la situación y se mantuvo en su postura firme e inalterable. Consuelo de tercos que al verse superados por las circunstancias se aferran a su capacidad de persistencia aunque las consecuencias pudiesen perjudicarles. Las consecuencias desfavorables vienen desde el hecho de aferrarse a un dogma, a diferencia de la línea 3, que es simplemente caprichosa y obstinada. Por eso “no hay mácula”. Esta es la línea que representa a los mártires, aquellos que se sacrifican a sí mismos en pos de un interés superior.  

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