lunes, 27 de agosto de 2018

El temido octavo mes del hexagrama 19

El Acercamiento es uno de esos hexagramas contradictorios que suele causarnos un montón de dolores de cabeza cuando nos aparece como respuesta, todo a causa de la advertencia final "En el octavo mes habrá mala fortuna". Y es que a nosotros, los occidentales, no nos hacen gracia las contradicciones ni las paradojas, que no nos traen más que quebraderos de cabeza. 

¿Cómo es posible que la fortuna no nos acompañe eternamente? reclaman algunos, y cuando recibimos este hexagrama, nuestra atención se dirige automáticamente a cómo evitar esa ominosa amenaza que se cierne sobre nuestros acariciados proyectos y sueños. 

Nuestra cultura se cimenta prácticamente en el crecimiento económico como pilar fundamental, y de la misma manera rendimos culto a la juventud y la belleza haciendo lo posible por mantenernos en la cresta de la ola. Rainier María Rilke, en su décima elegía, retrata magistralmente aquello que nos pasa en ese aciago octavo mes: 

Y nosotros, que pensamos en una dicha creciente,
sentiríamos la emoción

que casi nos consterna

cuando algo dichoso se derrumba


Y esta vez ni siquiera nos salva la traducción de Ritsema-Karcher, que tan a menudo alivia el peso de nuestras precisas e inequívocas palabras. "Culminar tendiendo-hacia la octava luna: poseer un peligro." 

El poeta y sus profundas imágenes

La suerte, inevitablemente se invierte. Aquello que a nosotros llega, se nos escapa de entre las manos. Si nos atenemos a la secuencia de los hexagramas , después del 19 subimos en el 20 a la torre de la contemplación, donde somos capaces de observar nuestro camino con ojo crítico. La torre, una especie de montaña artificial que la humanidad creó no sólo para acercarse a la divinidad, sino también para ensanchar la vista y romper las limitaciones de nuestra perspectiva. En ella conectamos con los ancestros y por un instante sagrado rompemos la ilusión de separatidad, volvemos a sentirnos seguros detrás de las paredes del templo, que representa lo que hay de divino en nosotros, la fuerza creadora yang en el quinto y en el sexto puesto.

El 19, en tanto, representa el impulso de crecer, nuestros deseos de llegar a la cúspide que desde aquí se presenta misteriosa e inescrutable. A ella nos acercamos con alegría, revitalizados después de cumplir con las tareas que nos impuso el hexagrama anterior, El Trabajo en lo que está Corrompido.

Lo interesante es que las imágenes que ofrecen los trigramas permiten otras interpretaciones muy diversas: Si lago está abajo y tierra está arriba, podríamos decir que Lin es un manantial de aguas subterráneas, y la advertencia del octavo mes quizás podría leerse como una advertencia de que dicho manantial, que a diferencia de aquél representado en el hexagrama 48 aún no es habilitado para su uso, podría secarse si consumimos más agua de la cuenta.

Otra manera de interpretarlo puede ser la promoción de aquellos ciudadanos de clase inferior que muestran iniciativa y ambición, siendo favorecidos por las clases dirigentes receptivas y benevolentes que gobiernan con guante de seda, casi sin hacerse notar. Recordemos que el I Ching era un oráculo utilizado por la aristocracia, y en hexagramas como éste parece promover la idea de un gobierno que no se impone por la fuerza y estimula la iniciativa de sus súbditos en pos del desarrollo del imperio, pero sólo hasta cierto límite, hasta este octavo mes que en este caso cumpliría una función disuasiva.

Las líneas de este hexagrama caracterizan las fases de este acercamiento, que en general no presenta más dificultades que aquellas derivadas de la  hasta extremos eternos. Sabiduría práctica: cuando uno estira mucho el elástico, se corta. El sujeto de la línea 3, debil y cómoda, es quizás el más confuso en su ilusión de que las cosas le llegarán en bandeja, ilusión que de todos modos se rompe y finalmente lo lleva a la añorada paz, que tampoco dura para siempre, pero ya no se desgasta en lamentarlo y la aprovecha.   

 



jueves, 16 de agosto de 2018

El I Ching, lo receptivo y la Magia (y algo de lo creativo también)



El termino "magia" es uno de aquellos que más se ha ido desdibujando a lo largo del tiempo. Para una persona común y corriente, entre otras cosas, puede aludir tanto a proezas pirotécnicas e inverosímiles, a una suerte de deus ex machina que nos permite obtener resultados sin esfuerzo o torcer las reglas de la realidad, una superstición sin sentido o un punto de vista particular que nos asombra y nos saca de lo acostumbrado. Lo asociamos tanto a oscuros personajes del lado oscuro del judeocristianismo como a brillantes héroes de novelas y superproducciones hollywoodenses, a toda clase de charlatanes e ilusionistas que realizan proezas imposibles.

Personalmente me gusta definir el término como una manera oblicua de operar entre las realidades, que se distancia de las relaciones causales, las explicaciones lógicas y las verdades incuestionables. Consultado al respecto, el I Ching indicó que la magia es el hexagrama 2, Lo Receptivo.

Me gusta pensar que con los dos primeros hexagramas, el I ching designa las dos fuerzas primordiales del universo: Lo creativo, claro, luminoso, impetuoso y transformador  en Ch'ien, y lo Receptivo, oscuro, misterioso y profundo en K'un. La Inteligencia creativa que actúa sobre la realidad moldeándola a su imagen y semejanza, y la intuición misteriosa que se somete a los ritmos de la naturaleza y actúa en conformidad a ellos.

La magia tiene mucho de eso, de observar y sentir cada porción del universo como algo que está en constante diálogo con nosotros, que habitamos y estamos circunscritos a esta esfera, rodeados de elementos, fenómenos naturales, animales, otras culturas, energías y una infinidad de aspectos que impactan en nosotros al unísono sin que seamos capaces de controlarlos por completo. La magia tiene mucho de escuchar y relacionarse sometiéndonos voluntariamente a aquella conjunción de fuerzas, y en ese someterse encontrar los momentos adecuados para que nuestra voluntad se manifieste.

Ritsema-Karcher traducen el ideograma como "Campo" aquello a lo que estamos circunscritos, la extensión espacial que nos rodea, determina y frente a la cual somos dependientes. La misteriosa naturaleza y sus caprichosos modos que la ciencia intenta incansablemente desentrañar, y cada vez que parece hacerlo nuevas contradicciones e interrogantes surgen en un eterno juego que el cineasta chileno Raúl Ruiz caracteriza en su Poética del Cine como "ministerio" y "misterio" y otros pensadores han encontrado en la dialéctica occidental entre la civilización y la naturaleza.

El Misterio bellamente retratado en "El despierto del Puente del Alma" de Raúl Ruiz

Hilando más fino, de acuerdo a ello podríamos agregar que aquello que llamamos magia es una de las formas primordiales de interacción con el mundo, que consiste en comunicarnos con aquello que nos rodea de una forma íntima, asumiéndonos dependientes, y asumiendo esa dependencia de forma voluntaria y constructiva vamos aprendiendo a escuchar y a movernos al unísono. Y así podemos llegar a identificar aquellas ventanas donde  podemos llevar a cabo aquellas transformaciones que provienen desde nuestra voluntad, adoptando la energía primordial de aquel dragón del hexagrama 1.

La respuesta que el I ching me entregó no acaba aquí. En ella aparecieron dos líneas móviles: la línea dos,  regente, costituyente y fundamental. Aquella nos habla de "enderezar" en los cuatro puntos cardinales, y añade un elemento fundamental: no repetir, no caer en los patrones automáticos y respetar las formas, esto es, los rituales en su esencia más pura, cuando logramos identificarnos con ellos más allá de la repetición mecánica de actos que implican y cobran un sentido que nos entrega orden y nos motiva a fluir como el agua, desde el corazón.  El peligro del ritual es que tiende a utilizarse en pos de algún poder, y por eso esta segunda línea al aparecer en el hexagrama 13 nos previene acerca de las relaciones secretas, de las consecuencias de los amarres realizados a partir de esta sabiduría.

La segunda línea, la cuarta, habla de una bolsa atada, esto es, la importancia de guardarse la fe, de no predicar ni intentar convencer a los demás de aquello que nos moviliza, aquello que hemos encontrado y nos ha encontrado. Aquella cuarta línea yin que en el hexagrama 9 promete apartar la sangre y el miedo a partir de su veracidad interior, da lo mismo si nadie más lo percibe. ¿Existe la magia o no? La respuesta se vuelve poética. ¿Qué lleva cada uno de nosotros en su bolsa? Y al mutar y convertirse en yang se transforma en el daimon que nos inspira y arroja a enfrentar lo desconocido con confianza en el 16 con la impetuosidad y la convicción del trueno, del hijo mayor.

Son ambos hijos que aparecen en el hexagrama proyectado, el 40, la Liberación o "desintegración" de aquello que obstruye nuestro camino, mostrandonos que las obstrucciones suelen provenir de las resistencias que son vencidas mágicamente mediante el rito y el silencio, entregándonos la impetuosidad del agua y el fervor del trueno. Inevitable citar a otro grande, Andrei Tarkovsky, en su última película "El Sacrificio" 

Si quiere saber de rituales, El Sacrificio de Tarkovsky es una tremenda guia.




 

martes, 7 de agosto de 2018

Experimentando la desazón en el hexagrama 47

Vivimos en una sociedad orientada hacia la acción, hacia lo luminoso, que poco ha aprendido a hacerse cargo de sus oscuridades desde que irradió por todo el globo sus ideales de progreso y bienestar, haciéndonos difícil la tarea a los seres humanos que en algún momento u otro, en mayor o menor medida, debemos enfrentar situaciones desfavorables que parecen conspirar contra nuestra felicidad y buen vivir.

El i ching, representante de tiempos más arcaicos, es un constante recordatorio que nuestras valoraciones personales no son ni más ni menos que puntos de vista que se alternan en compleja e inexorable sucesión, determinando temporadas de abundancia o escazez, de luz y oscuridad, que con  variaciones todos experimentamos a lo largo de nuestras vidas.

Hoy analizaremos uno de estos momentos de oscuridad, uno de estos hexagramas difíciles que tantos miedos y quebraderos de cabeza nos despiertan. El hexagrama 47, la desazón.

El Río Choapa pasaba con un caudal enorme por Salamanca, hoy esto es lo que queda gracias a la acción de las mineras. Es lo que nos ocurre a nosotros en tiempos de desazón.


La imagen por sí sóla es muy descriptiva en términos de los trigramas: el agua del lago se escurre, el lago, lo alegre, se seca. Nos vemos enfrentados al aislamiento, la incomprensión. Lo único que nos sostiene es el corazón, que sin embargo flaquea a la luz de los acontecimientos. "Cosechante prueba" dice en la versión de Ritsema Karcher, más cercana a las complejidades semánticas del chino arcaico. Nuestra propia entereza se ve amenazada por las circunstancias.

Se trata de una situación que puede ser temporalmente muy persistente, como reza la primera línea. "durante tres años no ve nada" y son palabras que indudablemente nos ponen en guardia. Nadie quisiera vivir tres años de dificultades ininterrumpidas. No obstante, se trata de una advertencia: cuando las circunstancias no nos acompañan por algún tiempo no es fácil descartar que se trata de una mala racha persistente, aunque probablemente la impaciencia y la agitación propia del trigrama kan sea aquella que determine estos tres años. Cuando cambia esta línea nos vamos al hexagrama lo alegre, el lago, hacemos un cambio de switch y la situación de inmediato despliega la posibilidad de aceptar con alegría la dificultad y no dejar que las fuerzas flaqueen. Esto es más simple de decir que de hacer, pues estamos recién entrando a la situación y no hemos experimentado sus alcances. Cualquier persona que haya sufrido de depresión sabe que lo que menos ayuda es cuando tus amistades y cercanos, con la mejor intención, te piden "estar bien" llenándonos de impotencia y de una sensación de inutilidad. Aquí, al comenzar, el oráculo nos advierte que nuestra visión está nublada y las palabras se limitan a caracterizar la situación. El cambio de switch depende exclusivamente de nosotros, y quizás sea muy pronto aún.

En la segunda línea empezamos a comprender que pese a lo mal que nos sentimos las cosas no andan tan mal. Tenemos comida y bebida, estamos sobrellevando la situación y sin embargo nos sentimos oprimidos por ella. Tratar de salir a toda costa, de escabullirse, nos lleva al peligro de no apreciarla y de realizar cálculos optimistas. El desafío aquí es alcanzar el centro, descubrir qué nos enseña la situación antes de intentar refugiarnos en las olvidadas e injustamente menospreciadas instancias colectivas que representa el hexagrama 45, "La Reunión" agradeciendo que aún no somos doblegados.

La tercera línea, como muchas en este puesto, es porfiada. No acepta la situación y quiere estar bien a toda costa y por ello anda por la vida buscando cómo salvarse, desesperadamente y aquello lo lleva al error, al desequilibrio, al desbalance en el cual radica el sentido del peligro dentro de este oráculo. La monumental presión del hexagrama 28, la preponderancia de lo grande, que provoca que la viga se rompa, metáfora muy atingente. Se trata, quizás, de la línea más difícil del hexagrama, pero como vemos, esta dificultad nace de una forma poco adecuada de enfrentar una situación de desazón.

Las líneas superiores de este hexagrama suelen ser aún más crípticas para nosotros los occidentales, impacientes buscadores de la felicidad. En la cuarta línea se nos advierte que ahora sí es momento de moverse, que la situación alcanzó un punto de inflexión que precisa nuestra acción, aunque no existan fuerzas. Aquí ya somos conscientes de la enseñanza y los motivos de nuestro confinamiento, experimentamos en nosotros mismos aquella sensación a la cual llegamos desde el 46, al empujar más arriba de donde correspondía al tiempo y de a poco empezamos a movilizarnos para dejar atrás este estado temporal de la existencia gracias a la acción del 29.

Pero ocurre que este movimiento puede que aún no sea suficiente para sacarnos de la situación y aún nos quede la parte más amarga de la torta, aquella que nos asfixia y oprime más que cualquier otra. En la quinta línea hemos tocado fondo, y no queda más que aceptar la situación infausta hasta que finalmente se disipe en el 40. Se nos pide aquí tener fe en lo invisible, porque lo visible está bloqueado, y es fácil bajar los brazos.

Finalmente ocurre que llegado un momento naturalmente la situación comienza a ceder, los bloqueos comienzan a liberarse aunque nuestra fe quebrantada aún no lo acepta, desconfía de la situación. En este caso la cautela es demasiado escrupulosa, y corremos el riesgo de quedarnos atrapados dentro de un eterno conflicto interior, o bien podemos hacernos la idea de trascender la situación ingrata y seguir nuestro camino hasta el 48, el pozo de agua, donde nos toca examinar nuestros fundamentos, aquello que llamamos "esencia" y que paradójicamente está formado por trigramas fluentes.