jueves, 28 de diciembre de 2017

Las predicciones este 2018 y cómo abordarlas

Como no podía ser de otra manera hago eco de la ininterrumpida tradición de tarotistas, tarólogos, adivinos e intérpretes que cada año que termina realizan sus interpretaciones para el que viene. No obstante lo hago haciendo notar varias salvedades:

El año gregoriano marca una vuelta completa al sol. Termina en invierno, que es el momento de reposo del año. De acuerdo a las mediciones astrológicas, el momento en que la tierra se encuentra más alejada del sol, o afelio, se produce a principios de julio, época que en el hemisferio norte corresponde al verano.

Como podremos fácilmente darnos cuenta, la contabilización de cuando compienza y termina un año suele ser arbitraria y variar de acuerdo a cada civilización, pero usualmente fin de año suele coincidir con el invierno, algo que no ocurre desde que adoptamos el calendario gregoriano diseñado en el hemisferio boreal.

Sin más preámbulos el hexagrama que aparece es el 44, La Complacencia, el ir al encuentro.



En el blog del Abate Soderini Marta Ortiz realiza una interpretación de este hexagrama que se aleja de la que aparece tradicionalmente en los libros del i ching, escrito y traducido por hombres hijos de una cultura patriarcal. Incluyo el enlace acá como marco conceptual para realizar mis proyecciones.

Desde hace cierto tiempo hasta ahora, lo femenino ha empezado a alzar su voz para denunciar las incomodidades sufridas durante siglos en el seno de una sociedad patriarcal, construida por y para los hombres donde lo femenino está relegado a lo íntimo, a la esfera privada del hogar al cual se consagra. Durante el siglo XX, no obstante, las mujeres empezaron a conquistar tímidos derechos como el sufragio, irrumpieron con fuerza, permitiéndose destacar en el mundo laboral y empoderándose de su propia sexualidad.



Durante lo que llevamos de siglo XXI esta tendencia se ha ido profundizando. Hoy las mujeres están alzando la voz para denunciar los micromachismos profundos, aquellos que son reproducidos tanto por hombres y mujeres en lo cotidiano a través de la publicidad y las historias que nos inundan, las baladas románticas, donde la mujer es representada como un objeto de deseo, idolizada a partir de su belleza y sofisticación, piropeada y acosada en las calles por hombres poderosos e inescrupulosos, menoscabada y anulada por la violencia intrafamiliar en muchos hogares.

Esto es peligroso para nuestra cultura. "La doncella es poderosa, no conviene desposarse con ella" dice la sentencia del hexagrama 44. La ola de demandas sociales que exigen cooperación, inclusión, horizontalidad, sensibilidad y decrecimiento económico (cualidades también asociadas con lo femenino)  que recorre al planeta está determinando régimenes patriarcales derechizados y capitalistas a lo largo del globo que con mayor o menor éxito buscarán atajar este encuentro, con la caballerosidad y deferencia de un galán que sólo busca mantener contenta a su mujer a través del placer: consintiéndola, haciéndola sentir como una reina mientras no se atreva a manifestar su opinión, sobre todo si lo contradice.

Acostumbradas a esta realidad que lleva siglos y generaciones operando, los movimientos ecologistas, indignados, separatistas, feministas y revolucionarios a lo largo del globo (que apelan a nuestras cualidades más femeninas aunque no sea necesariamente explícito) la tienen difícil. Si bien su conciencia los está llevando a imaginar otros mundos más allá del dominio absoluto capitalista, dentro de ellos se agitan poderosas contradicciones que derivan de la costumbre al haber sido criados dentro de este marco. Dentro del hexagrama se marca la línea 3:

En los muslos no hay piel
y resulta difícil el caminar.
Si se tiene siempre presente el peligro,
no se cometerá una falta grande.
“… continúa andando sin dejarse conducir”.

El peligro radica en el atarantamiento, en la radicalización de los movimientos que legítimamente aspiran a hacerse oídos en un contexto donde son resistidos y contenidos a través de leyes y discursos oficiales de buena crianza, donde las grandes iglesias y los gobiernos realizan llamados de unidad y tolerancia mientras aprueban leyes de intolerancia y segregación, y los poderes económicos se concentran en cada vez menos manos. Al cambiar este hexagrama llegamos al 6, al conflicto. Para los amantes del status quo y aquellas personas de tendencia conservadora se vienen tiempos difíciles donde sus ideas rígidas de sociedad se verán confrontadas con estas nuevas ideas que pueden seducirlos pero también los harán desconfiar; en tanto, para aquellos oprimidos que luchan por cambios radicales el peligro radica a perder la sutileza y caer en brusquedades y extremismos de toda clase. Inexorablemente ambos bandos polarizados se terminarán enfrentando, porque como bien dice el mismo i ching en el hexagrama 12 "cuando cielo y tierra se alejan se produce el estancamiento" y vivimos en una realidad claramente asimétrica cimentada durante generaciones. Los conflictos que recorren el planeta son la prueba más fehaciente de ello.





jueves, 7 de diciembre de 2017

El hexagrama 62 y la sensación de incomodidad



El hexagrama 62 puede sentirse como un estado muy incómodo del ser, aquél donde el sujeto sabe que no posee la fuerza suficiente para realizar sus objetivos, pero que es propicio no dejar de prepararse para así reunir fuerzas. La condición aquí es renunciar a la voluntad, o más bien ser estratégicos. Una cosa cada vez, engullir sólo lo que se puede morder sin dificultad, en un momento que al ego puede resultar algo conformista y mediocre.  
Estamos en el pasillo, recorriéndolo. Nada más existe que el pasillo

Se pide un realismo desapasionado, una atención escrupulosa a los detalles. No arrancarse al universo incierto de las proyecciones, permanecer ahí donde se está, en la incertidumbre, en la incerteza. La obstinación conduce a peligros, a incomodidades que a veces es necesario experimentar para incorporar definitivamente aquel registro a la memoria experiencial.
La primera línea débil es ligera, atarantada, apresurada en volar y por eso cae. Sin embargo, la caída lleva al sujeto al hexagrama 55, donde el aprendizaje es inmediato y vivencial.  
La segunda línea receptiva utiliza la energía precisa para agarrar un ritmo definido y constante, con mucha dulzura. Silenciosamente el sujeto desarrolla un sistema, una rutina alimentada y mantenida por la costumbre en el hexagrama 32.
La tercera línea fuerte disipa su fuerza y se sujeta a las circunstancias, se descuida y cae a merced de la dificultad. En los textos se habla de indolencia, de no tomar el peso correspondiente a la situación, que en el 16 se desata sin que podamos hacer mucho al respecto.
La cuarta línea fuerte se somete a las circunstancias con escrupulosidad y diligencia, sencillamente encuentra su camino si logra disciplinarse en lo pequeño. Al avanzar el sujeto lo hace con modestia, llegando al hexagrama 15
La quinta línea ligera logra abrir su percepción y dar con la clave a través de su receptividad que le permite resolver la situación a partir de factores inesperados que ingresan libremente anunciados por el hexagrama 31.
La sexta línea débil se excede en su volar y es atrapada irremediablemente por un tiempo, pierde su refugio y se ve obligada a andar a la deriva sin descanso. Un viaje particularmente espinudo de crecimiento espiritual a través de una serie de incomodidades que aparecen fruto de nuestra propia impaciencia, representado por el hexagrama 56. Esto es lo que sucede cuando forzamos las cosas en momentos en los que no tenemos la fuerza necesaria.
Nuevamente podemos comprobar cómo el i ching se resiste a someterse a las categorías binarias como “es un hexagrama positivo” o “es un hexagrama negativo”. Lo positivo y lo negativo derivan de las viejas fórmulas y se someten inexorablemente a nuestros puntos de vista. Cada línea es una predisposición, que está presente en nuestro caminar, y el i ching nos permite observarla, desnudarla, interiorizarla y decidir en consciencia ¿Seguimos la tendencia o nos detenemos y no provocamos ese cambio? ¿Es necesario que experimentemos esa situación o podemos evitarla? El sujeto de la línea 4 del hexagrama 43 “Abrirse paso” se hace consciente de su propio mecanismo de pensamiento y descubre que ni aún sabiendo que no es necesario va a dejar de enredarse y tiene que caer en el abismo para de una vez por todas comprenderlo.

jueves, 28 de septiembre de 2017

El hexagrama 23 y nuestra resistencia a los cambios

Quienes nos acercamos a estudiar y utilizar sistemas arquetípicos como el i ching y el tarot desde nuestra cultura occidental a menudo manifestamos la tendencia a atribuir una escala de valores. Nos interesa ante todo si el mensaje que recibimos es positivo o negativo, si podremos conseguir o no nuestro deseo, si la sentencia es favorable o desfavorable. Los textos antiguos utilizan expresiones como "buena fortuna" "mala fortuna" y otras que entregan orientaciones generales al respecto que suelen tendenciar nuestras interpretaciones. Hay hexagramas que celebramos, otros que simplemente nos aterran. Hoy me referiré a uno de ellos: La Disgregación.

Pedazos de nuestro ser que son independientes y cuya voluntad tarde o temprano se manifiesta y derrumba nuestra estabilidad.


Ya el nombre nos trae asociaciones terribles. Se trata, literalmente de hacerse astillas. La energía oscura representada por las cinco líneas yin que ascienden a través de los distintos puestos se encuentra a punto de derribar a la única línea firme que permanece en esta situación. El dictamen advierte: no es propicio ir a ninguna parte. Detengámonos ahí.

El libro de las mutaciones habla de la interacción y la alternancia entre las energías fundamentales: yin y yang. Ambas son indispensables para la vida y el curso al menos de nuestro planeta, el hecho de separarlas obedece más a una reducción metodológica  y espacio/temporal que a una oposición dialéctica y tajante. Decimos entonces que la energía yin es receptiva, inmóvil y, por el contrario, la energía yang es creativa, móvil. Se trata de cualidades, comportamientos de una misma energía que alterna entre estas dos polaridades con distinta intensidad, conformando una multiplicidad de ritmos que podemos observar y medir y que no obstante en ocasiones se apartan de la norma.

Cuando se nos recomienza "no es propicio ir a ninguna parte" no se trata de que no podamos, o debamos movernos por alguna clase de imperativo categórico. No nos movemos porque no es momento de moverse, porque lo que se está moviendo es nuestro interior, que se está resquebrajando por dentro.

Sin embargo, como sabemo que la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma, esta disgregación puede equipararse a aquello que ocurre cuando los diversos elementos que constituyen nuestro yo aparecen y exigen su derecho a existir, rebelándose contra esta dictadura de un yo estable y coherente que se ha vuelto opresor y tiránico, que allá arriba ha perdido su contacto y su relación con los otros aspectos de si a los cuales ha tendido a reprimir. Este hexagrama puede leerse como la vocecita de nuestro yo consciente advirtiendo "este orden ya no funciona, deja que se destruya, no te aferres" y como el lado yang es predominante en nuestra cultura nos aterra el caos resultante de esta multitud de vocecitas demandantes.

Resulta muy curioso que pese a esta imagen los dos trigramas constitiuyentes sean la tierra y la montaña, elementos que pueden moverse, hundirse y resquebrajarse a lo largo de eras geológicas pero permanecen inalterables. No podemos reprimir eternamente aquello que esta dentro de nosotros, no nos queda otra que ordenarlo y acomodarlo constantemente de manera que los derrumbes y disgregaciones no sean bruscos. Por lo tanto, este hexagrama será tanto mas desastroso en la medida de qué tan rígidas sean nuestras construcciones e ideas sobre aquello que preguntamos.

Por eso la imagen aconseja: "así los hombres superiores pueden asegurar sus posiciones sólo con generosos donativos a los que están en posiciones inferiores". Este párrafo, atribuido a Confucio, suele confundirnos hasta que un día prestamos atención y nos damos cuenta: el hombre superior es aquel que se separa del pueblo para establecer parámetros de orden, pero no debe olvidar jamás de dónde viene, porque si lo olvida y se aísla cualquier realización que pueda conseguir se termina destruyendo y así ha sido a lo largo de toda la historia de la humanidad. Ocurre lo mismo cuando nuestro interior está lleno de tendencias reprimidas que se vuelven antagónicas: cuando por ejemplo descansamos nuestra seguridad y bienestar en otros, cuando el sentido del deber nos impulsa a anular aspectos de nuestro ser y tantas otras situaciones más.

Lo primero que se disgrega son las patas del catre: perdemos nuestra posición elevada, nuestro modo de vivir se desacredita ante los ojos del pueblo, de los "inferiores" que comienzan a perdernos el respeto. Volvemos a sentirnos a su nivel y mientras más insistamos en conservar nuestras prerrogativas más cierta es la posibilidad de recibir daños. La única salida es volver a adaptarnos a aquello que nos repugna, aprender a alimentarnos y nutrirnos de aquello que en un principio rechazamos, y así volvemos a recuperar nuestra tortuga mágica: nuestra capacidad de adaptación.

Cuando ya nos encontramos al nivel de los "inferiores" quedamos desprotegidos, a merced de sus demandas. Ellos ahora nos miran cara a cara y nos podemos dar cuenta que nuestros mecanismos de defensa son inútiles. Es momento de "hacernos los lesos" o más bien reconocer nuestra completa inexperiencia. Desaprender lo aprendido para poder integrar aquello que se requiere, como lo muestra el hexagrama 4 y poder volver a hacernos cargo de nuestros asuntos, tal vez no como querríamos, sino que como corresponde a nuestra nueva situación.

La tercera línea, a diferencia de las anteriores, es mucho más práctica y empática. Se adapta a su nueva situación sin esfuerzos y encuentra la paz en el silencio y la introspección en el hexagrama 52, el aquietamiento. La situación podría representarse como aquellos revolucionarios que tras ser derrotados encuentran asilo en un convento y sin embargo adentro no encuentran la paz pues en su interior continúa agitándose la arrogancia de sus convicciones que se rehúsan a abandonar.

La cuarta es la advertencia más rotunda, y que resulta más contradictoria al comprobar su mutación. Aquí ya no hay manera de evitar el daño, la fractura, la confrontación. Hemos sido muy rígidos, muy altaneros, tercos y obstinados, la turba nos lincha y pese a ello nos convertimos en mártires de la causa. Si aceptamos el daño como prueba de fe y lo transformamos en una medalla y logramos sobrevivir el progreso seguramente estará a la vuelta de la esquina. En el hexagrama 35, su linea 4 habla de las ratas acaparadoras. ¿Qué otra cosa podemos admirar de las ratas sino su capacidad de supervivencia?

En las dos últimas líneas el sentido del hexagrama cambia. La quinta línea habla de matriarcado, de un cardumen. La revolución ha triunfado, las masas victoriosas y alegres dejan atrás la rabia y disfrutan de su esperado momento de plenitud. Nuestro ego se disgrega, y finalmente se establece el diálogo. Prima la sabiduría, priman los acuerdos, se establece una transición ordenada y recuperamos el orden en la contemplación sabia de quien se conoce a sí mismo, reconociendo cada aspecto de sí y obrando en consecuencia en el hexagrama 20.

Finalmente el hombre terco, el sabio, aquél en las alturas, las cualidades más luminosas y grandes de aquella personalidad que debe destruirse se enfrenta a a la encrucijada de abandonarse a sí mismo, a aquellos triunmfos morales, a todo el legado y el trabajo que luchó años por construir. Es hora de construir otra cosa, porque hay un fruto que aún no ha sido comido y que florecerá a su debido tiempo. Reconocer esta situación implica una tremenda grandeza de espíritu. Renunciar, asumir que ya no se puede resistir más, que es inútil, que se perdió equivale a conseguir el coche, Pretender mantenerse es equivalente a la autodestrucción. No fue el destino adverso, sino simplemente la tozudez.




domingo, 3 de septiembre de 2017

La obstinación y sus matices: el hexagrama 28



A menudo encuentro publicaciones o comentarios a publicaciones donde se discute cuál es el significado correcto de tal o cual hexagrama o qué hexagrama se utiliza para denominar un concepto determinado. Yo adscribo a la opinión de que cada hexagrama es una metáfora que puede adecuarse a casi cualquier situación o posibilidad interpretativa cuyo objetivo principal es entregar elementos de reflexión frente a algún asunto que nos preocupa. Establecer la correspondencia entre pregunta y respuesta  es el recurso que nos permite vincularlas en una explicación constructiva que ayude al consultante a transitar por ese asunto.
El hexagrama 28 “La preponderancia de lo grande” muestra la imagen de un humedal, un ecosistema de transición entre los continentes y las playas que se convierte en refugio de gran cantidad de juncos y líquenes que a su vez albergan los nidos de cientos de especies de aves, muchas de las cuales recorren miles de kilómetros desplazándose de humedal en humedal durante sus procesos migratorios periódicos. Abajo el agua pantanosa (dui, lo alegre) y arriba los juncos que dentro de ella crecen y proliferan (sun, lo suave) Es lo que ocurre cuando eso que nosotros creemos "correcto" deja de serlo, y nos muestra una forma de deshacernos de ello para construir una nueva visión, y también aquellas que nos pueden ayudar a mantenernos aferrados si es lo que deseamos. Porque no deja de tratarse de una opción personal. 
Ellos, los muñecos, persisten en aferrarse a la vida prestada que la artista les entrega.

Los chinos vieron en esa metáfora la imagen de un ataúd, un objeto que sirve como vehículo de transición entre la vida y la muerte, construido precisamente de madera (sun)  que en este caso ha sido arrastrado hacia el humedal (dui) donde tanto el ataúd como el cuerpo se descomponen y permiten alimentar otras vidas. El humedal está lleno de desechos orgánicos que nutren a las plantas y son el medio de reproducción de miles de microorganismos y algas que sirven de alimento a toda clase de insectos, aves, anfibios y criaturas marinas.  
La idea implícita es la de transición. La necesidad de pasar a otra cosa, a otro estado, porque la viga se dobla, porque los cimientos no están firmes. Suele referirse a situaciones estresantes, opresivas, que exigen ser confrontadas porque uno ya no es capaz de pasarlas por alto, porque ya alcanzaron cierto límite. Hay mucha energía ahí, puede que demasiada. Se trata de momentos extraordinarios, y toda la información contenida en las líneas nos sugiere distintas maneras de enfrentar la transición, aprovechar la energía para dirigirnos en pos de algún objetivo o bien dejar que nos desborde y nos enseñe la lección que nos toca aprender.
Por supuesto, antes de que sobrevenga el desborde siempre puede evitarse si uno es extraordinariamente cuidadoso en los detalles. Los juncos necesitan raíces blandas que puedan adentrarse en la tierra seca y firme que está debajo del pantano. La primera línea yin, débil y flexible, se vuelve crucial para permitir que el junco permanezca en su lugar y pueda resistir las crecidas e inundaciones periódicas representadas en el hexagrama 43, el desbordamiento, que a su vez alude al pie descuidado que se hunde en el fango. Los juncos sostienen el humedal, por eso los chinos mediante la observación de este fenómeno ponían una pila de juncos debajo de los ataúdes para afirmar la viga maestra que también representa el hexagrama.
Luego la segunda línea, cuyo texto está cargado del sesgo machista de la china imperial, nos incita a la unión, a establecer vínculos. “Un álamo seco genera un retoño”. Hasta ahí bien. Puede tomarse como una referencia literal a los nutrientes generados por un cadáver que pueden ser reabsorbidos y servir para alimentar una nueva vida, siguiendo con la cadena alimenticia. “Un venerable desposa a una joven, buena fortuna”. Aquí se valora la posible fertilidad de dicho anciano. Bajo el contexto general del hexagrama, puede aludir, entre otras imágenes, a la reactivación de un proceso mediante un suceso inesperado. El hecho de que esta segunda línea, caprichosa, dirija la situación hacia el hexagrama 31 “La influencia” sugiere que la misma energía que hizo caer a ese álamo viejo ofrece la posibilidad de renovación, de un cambio de vida.  
La tercera línea, por el contrario, está más cerca del agua, a menor profundidad y por tanto cede, siendo arrastrada por la corriente, algo muy común en los momentos de crisis. “Peligro” advierte el i ching. La viga se rompe, no logra sostenerse porque no estaba bien firme y bastó la crecida para denunciar la fragilidad de la situación. Hay una terquedad ahí, una dureza que en vista de las circunstancias aparece como una debilidad y puede traer consecuencias no deseadas.
La cuarta línea estaba mejor afirmada y por tanto logra mantenerse en su sitio a duras penas. “No aflojar” traduce Ritsema. Aún podría romperse si la presión es excesiva. Es una advertencia: lograste superar la tormenta, pero no abuses. “Si hay segundas intenciones, es humillante” advierte Wilhelm en su traducción.  Aquí el sujeto reconsidera y logra dejar atrás la terquedad, domina su impulsividad y hace suya la idea del hexagrama de no desanimarse cuando es necesario renunciar al mundo, al punto de vista que uno hasta el momento ha alimentado.
La quinta, por su parte, hace notar el machismo de la época en su contraste con la segunda. Aquí el álamo da flores, no sólo un brote. Las flores son bellas, pero de vida breve. Una mujer vieja (venerable, para Ritsema) encuentra un marido más joven. La mujer ya no es fértil, no dará hijos al joven pero sí puede entregarle refinados placeres. “No hay mácula, no hay elogio” dice el texto. Aquí la interpretación es absolutamente subjetiva, sobre todo si tomamos en cuenta que su mutación nos lleva directo al 32, a  un esquema en constante y continua renovación. Aquí no se produce directamente una vida nueva, sino en forma indirecta a través de las semillas que soltarán las flores y desde el pragmatismo de los comentaristas del i ching esta opción  pareciese ser menos deseable.  
La sexta línea débil representa el agua al desbordarse. “Del excesivo vadear el peligro, sin falta”. El peligro radica en ahogarse, quedando hundido per sécula durante este momento de exceso porque no logró adaptarse a la situación y se mantuvo en su postura firme e inalterable. Consuelo de tercos que al verse superados por las circunstancias se aferran a su capacidad de persistencia aunque las consecuencias pudiesen perjudicarles. Las consecuencias desfavorables vienen desde el hecho de aferrarse a un dogma, a diferencia de la línea 3, que es simplemente caprichosa y obstinada. Por eso “no hay mácula”. Esta es la línea que representa a los mártires, aquellos que se sacrifican a sí mismos en pos de un interés superior.  

sábado, 26 de agosto de 2017

El no saber y el hexagrama 3 "Las Dificultades del comienzo"



El hexagrama Nº 3 del Libro de las Mutaciones, al menos de acuerdo al orden tradicional que ha llegado a nuestras manos, se hace llamar Las Dificultades del comienzo. Los dos hermanos mayores: trueno abajo, impetuoso  y determinado a subir al cielo, y arriba agua, cayendo decididamente hacia la tierra. Dos movimientos poderosos enfrentándose cara a cara en el primer encuentro de las energías mezcladas de los trigramas, tal y como las percibimos en nuestra cotidianeidad.
Un tallo de hierba creciendo en medio de la lluvia, abriéndose paso en medio de la tierra, el trigrama nuclear inferior, que debe atravesar grandes alturas, como lo indica el trigrama nuclear superior montaña. El tercer hermano, silencioso y apacible, mediando entre estos dos hermanos de energías potentes que se encuentran por primera vez en el mundo.


La claridad suele estar detrás de la tormenta, si logramos resistirla.

Un llamado espiritual que atraviesa el abismo. Todos los asuntos parecen confusos, la información contradictoria y es difícil saber qué rumbo tomarán los asuntos. No sabemos, nos acercamos al i ching porque quisiéramos saber, despejar los enigmas como buenos buscadores de la verdad, entrenados en los caminos del dragón, y como de costumbre, su respuesta nos confunde: no hay claridad, es un momento oscuro, y los momentos oscuros suelen desconcertarnos.
No aceptamos no saber, desconocemos cualquier tabú y no entendemos la necesidad de tantas civilizaciones de esconder cosas, de oscurecer otras y negar la racionalidad por medio de actos que nos parecen bárbaros y sin sentido desde nuestra educación y valores.
Aquí el i ching parece decirnos “no es momento de saber, simplemente atraviesa la tormenta, ya irás enterándote en el camino”. En el blog del abate soderini Marta Ortiz establece la analogía con la intuición, ese rayo fulminante que atraviesa la conciencia y nos insta a actuar, a oscuras.
La promesa es el éxito supremo, según la traducción de Wilhelm. “Cosechante prueba” aparece en Ritsema, similar a los hexagramas precedentes, ni más ni menos que el Cielo y la Tierra. La condición es no emprender nada, sino designar ayudantes. En síntesis no correr sin más en pos de lo deseado, porque su naturaleza aún no está clara. Nos toca aprender, nos toca buscar ayuda y estar preparados, porque no sabemos, Acá el peligro pareciese estar en saber, porque estamos siendo guiados, arrastrados por una voluntad superior y si nuestra voluntad interfiere es posible que se produzcan distorsiones. Le hacemos el quite a las dificultades y tendemos hacia una vida sin sobresaltos, a una zona de confort que una vez conseguida inexplicablemente termina por inquietarnos.
Al principio nos llega la cosa sin forma, sin dirección y sin indicaciones. La primera línea yang, impetuosa, precipitada. “Columna de piedra” traduce Ritsema. Wilhelm habla de refrenación y ambos rescatan la idea de buscar ayuda para sortear las dificultades que están recién asomándose. Su mutación nos lleva al hexagrama 8, la solidaridad con los hombres. El sujeto de esta línea es inexperto, está solo y necesita ayuda, necesita un centro de gravedad que lo inspire. Es alguien que siente el llamado de lo colectivo.
El trabajo es largo. Diez años, informa el texto, pero es una metáfora que indica un ciclo de dificultades. El caballo y el coche que se separan expresan desavenencias de opinión, tendencias contrarias y divergentes que deben pasar un tiempo de antagonismo hasta que logren encontrarse. Al mutar esta línea y sólo esta línea llegamos al hexagrama 60, La Limitación, que nos lleva al gran dilema de cómo establecer límites conscientes a la propia naturaleza. Aceptar la disparidad y el conflicto sin hacer nada para zanjarlo, dejar que las cosas pasen y luego aprovechar la oportunidad de resolverlo.
En cambio la tercera pierde su rumbo. Busca donde no hay, se afana inútilmente al no aceptar la dificultad. Avanza sola y así se pierde, y no encuentra lo que busca. “No hay cautela” y se enreda. Aparece entonces el hexagrama 63 “Después de la consumación” donde se afana en mantener el orden, en castigar al país del demonio durante 3 años empantanado a su suerte, abriéndose paso dificultosamente pese a obtener la claridad que buscaba. Ciertamente a partir de su falta de precaución se terminó enredando en un asunto complicado y difícil de resolver.
Las líneas superiores ya están de lleno en las dificultades. No obstante la cuarta es un respiro en medio de la tormenta, es la ayuda prometida en la primera línea. A diferencia de lo indicado por la segunda, acá la ayuda que nos refrena nos fortalece y nos templa, no es difícil reconocerla y no nos cuesta dejarnos conducir a menos que el orgullo de pensar que nosotros mismos fuimos quienes condujimos la situación y así tratar de tomar ventaja de ésta.
La quinta es una de las más crípticas: “Dificultades al dar la bendición” advierte el texto. Acá, a diferencia de las anteriores, se trata de una línea fuerte, el centro de la tempestad, el ojo del peligro. Se trata de permanecer sumamente cauteloso ante la información que recibimos del medio, tratando de abrirse paso silenciosamente, sin hacerse notar, con pequeña perseverancia. De lo contrario podría haber una desgracia, un revés, un sinsabor. Más nos conviene regresar a la luz, a la aceptación del misterio que nutre lo creativo en su ascenso.
Finalmente la sexta avanza más allá de la dificultad y en ello se agota inútilmente. Lágrimas de sangre se derraman. Las lágrimas ayudan a liberar el orgullo y el egoísmo del que fuimos presos. Esta línea es una indicación clarísima: no era por ahí por donde empujamos, y nos duele el resultado. El aferrarnos a nuestro ego sólo terminará enredando más las cosas, como nos advierte su reflejo al mutar en el hexagrama 42 “El Aumento”. No debemos quedarnos ahí, si podemos aprender de los errores y volver a intentarlo por otro lado.
Aceptar el no saber y confiar que la incertidumbre es parte de la experiencia de la vida nos otorgará ese éxito prometido a partir de la ayuda que se nos pondrá en el camino. Un camino muy distinto al del héroe impetuoso que no cuenta más que con su determinación, como en las películas de Hollywood. El Libro de los Cambios advierte repetidas veces contra la obstinación y suele recomendar dejarnos llevar y actuar sólo cuando la situación lo exige, por eso suele ser un tanto incómodo y confuso para nuestra cultura acostumbrada a prevalecer a toda costa, aún si necesita arrasar todo el planeta para ello.

miércoles, 2 de agosto de 2017

Las espinosas verdades y la Verdad Interior

Me gustaría partir este artículo aclarando que lo expuesto en su interior no es ni más ni menos que un punto de vista personal construido a partir de una interpretación de un hexagrama del libro de las Mutaciones chino junto con algunas lecturas dispersas. Esta formaa  de escribir no la inventé yo y entre sus ilustres cultores se encuentra el extinto y prolífico realizador chileno Raúl Ruiz quien construyó su obra a partir de lúcidas divagaciones, muchas veces sin una conexión lógica lo cual permite hacer brotar analogías como agua de manantial si eliges dejarte llevar por dicho flujo.

Y es que mi intención es referirme al concepto de "Verdad" el cual se encuentra experimentando una aguda crisis en esta época llena de conflictos multiplicados exponencialmente hasta el infinito.

La verdad de una obra de arte suele ser incomunicable en términos objetivos, pero ahí está disponible para quien sea capaz de percibirla.


Hace 5 mil años la cultura china desarrolló, a partir de minuciosas observaciones de los fenómenos naturales el I Ching o Libro de las Mutaciones donde, haciendo uso de la analogía, traslada los ciclos naturales reflejados en las estaciones del año a toda clase de niveles y situaciones. Este sistema, como ya saben muchos que siguen este blog, consta de 64 hexagramas que en términos sencillos muestran las relaciones entre dos fuerzas complementarias y sus implicancias.

Uno de estos hexagramas es el 61, Dshung Fu o, como comúnmente se ha traducido, como la verdad INTERIOR. El ideograma muestra la garra de un pájaro incubando un huevo. A lo largo de sus seis líneas las líneas fuertes al exterior y al interior dejan un hueco vacío en las dos líneas del medio. Sus dos trigramas constituyentes son el Lago y el Viento. Lo alegre abajo, que representa la energía apaciguadora del otoño cuando el año comienza su reposo y suele estar asociada al placer, a la seducción, al compartir y encontrarse. El viento arriba, por su parte, representa la brisa primaveral que esparce las semillas que se hundirán en el suelo y germinarán durante el próximo ciclo. También habla de un carácter suave, silencioso, sutil pero inquisidor, profundo en su mirada.

Los trigramas nucleares, a su vez, forman los trigramas trueno y montaña. Trueno, que representa la renovación de energías del año que comienza y muestra un carácter impetuoso y decidido, y Montaña que es el último remanso del año que se acaba, el lugar de santuario y paz donde todo movimiento se acalla.

Dejémonos llevar simplemente por la poesía de las imágenes. Aparece la idea de incubación, de protección, de un ambiente seguro y acogedor que permite que la vida se despierte y se desarrolle. Una verdad necesita INCUBARSE en un ambiente propicio, colectivo, donde los distintos miembros de la comunidad acuerden honrarla y transmitirle cierto peso. Siguiendo la sugestión tenemos que la verdad es un PRODUCTO cultural que logra extenderse y diseminarse en la medida que sea alimentada y esitimulada en un ambiente propicio, que puede ser un grupo determinado de personas, una tribu, una cultura, una civilización, una religión, una filosofía, un teorema científico, un dogma.

Es fácil comprender que no existe una sola cultura en la tierra. La diversidad, más allá de las distintas opiniones al respecto, es un hecho incuestionable con el cual debemos convivir y lo hacemos con mayores o menores niveles de apertura y aceptación.
 
La primera línea nos muestra el primer escalón de aquello que consideramos como verdad. Hay verdades que son convenientes a algún grupo y sus intereses particulares y pueden ser utilizadas para afirmar un poder. Por eso advierte "estar preparado trae buena fortuna, cuando hay segunda intención ES INQUIETANTE". El i ching no valora dicha posibilidad, como en otros hexagramas y líneas, simplemente la muestra. El ego y la verdad son una mezcla potencialmente peligrosa en términos de comunicación y por esto al mutar esta línea el agua se convierte en un torrente que finalmente nos lleva al mar, a la conciencia colectiva cuyo sendero está ilustrado en el hexagrama 59, la Dispersión.

La segunda línea es más amable en su seducción. Aparece descrito como el llamado que la grulla hace a sus polluelos, un llamado irresistible que sobrepasa las barreras de lo racional y obedece a afinidades inclasificables. Es el poder invisible e irracional de toda verdad al revelarse e impulsarnos a mejorar en el hexagrama 42, el Aumento. Es esa fuerza irresistible que nos impulsa a agruparnos de la cual la mente racional tanto desconfía por sus posibles nefastas consecuencias. Si ambas líneas cambian nos encpontramos con la sabiduría del hexagrama 20, la Contemplación, donde desde lo Alto (entendido como el lugar que nos otorga una perspectiva más amplia) el sabio se muestra como eje mplo y puede observar la vida del pueblo sin implicarse en sus recovecos.

Al medio, las dos lineas yin representan al hombre en su relación con las verdades, o cómo éstas lo afectan. Bien ocurre que nos refugiemos en ellas para evitar la angustia de la soledad conduciéndolo a una voluntaria dependencia a las circunstancias imperantes donde el centro de gravedad está puesto en aquello que esperan los demás, esas verdades colectivas que parecen existir per se, aquellas dentro de las cuales fuimos educados desde niños como precisamente la idea de las verdades incuestionables y las cruzadas en pos de la verdad. Es el incómodo callejón del hexagrama 9 "La Fuerza Amansadora de lo pequeño" donde permanecemos a merced de instrumentos como la opinión pública y no nos queda otra que someternos a sus dictados que parecen ser los del "sentido común" a riesgo de ser condenados al ostracismo de no ser tomados en cuenta por el colectivo.

Por cierto existe la opción de apartarse de aquellas convenciones, renunciar a la aprobación democrática y emprender el difícil y espinoso camino de la búsqueda de sentido representado en el hexagrama 10, Sentar el Pie. Se trata de una senda personal, introspectiva, que paradójicamente busca romper las cadenas del ego.

Cuando ambas líneas cambian y el sujeto es capaz de comprender y adaptarse a las fluctuaciones públicas de la verdad para sobrevivir y al mismo tiempo mantiene la opción de iniciar una senda de descubrimiento interior, la energía creativa del yang puro se desploega en todo su esplendor y se adquiere la fuerza transformadora que, para bien o para mal, se convierte en el motor de nuestra sociedad orientada hacia el crecimiento ilimitado e indiscriminado. La senda del dragón.

Finalmente, las líneas superiores exponen las actitudes que surgen tras haber accedido o encontrado alguna de estas verdades. La quinta, la línea del soberano, expresa "Posee la verdad que entrelaza, sin mácula". La verdad no suele ser muy popular o necesitar de propaganda para vivirse porque suele tratarse de algo PERSONAL. La verdad se revela a través de las acciones que cada sujeto lleva a cabo de forma espontánea y son observables por el resto. Quien la posee no siente la necesidad de convencer a nadie, es más, a menudo resulta difícil siquiera acceder a ella sin antes estar dispuestos a sacrificar unas cuantas ideas y nociones preconcebidas, aquellos blancos y negros culturales que suelen encapsular nuestras percepciones del mundo y tanto cuesta sacárselos de encima. La verdad no promete recompensas, por el contrario, exige sinceridad y nos traslada al tiempo de la aminoración, tan incómodo de transitar, y tan valioso en cuanto al aprendizaje.

Por el contrario, cuando el énfasis está en el proselitismo de las verdades y soluciones mágicas, en la revelación de conspiraciones ocultas y la fuerza de las denuncias públicas esa estridencia del cacareo madrugador del visionario muchas veces causa el efecto contrario. Quien aspira a despertar al mundo con las verdades que predica a menudo causa sobre sí una tremenda frustraciòn y se atrae un destino funesto. En nuestra cultura son los héroes, incomprendidos en su consecuencia que terminan atrayendo sobre sí la tragedia de convertirse en mártires. ¿Por qué ocurre esto? Porque la verdad es interior, o hay nadie que pueda mostrárnosla, es algo que es preciso experimentar por nosotros mismos y nadie más. Los adelantados sólo pueden mostrarnos un camino, pero va en nosotros transitarlo y también podemos entenderlo al menos desde una dimensión más: podemos escuchar muchas verdades, incluso adoptarlas, pero no se extenderán hasta que las hagamos carne.