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Ellos no pueden luchar contra el fuego directamente, por eso esperan antes de intervenir |
Hoy nos referiremos al hexagrama número 6, cuyo nombre es "conflicto" y así aparece transversalmente en muchas versiones. El conflicto, en términos sencillos, es caracterizado a partir de la relación entre los trigramas agua abajo y cielo arriba. Arriba cielo no es capaz de observar las profundidades abismales del agua, apenas puede hacerse una idea de aquello que se agita en la superficie. Cielo no baja hasta entrar en el agua, mantiene la distancia. Agua se mantiene agitada abajo, inquieta, deseando convertirse en vapor para subir al cielo y desafiar a ese padre intransigente que se rehúsa a involucrarse porque apenas alcanza a obtener un reflejo que no le basta para comprender la situación.
Algo está pasando. "Eres sincero y te refrenan" dice el juicio. El agua desciende, la energía de lo creativo asciende. Claramente hay divergencias de opinión que empiezan a manifestarse, y domesticados como estamos por la cultura occidental empezamos a preguntarnos "¿Qué puedo hacer para enfrentar esta situación? Y ahí está el meollo del asunto.
Sabemos que estamos siendo sinceros pero algo ocurre que no logramos ser comprendidos, algo nos hace ruido, nos molesta y no sabemos por qué. "Una cuidadosa demora en el camino trae buena fortuna, llevar las cosas hasta el fin trae mala suerte" dice el texto. Porque actuar en base a lo que suponemos sin tener idea de lo que pasa es la forma más segura de atraernos el desastre.
Empezamos a entender que el conflicto muchas veces tiene que ver con las ideas que nos hacemos frente a las cosas que nos afectan: una diferencia de opinión, un conflicto entre el deber y el sentir, pensar y hacer. Este hexagrama tamb ién tiene una profunda dimensión interior y suele aparecer cuando distintos aspectos de nuestro ser chocan entre sí.
El trigrama inferior agua es impulsivo e impaciente, por lo tanto las líneas inferiores apuntan a controlar esta ansiedad e impulsividad que constituye la base del conflicto: ese querer avanzar a toda costa sin tomar en cuenta las señales.
La primera linea, por ejemplo, al estar afuera logra mantenerse relativamente al márgen del conflicto porque no está atada aún a posiciones dogmáticas muy sesgadas. Sabe que no sabe y no se desespera por saber, ya llegará su tiempo y mientras tanto va de un lado a otro aprendiendo de cada situación.
La segunda ya no logra sustraerse al conflicto, ya está implicada de lleno en él. Se trata de alguien impulsivo y rebelde, un temperamento fogoso y fanático a quién lo único que le queda es la prudencia de retirarse al reconocer que se trata de algo que está claramente más allá de sus fuerzas. "Trescientos hogares quedan libre de culpa" dice el texto. Cuando la línea muta nos lleva directo al hexagrama 12, el estancamiento, donde cielo y tierra no se comunican y nos encontramos aislados, pero mucho más tranquilos que enfrentándonos a nudos ciegos o desafíos imposibles.
Para la tercera no hay caso, le tocó enfrentar el conflicto y para ello el texto entrega indicaciones precisas. Advierte sobre echar mano a las virtudes y no caer en las trampas del ego que busca imponerse, porque algo poderoso y misterioso que no es preciso menospreciar vendrá a su encuentro a partir del temple que demuestre. En esta línea la influencia del trigrama nuclear superior Sun es crucial y nos invita a escudriñar en nuestra historia para extraer de ella la clave para resolver.
Las líneas de arriba, del trigrama cielo, invitan a una mirada comprensiva, desapegada acerca del conflicto y son las que establecen puentes para la solución, a excepción de la sexta. Son líneas poderosas, resueltas.
La cuarta, que resuena con la primera, podría darse el lujo de ser arrogante y resolver el conflicto a su favor. No obstante, este personaje posee una cualidad muy valiosa que es la empatía y esta cualidad lo lleva a mantenerse tranquilo y perseverante con el fin de atravesar los muros de la incomprensión.
La quinta, que en este caso es el regente, se constituye en mediadora del conflicto con todas sus letras. "Luchar frente a él trae buena fortuna" y describe la capacidad de dejar de lado nuestros puntos de vista particulares en pos de conseguir un entendimiento y establecer puentes de comunicaciòn genuinos. A veces se trata simplemente de recordar qué propósito nos llevó a este momento de conflicto y aceptar que, en muchas ocasiones, aquello que nos conflictúa es una oportunidad para crecer y desarrollarnos.
Sin embargo, la trampa en todo el hexagrama, y en especial en esta línea es el ego de querer "ganar" y resolver el conflicto sin haber aprendido nada de él. Esta línea nos recuerda que es posible hacerlo, incluso podemos ganar y conseguir imponer nuestro punto de vista sin esfuerzo, pero adonde aquello nos lleva es a la perpetua repetición del conflicto y a la peligrosa desazón que amenaza con hundirnos del todo.
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